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Los Modernistas Y Sus Letras Melódicas. Formas Musicales En El Poema Del Lago De Luis G. Urbina Y Rondós Vagos De Amado Nervo

mariselalopez116 de Julio de 2015

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Marisela López Sánchez

Lic. En Letras Hispánicas

Literatura Mexicana

UNISON

Los modernistas y sus letras melódicas. Formas musicales en El poema del Lago de Luis G. Urbina y Rondós Vagos de Amado Nervo

Desde la antigüedad música y poesía han estado en estrecha relación. Aedos, rapsodas y bardos eran encargados de cantar las poéticas historias y epopeyas del mundo antiguo, recorriendo las regiones de sus pueblos. En la edad media los juglares y trovadores recitaban y cantaban con su lira las últimas hazañas de los cruzados: los llamados “cantares de gesta”. Surge la música sacra y el canto gregoriano, y los clérigos poetas más reconocidos serán los encargados de escribir las letras (la mayoría para liturgia religiosa). En el siglo IX surge el tetragrama, primer sistema de notación musical, invento del monje benedictino Guido D’arezzo, gracias a él, en el siglo XV Ugolino de Forlí desarrollaría el pentagrama, el cual, se convirtió en la base del sistema de notación musical hasta nuestros días.

Tal vez es en este momento cuando los músicos empiezan a construir melodías con más variaciones y formas musicales e intentan separarse de la poesía, valorando más la forma musical que la letra a la que solían acompañar. Sin embargo, es imposible separar por completo dos artes tan estrechamente unidas desde su nacimiento, por lo mismo no existe la música que no contenga recursos poéticos, ni poesía sin formas musicales.

Quizá uno de los ejemplos más palpables en cuanto a musicalidad sea la poesía modernista, que tiene entre sus características una exaltación en el uso de la estética, el refinamiento y la forma.

El siguiente trabajo, plantea cómo algunos de los poetas modernistas llevaron la musicalidad en sus poemas más allá del ritmo y la imagen, de este modo construyeron sus obras con la mismos arreglos con las que un músico compone una obra, tal vez, en un afán de llevar al máximo esa búsqueda de perfección y armonía; de esta manera, se puede identificar plenamente la estructura de algunas formas musicales en muchos de las creaciones de los modernistas.

Amado Nervo parece haber capturado la sencillez del rondó, no solo en nombre y recursos repetitivos, sino en la estructura formal que presenta en “Rondós vagos”, en cambio, Luis G. Urbina, ostenta en el “Poema del lago”, todos los componentes de una de las formas más bellas, armónicas y románticas “la sinfonía”.

El Rondó

Originario de Francia en el Medioevo, nace fuertemente ligado a la poesía, aunque después se volvería netamente musical. El rondó es una de las formas musicales fundamentales de la creación sonora, se basa en la división por secciones de la melodía, su rasgo más característico es la vuelta al tema principal después de cada digresión. Al tema principal se le conoce como estribillo (A) y a la sección diferente como copla (BCDetc.). Surgen en la época barroca, muy usuales en la danza cortesana, las cuales se bailaban rotando de parejas en el estribillo y con un distinto compañero durante las coplas. Inspirados en la cultura popular los grandes músicos las retomaron y reformaron. Se reduce a la formula:

A B A C A D A etc. es decir el estribillo se repite las veces que sean necesarias. A finales del Barroco en las composiciones de Haydn y Mozart la parte A aparece con variaciones cada vez que regresa, creando nuevo interés a pesar de las innumerables repeticiones (tal vez inspirada en la danza, donde las parejas eran distintas en cada estribillo).

Esta es la fórmula que reproduce Amado Nervo en sus rondós vagos, pues claramente se pueden apreciar los ligeros cambios en el tema principal cada vez que aparecen:

Pasas por el abismo de mis tristezas

como un rayo de luna sobre los mares, A

ungiendo lo infinito de mis pesares

con el nardo y la mirra de tus ternezas.

Ya tramonta mi vida, la tuya empiezas; B

mas, salvando del tiempo los valladares,

como un rayo de luna sobre los mares A’

pasas por el abismo de mis tristezas.

No más en la tersura de mis cantares

dejará el desencanto sus asperezas; C

pues Dios que dio a los cielos sus luminares,

quiso que atravesaras por mis tristezas

como un rayo de luna sobre los mares... A”

Como se puede observar vuelve a aparecer siempre la parte A después de que se inserta un nuevo tema, pero con ligeras variaciones, y se hace hincapié con los puntos suspensivos del verso final de la última estrofa, en que el cierre se hará con los versos que le siguen a éste, casi obligando al lector a regresar a la primera estrofa.

Hans Joachim Moser en “Estética de la Música, nos explica la intención musical del rondó de la siguiente manera:

“En el supuesto de que nos encontremos en la sala de conciertos con la frase inicial, desconocida hasta allí, de una sonata, un cuarteto para cuerdas o una sinfonía, percibimos primero unos pensamientos armónicos, melódicos y rítmicos, o sea un “tema” del que tomamos conocimiento como de una especie de “individualidad sonora” y que hemos de grabar en la conciencia lo más firmemente posible...” (p. 110)

“Si no se está en condiciones de retener dicho tema por lo menos en sus líneas generales, entonces todo el curso ulterior de la obra permanece más o menos en estado de mera impresión sonora, y todo esfuerzo formal del compositor hubiera podido ahorrarse como deporte privado infructuoso”(p.110)

De alguna manera es ésta la misma intensión que lleva el poema cuando repite constantemente su tema principal, es decir, que el lector, desde la primera vez que tenga contacto con los versos, no sólo identifique la imagen e idea descritas en ellos, sino también que retenga el tema ahí expresado, de ésta manera no sólo se logra una impresión lírica, es decir, se experimenta otro tipo de goce estético que vuelven al poema por así decirlo “inolvidable”, lo cual se logra a través de los elementos formales de que se constituye, no es únicamente la emotividad del poema la que crea un vínculo con el lector o escucha del mismo, sino su construcción formal la que ayuda al poeta a lograr su objetivo.

Los rondós empezaron a formar parte de obras más complejas (sonatas y sinfonías) como elementos introductorios y cierres de las obras, éstos pueden ser tanto lentos como rápidos, el más común es el allegro (rápido) usado al final de las sonatas. Muchos poetas utilizan esta misma técnica para sus obras, el mismo Nervo tiene otros poemas, que no son exactamente un rondó pero utilizan un estribillo o tema recurrente en sus composiciones como se puede apreciar en el siguiente fragmento:

“El día que me quieras tendrá más luz que junio;

la noche que me quieras será de plenilunio,

con notas de Beethoven vibrando en cada rayo

sus inefables cosas,

y habrá juntas más rosas

que en todo el mes de mayo.

Las fuentes cristalinas

irán por las laderas

saltando cristalinas

el día que me quieras.

El día que me quieras, los sotos escondidos

resonarán arpegios nunca jamás oídos.

Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras

que hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras.

Cogidas de la mano cual rubias hermanitas,

luciendo golas cándidas, irán las margaritas

por montes y praderas,

delante de tus pasos, el día que me quieras...”

Como se ve, la aliteración, no solo está presente en los rondós creados por Amado Nervo, sino en la mayoría de las obras modernistas, cuyos autores tal vez estaban de acuerdo con este concepto, el cual no tiene por qué ser propiedad exclusiva de la música:

“La forma constituye la ley de la figura. Lo que solo se presenta una vez despierta fácilmente en la música la impresión de lo meramente accidental, arbitrario y no conformado, en tanto que por medio de la repetición asciende a la categoría de “modelo” regular”(Hans Joachim Moser, “Estética de la Música” p.106)

Sonata y Sinfonía

La sonata se le atribuye a uno de los hijos de Bach, Carlos Felipe Manuel Bach mientras que Haydn es considerado el padre de la sinfonía, la cual organizó adoptando cuatro movimientos, trabajó sus desarrollos, amplió la orquesta y buscó la coloración de los instrumentos. Mozart junto con Haydn fue también uno de los que establece los perfiles clásicos de la sonata la cual llevaría a la sinfonía que tiempo después Beethoven perfeccionaría. Entre sonata y sinfonía no hay gran diferencia, son los mismos movimientos los que se pueden usar en ambas, sin embargo, la sonata más breve, está compuesta para un solo instrumento (casi siempre piano), mientras que las sinfonías, de mayor extensión, son pensadas para una orquesta (sinfónica).

Es importante recordar que una de las características del modernismo es el rechazo a la realidad cotidiano, mediante la evocación de lugares lejanos, exóticos y épocas mejores, a traves de las cuales el poeta se permite una fuga del mundo ordinario, la música es uno de los mejores recursos para lograr estos propósitos, tal vez por esto el gran despliegue de recursos musicales en los poemas modernistas, la mayoría de estos poetas tenían una educación integral

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