Las primeras noticias de esta especie se tienen a través de estudios arqueológicos que nos indican su presencia en Méjico hacia el año 8000 antes de Cristo y en Perú hacia el 30004000 antes de Cristo
samuel7991Trabajo14 de Diciembre de 2015
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Maduración del aguacate
1. Origen y taxonomía del aguacate:
Las primeras noticias de esta especie se tienen a través de estudios arqueológicos que nos indican su presencia en Méjico hacia el año 8000 antes de Cristo y en Perú hacia el 30004000 antes de Cristo. Su área de origen no es conocida con precisión dada la existencia de varias poblaciones silvestres, pero se considera como tal la región comprendida entre el Sur de Méjico y Colombia, a lo largo de América Central (Galán, 1990). Los primeros pobladores de América Central y del Sur probablemente domesticaron al aguacate al descubrir su exquisito sabor (Téliz, 2000).
En la época precolombina, el aguacate se cultiva en Méjico y América Central, donde recibía el nombre de ‘ahuacatl’ que los españoles más tarde convirtieron en aguacate; su cultivo se extendió por las faldas de la cordillera andina hasta Perú, donde será llamado ‘Palta’ (Ibar, 1986). El primer documento escrito en América y que trata sobre el aguacate es el de Martín Fernández de Enciso (Suma de Geografía, publicado en 1519 en Sevilla, España) quien lo encontró y probó en el pueblo de Yaharo, cerca de Santa Marta en Colombia. Refiriéndose al fruto afirma que: ‘…se parece a una naranja y cuando se parte para comerlo es de color amarillo: lo que hay dentro es como mantequilla, tiene un sabor delicioso y deja un gusto tan blando y tan bueno que es algo maravilloso’ (Calabrese, 1992; Téliz, 2000). Este documento y otros posteriores, revisados por Popenoe (1963), evidencian que los conquistadores españoles encontraron el aguacate cultivado desde Méjico hasta Perú (Popenoe, 1963; Téliz, 2000). Después de la conquista, los españoles llevaron el aguacate a España en 1600 y posteriormente comenzó su distribución a nivel mundial (Téliz, 2000).
La escasa viabilidad de la semilla de aguacate, junto a la escasa tolerancia de las variedades de aguacate a climas más fríos de los de su zona de origen, son sin duda, las principales causas de la lenta difusión de esta especie en el mundo (Popenoe, 1963; Galán, 1990). Ciñéndonos en particular al subtrópico, aunque se cita la existencia de aguacates de la raza mejicana en 1601 en un jardín de Valencia (Popenoe, 1963, citando a Clusius, 1601), no se reporta su presencia en Canarias hasta el siglo XIX, siglo en el que también fue introducido en Australia, California y Argelia (Galán, 1990). El aguacate no parece haber alcanzado otras regiones subtropicales como Sudáfrica o Israel hasta el siglo XX, y de hecho, el desarrollo del cultivo comercial no se produce hasta la segunda mitad de este siglo (Galán, 1990).
La clasificación botánica del aguacate ha presentado algunas controversias, reconociéndose una, dos o tres especies según los diversos autores. Actualmente se acepta por la mayoría que los aguacates pueden agruparse bajo una sola especie: Persea americana Mill.
(Galán, 1990; Calabrese, 1992).
El aguacate, Persea americana Mill., pertenece al orden Laurales, familia Lauraceae, que comprende más de 40 géneros esparcidos por varios continentes, con unas 1000 especies. Además del aguacate, sólo otro género el Beilschmiedia, con la especie B. anay (Blake) Kosten y B. ovalis producen frutos comestibles en el norte de América (Calabrese, 1992). El género Persea, incluye más de 50 especies diseminadas por gran parte del territorio tropical americano y a él pertenecen el aguacate silvestre y el cultivado. Como se ha mencionado anteriormente, en las últimas décadas, ha existido una gran controversia entre especialistas, cuando se trataba de expresar en términos taxonómicos las diferencias entre aguacates. Actualmente, para la mayoría de especialistas, los aguacates se agrupan en una única especie Persea americana Mill. que incluye tres subespecies, variedades botánicas o razas: Persea americana var. drymifolia (raza mejicana), Persea americana var. americana (raza antillana), y Persea americana var. guatemalensis (raza guatemalteca) (Scora y Bergh, 1990; Calabrese, 1992). Los aguacates cultivados son, en su mayor parte, híbridos de las tres subespecies o razas anteriormente mencionadas y que se describen a continuación.
La raza mejicana (Persea americana var. drymifolia) es originaria del altiplano de Méjico (Fig. 8) y, debido a ello, es la más resistente a las bajas temperaturas (Calabrese, 1992). Los árboles son altos, de corteza delgada y con gran cantidad de lenticelas. Las hojas de color verde oscuro, son más pequeñas y puntiagudas que las de los otros grupos y poseen un característico olor a anís. La floración es más precoz que en las otras razas. El fruto es pequeño, con una gran semilla en su interior, piel lisa y delgada y de color verde o casi negro (Rodríguez, 1982; Calabrese, 1992). La pulpa del fruto es escasa, de alto contenido en aceite y de sabor ligeramente picante. Presenta cierta incompatibilidad a injertarse sobre patrones antillanos, es susceptible a suelos calcáreos y a la salinidad, y climas muy cálidos dificultan la maduración del fruto (Rodríguez, 1982).
La raza antillana (Persea americana var. americana) muy probablemente tuvo su origen en la costa del Pacífico de Centroamérica (Fig. 8), desde Guatemala hasta Costa Rica (Storey et al., 1986). Es poco resistente al frío, debido a que su hábitat natural es claramente tropical (Calabrese, 1992). Los árboles no son tan vigorosos como los de la raza mejicana, las hojas son de color verde claro, amarillento y la época de floración es posterior a la mejicana. El fruto es grande, la semilla suele separarse de la pulpa en madurez, la piel es lisa, brillante y de grosor medio y de color verde (Rodríguez, 1982; Calabrese, 1992). La pulpa del fruto es abundante, de bajo contenido en aceite y sabor de insípido a dulce. Esta raza es resistente al calcio y a la salinidad (Rodríguez, 1982).
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Figura 8: Posibles centros de origen de las tres razas de aguacate. Fuente: Scora y Bergh, 1990.
La raza guatemalteca (Persea americana var. guatemalensis) es originaria de regiones altas de Guatemala (Fig. 8) y su resistencia al frío es intermedia entre las anteriores razas (Storey et al., 1986). Los árboles son de gran tamaño, las hojas son anchas y largas y la época de floración es tardía. El fruto es de tamaño medio, semilla pequeña, de piel gruesa, dura y puede ser rugosa (Rodríguez, 1982; Calabrese, 1992). La pulpa del fruto es abundante, de alto contenido en aceite y sabor parecido al almendro. Desde el punto de vista comercial los aguacates guatemaltecos son considerados los mejores. Por último, esta raza es poco recomendada para su uso como patrón y tiene una marcada tendencia a la alternancia por su gran producción de frutos (Rodríguez, 1982).
La mayoría de las variedades comerciales de aguacate, se han obtenido por hibridación entre razas, presentando características intermedias entre sus parentales. Los cultivares más importantes en zonas subtropicales y templadas, por orden de maduración son: ‘Ettinger’, ‘Bacon’, ‘Fuerte’ y ‘Hass’ (Agustí, 2004).
2. Morfología y fisiología del aguacate:
El aguacate es una especie polimorfa y por ello, muchos caracteres como la dimensión de la hoja, el tamaño del fruto, la coloración de la piel, etc. son muy variables (Calabrese, 1992). Es un árbol vigoroso (Fig. 9), que puede alcanzar hasta los 20 m de altura, de hoja perenne, aunque algunos cultivares pierden casi todas sus hojas durante la floración (Agustí, 2004). El tronco es robusto, con una corteza suberosa, agrietada y de color pardo, y las ramas son vigorosas. El crecimiento anual se produce en flujos a partir de la yema apical de las ramas.
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Figura 9: Árbol, hojas y frutos de aguacate (Persea americana) cv. ‘Hass’. Fuente: Rosa Pérez de los Cobos
El sistema radical es superficial (≤ 50 cm de profundidad), de crecimiento horizontal y está formado por una raíz principal corta y débil, con numerosas ramificaciones secundarias, que carecen de pelos radicales visibles (Galán, 1990; Calabrese, 1992). En aguacate, el crecimiento de las raíces va a depender, entre otros factores, de las características del suelo donde se desarrolla, alcanzando un mayor desarrollo y profundidad en suelos arenosos y sueltos que en suelos de textura más fina (Calabrese, 1992).
Las hojas son alternas, pecioladas, simples, y de color verde oscuro, con la nervadura principal de color amarillo pálido (Fig. 9). La forma es variable entre oval-oblongas, elípticas, o aovadas y su ápice es más o menos agudo según la raza y la variedad. El tamaño de las hojas varía mucho, entre 5 a 40 cm de longitud y de 3 a 10 cm de anchura. El haz es brillante y glabro y el envés ligeramente pubescente. El peciolo tiene de longitud entre 1,5 a 3,5 cm (Calabrese, 1992).
Las flores del aguacate se agrupan en inflorescencias en panículas, situadas en posición terminal o subterminal en el último crecimiento vegetativo de las ramas (Agustí, 2004). El eje de la inflorescencia es grueso, cilíndrico y ligeramente achatado, de color verde amarillo, densamente pubescente y provisto de numerosas brácteas también pubescentes. Las flores del aguacate son hermafroditas y perfectas. Son de pequeño tamaño, ya que en el momento de la apertura suelen medir de 10 a 15 mm y tienen un pedúnculo corto y pubescente. Poseen un periantio formado por seis piezas, tres que semejan a pétalos y otras tres que hacen las funciones de sépalos, muy similares entre sí, de color verde pálido o amarillento; tienen doce estambres, pero sólo nueve tienen anteras funcionales y un pistilo único, con un solo carpelo y un solo óvulo (Galán, 1990; Agustí, 2004).
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