MIES-wRIGHT-Le corbusier

Los maestros del movimiento moderno se apresuraban a mostrar los nuevos tiempos pregonando ruptura y cambio de manera exacerbada. Nuevas formas de arquitectura y pensamiento emergían con intensidad desde América, con un Wright organicista hasta Europa con un Le Corbusier “mecanicista”, ambos maestros con un amplio catálogo de obra escrita y divulgada, tan necesarias para conocer su interior metafórico, utópico y propagandístico, rivalizaban no sólo por sus arquitecturas y su visión sobre la misma, sino por mostrar que con ella los cambios son posibles, en esta lucha no nos olvidaremos de Mies Van der Rohe primero en su etapa europea y luego americana, donde nos mostró esa belleza simplicista que nutrió a la arquitectura de verdad y racionalidad.

Wright en su complejidad de pensamiento orgánico viene a continuar esa tradición desde un nuevo objeto de estudio, siendo este “amplio y sin limitaciones” según Nikolaus Pevsner , estableciéndose un nuevo enfoque espacial, una relación interior y exterior, donde el interior se proyectaba y el exterior se introducía.

Dos concepciones se aprecian en el lenguaje de Wright, una orgánica y otra geométrica, que está más enraizada en el maestro de lo que puede parecer en un análisis superficial, el sinfín de contradicciones en sus textos no hacen más que alimentar la idea que orgánico lo es todo en el universo de su pensamiento, todo lo que se expresa en su obra, no se puede simplificar en una definición clara. Según Giedion , Wright se posiciona ante tres aspectos fundamentales “tradición americana”, “tendencia a lo orgánico” y “capacidad de hallar un lenguaje artístico adecuado a su propio tiempo”.

Observamos en la obra de Wright una clara filmación entre naturaleza y arquitectura, desarrollada por sus líneas horizontales, apreciándose en sus propias palabras una frase que citaba de Tao (Lao Tse) “la realidad de una casa está en el vacío que existe dentro de ella”, focalizando esta visión al extracto del texto nos da una idea no solo de la espacialidad a buscar, sino que la composición y enlazabilidad de las partes son posibles si hay un equilibrio entre todos y cada uno de sus elementos, no sólo desde un punto de vista material de objetos, sino de sus relaciones con el interior y exterior, con su entorno y con su forma de “democratización” de la arquitectura.

Para Wright el término orgánico va mucho más allá de los términos funcionales y racionalistas, estando en consonancia con Carlo Argán , este citaba “el termino orgánico …comprendía una experiencia histórica mucho más vasta que los términos funcionalismo, racionalismo y similares”

Bruno Zevi cita en referencia a Wright que “su arquitectura busca ser antes qué humanista, humana”, y que su “lenguaje espacial” es la única clave para captar su “poética orgánica”, citas que corroboran la energía que desprende Wright en sus geometrías y su capacidad para enlazarlas con el “todo”.

A la vista del análisis y apoyándome en otras reflexiones y comentarios que realice para la asignatura de Estética I, vuelvo a señalar que la arquitectura moderna está arraigada en la tradición europea, alejándose del principal clima de ruptura, Wright es la alternativa a ese movimiento moderno, aunque desde mi punto de vista bebé de él, en esa línea Benévolo hace hincapié que al margen de los textos concretos que se puedan analizar la capacidad para mostrar una crítica real debemos de “remontar en el pasado tanto como sea necesario, para completar el presente”.

Los tres maestros con sus respectivos textos nos sumergen en los días de cambio, se detecta el inconformismo y se crea una simbiosis con su entorno, con la sociedad, Wright nos descubre esa escuela orgánica de creación propia que tanto divulgó, ambos continentes querían cambios, quizás de distinta manera como se evidencia años después, pero con un anhelo de romper con el pasado más que evidente, todos los movimientos nuevos crean y quieren esa ruptura con el pasado, lo que contempla una ligera contradicción al hecho, como es sabido, que los movimientos se nutren del germen anterior para encarar una nueva visión, acaso ¿habrá un movimiento que naciera de la nada y se pueda rediseñar a asimismo continuamente?.

Le Corbusier proclamó a modo de alegato que la arquitectura se encuentra en desorden, haciendo hincapié en la geometría clásica dónde en ella prevalece la esencia de la integridad y la verdad.

Hay una frase magnífica de Reyner Banham dónde comenta “como quiera que sea, este redescubrimiento de lo viejo en lo nuevo,..” citando el libro de Le Corbusier Hacia un arquitectura , creo que aquí se sintetiza el pensamiento del maestro sabiendo que no rompe completamente con el pasado, sino con sus reglas dogmáticas, pero no con su orden y su belleza, Le Corbusier en sus escritos siempre se mantiene mordaz, revolucionario, e incluso impositivo, pero desde una perspectiva a mi parecer de hacernos pensar!, esa agresividad en las expresiones son gestos de conciencia en base a la cual nos debemos de plantear, ¿cómo es realmente la arquitectura que queremos?, ¿vamos a dejarla morir?.

Toda la obra de Le Corbusier da sentido a sus palabras, en muchas ocasiones incomprendidas en sus escritos, difíciles de asimilar e incluso incongruentes, pero Le Corbusier transmite una personalidad confusa e impredecible, seguramente a conciencia, muy en la línea de nuestro maestro Oiza, dónde queda reflejada en los propios comentarios de sus alumnos y amigos en el libro de reciente publicación “100 años de Oiza” , quizás la arquitectura necesita más que nunca de esas contradicciones para hacernos pensar y no caer en la continuidad, puesto que está siempre viva a la espera de cambios y por supuesto, de servir a la sociedad, siendo está la intención de Le Corbusier en mi humilde opinión.

Le Corbusier se expresa en sus dos facetas artísticas, la arquitectura y la pintura donde transmite un mismo concepto, la obra Le Corbusier gira en torno a la temática del hábitat del hombre.

Vers une Architecture no posee una argumentación clara, mostrando ciertos matices entre lo académico y lo mecanicista, y pretendiendo poner en valor una analogía entre lo clásico y lo mecánico. Le Corbusier intenta simplificar problemas complejos mostrando soluciones sencillas, nos muestra en sus escritos una actitud exageradamente funcionalista lo que hace pensar que quería transmitir una noción práctica, ante todo, en sus postulados en relación a la “máquina de habitar” deja constancia de esa simplicidad, incluso las máquinas pueden ser metafóricas para explicar la arquitectura del cambio.

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