Las Runas contra los Trolls
zero99Ensayo18 de Septiembre de 2011
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Las Runas contra los Trolls.
Sigrid, era un chico vikingo de 8 años, que quería recuperar el famoso tesoro robado por los Trolls. Su pueblo necesitaba comprar armas para defenderse de los monstruos y en el último invierno el ganado había perdido mucho peso. No darían suficiente dinero por aquellas ovejas en el mercado.
Según la leyenda, el tesoro se hallaba escondido en el árbol sagrado del bosque de Vasthrudz, el más temido troll de la Tierra Penumbra.
El pueblo poseía desde hacía tiempo un mapa con la ubicación del tesoro, pero nadie se había atrevido a buscarlo por temor a Vasthrudz.
Así que Sigrid tomó el mapa, sin que nadie del pueblo se enterara, y salió hacía la Tierra Penumbra con su amiga Vingra, una perra-loba que había encontrado cuanto todavía tenía los ojos cerrados y que cuidaba como a la hermana que no tenía.
A punto de ponerse el sol, llegó a una colina, desde donde se divisaba el bosque de Vasthrudz, y se sentó a descansar. Pensó que aquel sería un buen sitio para acampar, pues la Tierra Penumbra se volvía más tenebrosa durante la noche.
Buscó un escondrijo entre los arbustos, y sacó el mapa para orientarse.
Ya conocía los detalles del mapa, el sendero principal, el pantano, el claro de los giralunas, la montaña invertida, la cueva de Vasthrudz y el árbol sagrado. Siguió mirando el mapa con detenimiento y entonces descubrió que una esquina estaba un poco doblada, y al desdoblarla descubrió algo que nunca había visto.
Unas runas escritas con tinta dorada.
Mientras caía la noche y los rayos del sol desaparecían, se hacían cada vez más brillantes las runas del mapa. Pero Sigrid no había atendido en clases el día que su maestra explicó el significado de las runas nórdicas, de forma que no sabía leerlas.
Intentó recordar el sonido de cada runa, pero confundía muchas de ellas. Se maldijo por haber perdido el tiempo aquel día, y con los ojos rojos de tanto mirar y pensar, se quedó dormido.
Su amiga Vingra, estaba a su lado, cuidándole el sueño, hasta que se despertó sobresaltado. Había soñado con Odín, el dios de los Vikingos, que lo guiaba por el mundo. Comenzó en Midgar, le llevó después a Vanafeim y a Alfeim. Y finalizó en Asgard, el pueblo de Odín. Allí le enseñaron que sonido y cómo era cada runa nórdica, a escribirlas y a leerlas. Parecía que recordaba a las runas pero no se daba cuenta.
Entonces, al despertar, si que pudo leer las runas doradas del mapa (ya no tan doradas durante el día). Las runas decían un hechizo:
¡Conviértete en piedra y no hagas más daño!
quédate inmóvil con tu traje blanco
cómo si fueras una roca de antaño.
Todavía no sabía para que había que utilizarlas, pero entonces, oyó un rugido.
Llegó corriendo con su amiga y encontró un troll tostado por el sol, pues estas criaturas monstruosas se tuestan con la luz del sol y se convierten en piedra. Sintió un temblor, era la estatua.
Los trolls cuando son ancianos y se tuestan explotan. Pero que pena, aquel no era Vasthrudz.
Estaba muy cansado y sediento. Vió un charco de agua y bebió de ella. Mientras bebía escuchó unas voces extrañas, eran las animales del bosque. Parecía que hablaban.
El agua no era tal, sino vómito de troll y esto le permitía hablar con los animales.
A su amiga Vingra le preguntó que significaba el hechizo, pero ella tampoco lo sabía. Y entonces sintió hambre y buscó frutas para cenar, en un árbol alto. Intentó cazar un águila, pero casi se desmaya cuando el ave le gritó:
- ¡ No me mates por favor.. que tengo tres picos que alimentar..!
- Te perdonaré la vida, pero ayúdame a llegar a la cueva de Vasthrudz, que no sé orientarme bien.
El águila, aceptó, pero antes, fue a dar de comer a sus hijitos
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