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Liderazgo


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2011  •  640 Palabras (3 Páginas)  •  414 Visitas

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El cuento del carnicero y el perro: Revisemos nuestro comportamiento como Líderes? Exigencia si pero…

La dirección a palos, nunca mejor dicho, en el cuento del carnicero y el perro:

Cierto día un carnicero que estaba atendiendo a sus clientes vio que un perro se metía en la carnicería. Empezó a gritarle para que saliese de la tienda. El perro salió pero a los pocos minutos volvió a entrar y después de entrar y salir unas cuantas veces más el carnicero se dio cuenta que traía algo en la boca.

Saliendo de detrás del mostrador, se acerco hasta el perro y vio que lo que traía en la boca era una nota envuelta en un plástico. Cogió la nota y la leyó: “Podría usted enviarme medio kilo de chuletas y cinco salchichas?”. Envuelto en el plástico venía también un billete de 50 euros.

El carnicero preparó el pedido y una vez listo metió en una bolsa las chuletas y las salchichas junto con el cambio. Mostró las asas de la bolsa al perro, que las puso en su boca y abandonó la carnicería.

El carnicero estaba asombradísimo y decidió salir detrás del perro para ver qué hacía.

El perro camino por la calle hasta llegar a un semáforo donde se paró, depositó la bolsa en el suelo, se alzó sobre sus patas traseras y pulsó el botón para que el semáforo cambiara a verde para los peatones. Esperó sentado con la bolsa de nuevo en su boca hasta que el semáforo le dejó pasar, cruzó tranquilamente y caminó hasta la parada de autobús. Al llegar, observo las señales que indicaban los diferentes autobuses y sus rutas, se sentó y esperó.

Al poco rato para un autobús pero el perro no se movió, un poco más tarde llego otro y el perro subió rápidamente por la parte de atrás para que el conductor no lo viese. El carnicero no daba crédito a lo que estaba viendo y subió también al autobús.

Tres paradas después el perro se alzo sobre sus patas, toco el timbre y cuando el autobús paró se bajo. El carnicero bajó tras él. Los dos caminaron unos minutos más hasta llegar frente a la puerta de una casa. El perro dejó la bolsa en el suelo y comenzó a golpear la puerta con sus patas delanteras mientras ladraba, como nadie le habría dio un salto a una tapia y de allí salto al alféizar de una ventana consiguiendo golpear varias veces el cristal. Salto otra vez a la calle y volvió a colocarse frente a la puerta. A los pocos segundos la puerta se abrió y salió un hombre que sin mediar palabra empezó a golpear al perro mientras le gritaba lo inútil que era.

Al ver aquello, el carnicero se fue hacia aquel hombre le sujeto para que no pegara más al perro y le dijo: ¡Por favor, deje de pegar al perro! ¿No se da cuenta que está cometiendo una injusticia?. Este perro es un genio.

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