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Las Microempresas y Latinoamérica


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2013  •  Tesis  •  3.505 Palabras (15 Páginas)  •  194 Visitas

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basadas en la confianza reciproca y en la complementariedad de funciones. Este nivel lo identificamos como un «sistema local de desarrollo».

Este nivel considera a grupos pequeños de individuos que se identifican de acuerdo a sus intereses, historia y afinidades como un grupo más amplio y que participan compartiendo conocimientos muy diversos que es preciso integrar para los propósitos del grupo.

Un sistema local de desarrollo (SLD) logra generar procesos interactivos, que son los que establecen los cambios de abajo hacia arriba; por tanto le permite partir de las exigencias de conocimiento de un determinado contexto y en consecuencia estar en condiciones de aprender. Mientras que los Gobiernos -al no existir este otro nivel- son orientados a definir los cambios de arriba hacia abajo, muchas veces descuidando o teniendo dificultades para identificar las exigencias de conocimiento que le permita a un grupo estar en condiciones de aprender y evolucionar.

Ambos niveles deben estar necesariamente interconectados, si bien se diferencian claramente entre sí. En la situación actual nos encontramos que existen países en los cuales existe un sólido nivel macro, pero con endebles relaciones con los sistemas locales de desarrollo, en el caso donde estos existen. La realidad para los países en vías de desarrollo nos indica que el nivel micro es muy débil o inexistente y que en caso de existir su interconexión con el nivel macro es prácticamente inexistente. Será justamente el nivel tradicional institucional (Gobiernos) el responsable de crear las condiciones que permitan favorecer el desarrollo de este otro nivel (SLD) y sus interconexiones.

Lo que termina sucediendo es que la institucionalidad existente o tradicional, fundamentalmente a un nivel macro, declara las orientaciones de la acción colectiva, pero por la inexistencia del otro nivel, o de canales de comunicación y compromisos colectivos, termina fallando justamente la capacidad de acción colectiva buscada.

Composición: Ramón Espinoza Guerrero

Fuente: Ricardo Bolaños / Pablo Valenti

Las Microempresas y Latinoamérica

Las microempresas no cuentan con los recursos financieros y tecnológicos con que cuentan las grandes empresas. Tampoco gozan del apoyo que necesitan por parte de los gobiernos, por lo que la brecha entre éstas y las grandes empresas cada día se hace más grandes.

La desorganización generalizada, falta de leyes antimonopólicas, el no cumplimiento de las leyes existentes y la corrupción como medio de conducta social, conlleva a que las posibles propuestas y soluciones no se implementen o simplemente sean ignoradas.

El primer elemento de gran importancia es la falta de creación de un marco epistemológico. El problema de marco conceptual al respecto tiene ya varias décadas.

Las microempresas se elevan a más del 50 por ciento de la población activa en la región. La mayoría de estas entidades comerciales se hayan operando ilegítimamente, más por necesidad y desconocimiento que por una intención predeterminada de mantenerse al margen de la ley.

En muchas ocasiones sus empleados y hasta sus propietarios viven muy por debajo de los niveles de pobreza. Por lo tanto estamos hablando de una sociedad microempresarial sin controles y asistencia gubernamental, y totalmente arrinconadas en un mundo en rápido proceso de cambios, y por qué no decirlo, condenadas al estancamiento y al fracaso.

Este porcentaje elevado significa que no tenemos ninguna oportunidad de desarrollarnos como país. El tiempo no perdona, las nuevas tecnologías y la vertiginosa globalización no permitirán que este alto segmento de las sociedades latinoamericanas pueda obtener un nivel de vida digno.

El empleado de una empresa de servicios eléctricos, que recibe un salario por su trabajo, es un empleado legitimo. Este individuo que realiza trabajos por su cuenta y recibe beneficios económicos directos sin que estos sean canalizados por la empresa empleadora, puede ser considerado un “microempresario”, independientemente de la discusión ética de si lo hace durante o después de su jornada.

De una u otra forma hay quienes podemos considerar que dicho señor esta defraudando a la empresa en la cual esta empleado. Él “tiene un negocio dentro de otro negocio”. Lo consideramos así porque en numerosos casos usa materiales y contactos de la empresa empleadora.

Esta situación es común en todas partes. La gran diferencia consiste en que en los países industrializados el porcentaje es mínimo, en comparación con la realidad en nuestros países latinoamericanos. Existen muchas maneras de mantener esta problemática en “Check” (observación).

Sin abordar seriamente el tema de las microempresas, Latinoamérica permanece estancada como bloque regional, retrazando cada día más su proceso de desarrollo y crecimiento. Los abismales desequilibrios entre los salarios y el estándar de vida moderno, causa preocupación.

Con los hechos acontecidos recientemente en Argentina, muchos funcionarios justifican sus puestos de trabajo señalando que su país no tiene una elevada deuda externa y que el déficit fiscal no es alarmante. Estos indicadores no son suficientes para garantizar una economía saludable. Es propicio mencionar que una elevada deuda externa o un alto déficit fiscal no implica que un país tenga una condición de fragilidad económica o social. Un buen ejemplo de esto es el déficit fiscal de los EE.UU. Se puede decir que los EE.UU., desde el punto de vista contable, “están quebrados” y “viven quebrados” desde hace décadas por su déficit fiscal, que se incrementa año a año.

Otros indicadores -como el crecimiento de la tasa de analfabetismo, incremento de la deserción escolar, aumento de enfermedades, carencia de estructuras saláriales equitativas, seguridad social, infraestructura productiva, etc.-, son los indicadores reales y tangibles que miden y permiten un digno nivel de vida.

Microempresas y Políticas Gubernamentales

Las microempresas son las que fundamentalmente marcan la diferencia entre las naciones del norte y del sur, no sus grandes empresas. Son las que mejoran el nivel de vida de la población. Son el mayor potencial de las naciones para reducir la pobreza y la marginalidad.

Un gobierno que incentive con políticas nacionales el surgimiento de nuevas microempresas y el fortalecimiento estructural de las que ya existen, garantizan no sólo su éxito sino una notable mejora en la balanza comercial de su país. Se necesitan medidas concretas para reducir a la mínima expresión la mortandad de las empresas en el marco

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