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Luces De Espectáculo


Enviado por   •  10 de Abril de 2014  •  1.190 Palabras (5 Páginas)  •  196 Visitas

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Si había algo que amaba, era el circo por la noche.

Las luces parpadeantes, la música, las risas, los gritos, los aplausos. Eso era lo más hermoso, lo más dulce, lo más complaciente: los aplausos. ¿Qué era un espectáculo, un circo, sin el agradecimiento de la gente con las palmas?

Maja adoraba los aplausos.

Era pequeña, de cabello corto y negro que combinaba con sus ojos color lila. Mostraba bien sus diecisiete años gracias a su cuerpo delgado y lleno de curvas. El traje, una simple malla de color calipso con dos líneas cruzadas formando una X, se acoplaba a su cuerpo. Los brillos la hacían ver aún más hermosa.

—¡Y con ustedes, señores, señoras, niños y jóvenes, el domador de bestias, nuestro fabuloso Jack! —vociferó Pepe con voz alegre.

Todos tenían nombres cortos, fáciles de recordar. Y eran sólo eso, nombres. ¿De qué servían esos nombres largos con esos apellidos tan aburridos? Eran olvidables, no como los suyos que permanecían en la mente con el tiempo. Maja, Pepe, Jack, Vivi, Luck, Lola, Sony, Anny, Tack. Nombres cortos y bonitos.

Jack, el domador, entró con una sonrisa. Era el amor platónico de Maja... claro, lo era de todas. Es que era demasiado guapo: rubio, ojos verdes, alto y de sonrisa llamativa. Era una verdadera lástima que estuviera comprometido con Sony, pero bueno, no se podía conseguir todo en la vida.

Jack sacó cinco leones y los metió dentro de la jaula que los separaba del público. Él sabía muy bien que no corría peligro, pero obviamente la gente que fue a ver el espectáculo no lo hacía. Por eso, Maja esbozó una sonrisa divertida cuando el público chilló con horror al ver que el león rugía en el momento en que la cabeza de Jack estaba dentro de la boca de la bestia. La galería soltó un suspiro colectivo cuando el animal no le arrancó la cabeza al domador.

—¡Ahora, Lola y Luck, los famosos traga fuegos! —gritó Pepe cuando Jack desapareció por la cortina.

Era el turno de los gemelos, los mejores amigos de Maja. Eran tres años mayor que ella, pero eran como niños pequeños. Y se adoraban mutuamente, se comportaban realmente como hermanos.

Hicieron el mismo truco de siempre: Luck, con la antorcha en su mano derecha, la sopló con todas sus fuerzas hacia Lola, quien se columpiaba sobre él en un aro redondo. El fuego rodeó a la chica, pero no le hizo daño alguno ni tocó los lugares donde la mano y los pies se hallaban apoyados. Luego la joven, utilizando la antorcha apagada en su mano, la encendió pasándola por los lugares donde las llamas ardían y extinguió el fuego.

Intentaron enseñarle aquel truco a Maja, pero luego de diez intentos, cinco playeras quemadas, dos pantalones destrozados y el cabello junto con las cejas chamuscadas, decidieron no volver a hacerlo.

—¡A continuación, mostrándonos sus trucos de magia e ilusión, Jean y su hermosa asistente, Anny! —exclamó Pepe con un tono de misterio en su voz.

Jean, de origen francés, salió sonriendo tomando de la mano a Anny, una joven castaña y alta.

A pesar de que Maja sabía de memoria el orden de los trucos de Jean, seguía observándolo con fascinación, quería descubrir como los hacía. Cinco años analizando los trucos de Jean –el mago llegó cuando recorrían un pueblo pequeño de nombre olvidado–, y seguía sin saber el cómo se las ingeniaba para hacerlos.

Un mago tan genial como yo jamás puede revelar sus secretos, pequeña Maja, le había dicho él con su acento y revolviéndole el corto cabello.

Anny –tan ligera y obediente como siempre–, levitaba sobre Jean completamente quieta mientras la gente los observaba con la boca abierta. El mago fruncía el ceño con concentración. Luego la bajo con suavidad mientras el público aplaudía entusiasmado. Anny nunca dejó de sonreír y aquello le causó una pequeña chispa de envidia a Maja. ¡Ella quería tener esa sonrisa tan bonita!

—¿Qué ocurre, Majita? —le preguntó Tack llegando.

Le sonreía con un brillo en los ojos, y ella no pudo evitar

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