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Los estudios de comportamiento


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2013  •  2.066 Palabras (9 Páginas)  •  189 Visitas

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Comportamiento

Los estudios de comportamiento realizados sobre esta especie son de singular importancia para poder manejar las poblaciones animales, tanto en los sistemas abiertos en condiciones naturales donde se cosecha al capibara como en los sistemas de confinamiento con miras a su domesticación.

El capibara es un animal muy sociable. La formación de los grupos familiares depende fundamentalmente de los siguientes factores del ecosistema donde vive: la sabana inundable, los períodos de lluvias, la topografía, la presencia de bancos con matorrales, la sequía, los diques que les permiten atravesar en invierno las sabanas inundadas, los predadores y el hombre. Todos estos factores determinan un comportamiento social que se necesitan conocer para implementar un sistema de producción acorde al ecosistema.

Los capibaras como la mayoría de los animales silvestres tienen un fuerte sentido de territorialidad. Sus actividades de pastoreo, reposo, baño y nado, reproducción y cópula se realizan dentro de un territorio o localidad que aporta una cantidad apreciable de agua.

La disponibilidad de cuerpos de agua con sus áreas de pastoreo, descanso, defecación y matorrales para guarecerse, constituyen el territorio ideal para que la manada viva y se reproduzca. Las sabanas denominadas de Banco, Bajío y Esteros (cuerpos de agua casi perennes) constituyen el ecosistema natural ideal donde vive esta especie en forma silvestre.

La ausencia de arbustos, la carencia de bancos con elevados y la disponibilidad de agua, hacen que el capibara emigre hacia otras áreas en busca de estos y de los pastizales requeridos para su alimentación. Los grupos de capibaras van a depender fundamentalmente de la disponibilidad de los cuerpos de agua, mientras mayor sea la disponibilidad, más dispersos estarán los grupos familiares y habrá menos predación.

En el verano, caracterizado por la ausencia de lluvia, los cuerpos de agua se reducen, las manadas se concentran y el grupo social se relaja. En este momento la predación es muy grande y la cacería más fácil. Actualmente la cosecha de las poblaciones de capibaras se realiza en marzo, bajo el sistema de control implementado en Venezuela (Ojasti, 1991).

La estabilidad del grupo social varía estacionalmente, siendo la cohesión más baja en al período seco del año, cuando en los grupos familiares hay animales ausentes y están presentes miembros extraños. La variación del tamaño del grupo es en este momento muy aleatoria, condicionando fluctuaciones muy marcadas. Al llegar las lluvias y la inundación, la subdivisión de estos grandes grupos y la reagrupación en los viejos grupos familiares son muy caractrísticas (Ojasti, 1973). Estos grupos familiares se forman y reconstituyen año en la temporada de lluvias.

Aunque la filiación del grupo contempla un gran componente familiar, algunos grupos contienen miembros que entran y salen de él. En general los animales viejos, enfermos o agresivos son expelidos de las familias.

En un grupo típico existen en promedio 3 a 4 machos y 6 hembras (Azcarate, 1978). Sin embargo, en el grupo es admitido sólo un macho funcional, quien liderea al grupo, marca el territorio y ejerce la supremacia. El número de jóvenes varía según la época de pariciones, la cual depende muchas veces de la estacionalidad de las lluvias y de la existencia de cuerpos de agua, donde generalmente se realiza la cópula, (Ojasti, 1968).

La población de capibaras de un hato está estructurada en grupos estables de 8 a 40 animales de ambos sexos. El promedio de cada grupo se encuentra entre 7 y 10 animales. Cuando se incluyen los jóvenes puede sobrepasar los 15 animales. Con el advenimiento del verano las manadas pasen a ser de mayor tamaño, hasta 100 o más animales (Ojasti, 1973; Herrera, 1986; Azcarate Bang, 1978). Por lo tanto el promedio mensual de individuos por grupo familiar, contando sólo adultos, pasa por un mínimo de 5 a 6 individuos en julio, máximo del período de lluvias, a 15 y 16 en marzo, mes de mayor sequía.

La estructura del grupo está conformada por un bloque central de hembras con sus crías, los machos se encuentran en la periferia guardando al grupo y el macho dominante atisbando la transgresión del territorio por cualquier extraño. Los machos subordinados muchas veces cambian de manada. Las crias siempre están integradas al grupo, pues es a ellas a quienes se defiende, ya que son los más buscadas por los predadores. La ausencia de vegetación arbustiva genera una mayor predación y una difícil estructuración del grupo familiar. Sin embargo, en condiciones muy favorables, en áreas de pastizal abundante, con agua y abrigo, los jóvenes capibaras llegan a conformar nuevos grupos de donde saldrá una nueva familia (Fotografía 4).

Comportamiento Territorial

El territorio de una manada comprende varias zonas determinadas donde ésta desarrolla sus actividades. Así, se encuentran zonas de descanso, defecación, de baño y otra de pastoreo, siendo esta última la más extensa. Frecuentemente los territorios no tienen limites bien definidos, produciéndose entonces verdaderas batallas entre las manadas. Dichos enfrentamientos, según Azcárate-Bang (1978), se realizan generalmente entre macho-macho, hembra adulta-hembra adulta, joven-joven y muy raras veces entre machos y hembras, machos y jóvens o hembra y jóvenes. Al terminar la batalla, que normalmente dura unos 20 minutos, con el repliegue de las dos manadas hacia el interior de su territorio, varios animales quedan heridos, presentando en el lomo, el hocico y otras partes del cuerpo, como las patas, heridas sangrientas y profundas producidas por los mordiscos.

Existen varias formas de marcar el territorio, y en ello participan todos los integrantes de la manada, con diferentes sistemas de marcación. Los machos adultos, generalmente el padrote o macho funcional, restriegan contra las ramas de arbustos, plantas, herbáceas u otra vegetación existente, la glándula que poseen en el morrillo. Por otro lado pueden él y los integrantes del grupo pasarse las plantas elegidas para la marcación por toda la parte ventral del cuerpo, orinando al final sobre éstas, al mismo tiempo que estiran el cuerpo hacia adelante y presionan sus genitales contra las hierbas. Este último marcaje, según Azcárate-Bang (1980), es el más importante dada la frecuencia con que se efectúa y la posibilidad de ser realizado plenamente por todos los animales de la manada.

También los machos subordinados, los machos solitarios que se aislaron del grupo y los perdedores de las luchas por la supremacía en las manadas, han sido observados marcando territorio.

La marcación

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