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Literatura


Enviado por   •  28 de Mayo de 2013  •  1.402 Palabras (6 Páginas)  •  257 Visitas

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La literatura homosexual, esto es, una literatura que trata explícita y principalmente sobre personajes y asuntos homosexuales,1 está ligada a la progresiva aceptación social de la homosexualidad en España. La gran eclosión de autores, publicaciones, librerías, editoriales y premios tuvo lugar en la década de 1990.2 El propio Círculo de Bellas Artes de Madrid organizó en 1995 todo un ciclo de conferencias sobre este asunto,3 lo que evidenció el florecimiento de este tipo de literatura.

En Al Ándalus floreció una poesía de gran refinamiento y alta calidad, en la que el homoerotismo era frecuente. Los propios reyes andalusíes escribieron este tipo de poesía pederástica, como el abadí Al-Mu'tamid de Sevilla y Yusuf III del reino nazarí de Granada.4 Comenzó a florecer en la primera mitad del siglo IX, durante el reinado de Abderramán II, emir de Córdoba.5 La caída del Califato de Córdoba en el siglo XI y el subsiguiente dominio de los almorávides y la división en los reinos de taifas, descentralizaron la cultura por todo al-Ándalus, produciendo una época de esplendor en la poesía.6 La invasión almohade trajo el surgimiento de nuevas cortes literarias en los siglos XII y XIII. La mayor autonomía femenina en esta etnia norteafricana hizo aparecer un mayor número de poetisas, algunas de las cuales escribieron también poemas que cantaban la belleza femenina.7

El homoerotismo presente en la poesía andalusí establece un tipo de relación similar al descrito en la antigua Grecia: el poeta adulto asume un papel activo frente a un efebo que asume el pasivo,8 lo que llegó a producir un tópico literario, el de la aparición del «bozo»,9 que permite, dada la ambigüedad descriptiva de los poemas, tanto en las imágenes como en los usos gramaticales, identificar el sexo del amante descrito.10 Gran parte de la poesía erótico-amorosa de la época se dedica al copero o escanciador de vino, combinando los géneros báquico (خمريات jamriyyat) y homoerótico (مذكرات mudhakkarat).

En la literatura realista a partir del último tercio del siglo XIX y durante buena parte del siglo XX la homosexualidad recibe un tratamiento negativo. Por influencia de las tesis del positivismo italiano (Cesare Lombroso consideraba que la homosexualidad conducían a la delincuencia), del degeneracionismo francés de autores como Morel o Magnan (que rechazaban la homosexualidad porque su propagación era contraria a la procreación y a la pervivencia, por tanto de la especie humana; Max Nordau se inspiró en estas ideas para su ensayo Degeneración –Entartung–, de 1892) y de la escuela clínica alemana, con tesis como las del doctor Westhphal, que sostenía que la homosexualidad era una enfermedad. En la literatura los personajes homosexuales aparecen infiltrados en todas las clases sociales y se presentan, en general, como elementos amenazadores para la buena salud de la sociedad (aunque hay excepciones, como el capellán protagonista de Los pazos de Ulloa (1886) de Emilia Pardo Bazán). Hay ejemplos de clérigos afeminados y perversos en obras como La regenta de Leopoldo Alas, Clarín y el prototipo de burgués degenerado, cuya patología le conduce a la delincuencia, se puede encontrar en el personaje de Maximiliano de Fortunata y Jacinta (1887) de Benito Pérez Galdós.12.

A principios del siglo XX, autores españoles homosexuales como Jacinto Benavente,13 Pedro de Répide, José María Luis Bruna, Marqués de Campo,14 Álvaro Retana15 o Antonio de Hoyos y Vinent debían elegir entre ignorar el tema de la homosexualidad o representarlo de forma negativa.

Al mismo tiempo, otros autores no gais seguían caracterizando a sus personajes según los presupuesto decimonónicos naturalistas, que los presentaban como seres patológicos. Un ejemplo de esto es el ambiente en el seminario de jesuitas descrito por Ramón Pérez de Ayala en A.M.D.G. (1910) o el de la novela La diosa razón (1918) de Joaquín Belda, quien describe detalladamente y desde una perspectiva naturalista la influencia de los antecedentes familiares para explicar la homosexualidad de uno de los personajes. Otros, como Eduardo Zamacois o Manuel Bueno, de mentalidad progresista y republicana, juzgan también negativamente la homosexualidad como un vicio típico de la alta burguesía, que ha recibido una educación tradicional y ha vivido en un ambiente decadente, entregada al lujo y los placeres.12

Los únicos que publicaban literatura abiertamente sobre temas homosexuales fuera de estos tópicos, fueron

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