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MINA SAN JOSE


Enviado por   •  5 de Junio de 2013  •  1.965 Palabras (8 Páginas)  •  417 Visitas

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A causa del accidente ocurrido en la Mina San José, de la Región de Atacama, donde todo Chile, y todo el mundo, se alegró por el hecho que se habría logrado sacar con vida, desde las profundidades de la Mina, a los treinta y tres (33) mineros, que permanecieron encerrados durante sesenta y nueve (69) días, hemos escuchado algunas afirmaciones sobre la prevención de riesgos que quisiera comentar. Hemos oído que “nunca más debe suceder lo de la Mina San José”. Además, se ha dicho que “no es admisible que los mineros o que cualquier trabajador, labore con riesgos de accidentes”; que “se debe cambiar la legislación vigente para no permitir que lo ocurrido vuelva a suceder”; que “se debe trabajar con Riesgo igual a cero”. En fin, otras opiniones más se han dado.

Todo lo oído, entiendo, obedecen a buenas intenciones, a que es necesario y posible eliminar los accidentes en cualquier trabajo. Mi interés de dar conocer mis reflexiones es profundizar un poco sobre las afirmaciones señaladas. En primer lugar, quisiera que estuviéramos de acuerdo que la actividad minera presenta una gran cantidad de “peligros” que son inherentes a ella y que, por lo tanto no es posible eliminar, y quien se exponga a esos “peligros”, deberá correr algún “Riesgo” el cual tendrá alguna probabilidad de ocurrencia y una magnitud de consecuencia, según el “peligro” que se trate.

Para una mejor comprensión es necesario intentar definir estos dos conceptos:

• Peligro = Alguna condición, situación o causa física, administrativa o de otra naturaleza, que cause o podría causar sucesos negativos en el lugar donde esté presente. Lugar, paso, obstáculo o situación en que aumenta la inminencia del daño.

• Riesgo = Probabilidad y consecuencia asociadas a la materialización de un peligro. Contingencia o proximidad de un daño.

Un ejemplo muy conocido nos ilustrará sobre estas definiciones:

En cualquier carretera encontramos curvas que pueden ser bastante cerradas o abiertas, normalmente antes de enfrentarlas hallaremos señales camineras que nos advierten del “peligro”. En el caso de una curva bastante cerrada, además es común colocar letreros que restringen la velocidad. Pues bien, cualquier conductor que llegue a ella, si respeta la señalización, disminuye la velocidad, correrá un muy bajo “Riesgo”, un “Riesgo” tolerable, la probabilidad de que le ocurra un percance es casi igual a cero. Pero, otro conductor que no respete la señalización y pretenda tomar la curva a gran velocidad, el “Riesgo” que está corriendo es muy grande, nos encontramos ante un “Riesgo” intolerable, la probabilidad que ocurra un accidente, con grandes consecuencias es elevada. También es posible llegar a un “Riesgo” no tolerable si en esa curva cerrada no se ha colocado ningún letrero de advertencia. Por lo tanto, ante un mismo “peligro” se pueden dar muchas magnitudes de “Riesgos”.

Debemos estar de acuerdo, que en toda actividad humana existen “peligros” de diversas magnitudes, incluso el hecho de nacer lo presenta. Bien, la Minería, como una actividad humana, como se dijo, presenta muchos y grandes “peligros” donde la única forma de no correr “Riesgos” sería no hacer Minería, y esto es válido para cualquier actividad, llegando al simple raciocinio de si no queremos correr “Riesgo” significa eliminar el “peligro”, vale decir, no nacer.

La clave está en que ante un “peligro” determinado, conocer la magnitud del “Riesgo” que estamos dispuestos a tolerar, magnitud que tiene que ver, como se dijo, con las consecuencias aceptables y la probabilidad esperada. El aceptar que la Mina San José operara, luego de aprobar estudios realizados; experimentando dentro de la Mina la efectividad de esos estudios mediante la aceptación de efectuar ciertas actividades de explotación; monitorear la sismicidad del yacimiento; exigir realizar algunas labores necesarias, como fue el caso de la segunda salida de emergencia, creo firmemente que fue correcto y que se corría un “Riesgo” tolerable; la prueba está que la Mina operó sin mayores problemas, luego de su abertura para producción normal, durante siete meses del año 2008 y todo el año 2009. Lo que ocurrió el año 2010, principalmente el 5 de agosto, es una situación que se debe investigar y que no corresponde, a mi juicio, lo que en el año 2007 y comienzo del 2008, se había aprobado.

Lo que es un “Riesgo” intolerable el que, según han dicho algunos de los mineros encerrados en el fondo de la Mina, se mantuviera a los 33 Mineros dentro del yacimiento cuando el cerro estaba advirtiendo que algo podía ocurrir.

El mismo hecho que ellos fueron sacados desde el lugar donde estaban mediante una jaula (Fenix 2) que recorría más de 600 metros por un ducto labrado en la roca, era un “Riesgo” tolerable, ya que si la jaula se atascaba en el recorrido, existía un sistema que permitía que su ocupante volviera al fondo de la Mina. Por otra parte, si el ducto que se ocupaba quedara inservible, estaban los otros dos ductos que se corrían y que ya llevaban una buena cantidad de metros perforados.

Por ello entonces, estaríamos de acuerdo que es imposible eliminar los “Riesgos”, lo fundamental es hacerlo tolerable, controlarlo adecuadamente, crear barreras duras. Para lograr ello, es absolutamente necesario conocer los “peligros” existentes y hacer quien se exponga a ellos se encuentre ante un “Riesgo” tolerable. Por otra parte, es difícil asegurar un “nunca más” ya que no siempre se ejecutan los estudios necesarios o se hacen estudios profundos. En nuestro país, en el pasado, han existido mineros encerrados a causa de derrumbes, más aún, mientras nosotros nos alegrábamos por el rescate de los 33, en el país hermano del Ecuador, quedaban 4 trabajadores atrapados en una Mina y encontrados muertos al efectuar labores de rescate.

Finalmente, deseo insistir y subrayar que la minería encierra variados y grandes “peligros” que nos han llevado a lamentar muchas pérdidas de vidas a causa de accidentes. En nuestro país, el año 2008 hubo 43 mineros muertos, el año pasado, 35 y este año, a octubre, lamentamos 36 muertes. La minería, en todo el mundo, cobra muchas vidas, un dato solo para terminar, en China, el año 2009 murieron 2.600 mineros a causa de accidentes en el trabajo.

El panorama de riesgos mineros del país no es nada halagador. La explosión de una mina de carbón en Sardinata (Norte de Santander), que dejó 21 muertos y 4 heridos, puso sobre la mesa de nuevo el debate sobre la seguridad industrial para la explotación de productos minerales bajo tierra.

El principal problema es que la mayoría de las cerca de seis mil minas que hay en Colombia son ilegales, no tienen permiso del Estado, lo que quiere decir que es muy probable que no cumplan con todas las normas de seguridad industrial requeridas en esa labor.

A ello se agrega que el Ministerio de Minas sólo tiene 16 inspectores de seguridad para controlar unas tres mil minas legales en todo el país.

De hecho, el ministro Carlos Rodado Noriega dijo hace unos días que se requiere contratar una auditoría minera internacional que haga un barrido por el sector y para ello estima una inversión cercana a los $100.000 millones de pesos. “Los recursos humanos, técnicos y financieros son escasos”, dijo el funcionario.

Pese a que no se conoce oficialmente un mapa de riesgo minero en el país, el experto Jorge Martín Molina, ingeniero de minas de la Universidad Nacional de Medellín, trazó un panorama de vulnerabilidad a instancias de El País.

El experto explicó que la minería donde hay más riesgo es la subterránea, la que se hace en socavones, más que la que se explota en superficie o a cielo abierto.

A su vez, de la minería subterránea, la explotación que mayor riesgo representa es la del carbón. En ese sentido, Molina identifica seis cuencas carboníferas en el país que son las más vulnerables. En su orden, ellas son: la cuenca del sur del Valle y el norte del Cauca; es decir, la zona de Jamundí, Timba y Suárez, municipio éste donde en octubre del 2007 ocurrió una tragedia que produjo la muerte de 22 mineros.

La segunda zona más vulnerable es Antioquia. Precisamente en junio del año pasado, una explosión subterránea cobró la vida de 71 mineros en un socavón del Municipio de Amagá, en ese departamento.

La tercer cuenca carbonífera de más riesgo en el país es Cundinamarca. En efecto, en noviembre del año pasado fallecieron cuatro mineros por explosiones en minas de Lenguazaque y Guachetá, en ese departamento.

Boyacá es la cuarta región más vulnerable, seguida de Santander en quinto lugar y la sexta área es Norte de Santander, donde esta semana se produjo la cruenta explosión en Sardinata.

Por otra parte, la explotación del oro constituye la segunda actividad minera de mayor riesgo en Colombia. En su orden, las regiones más vulnerables son Antioquia, Sur de Bolívar, Ginebra (Valle), Tolima, Nariño y Caldas.

El ingeniero Molina señala un tercer panorama minero de riesgo que es la explotación de esmeraldas en el altiplano cundiboyacense, sobre todo en Muzo y Otanche.

En general, los riesgos que ofrece la minería subterránea en el país son las explosiones de metano o de polvillo de carbón y los derrumbes producidos por zonas inestables que desprenden grandes bloques de mina y aplastan trabajadores.

Las explosiones se producen porque no hay la suficiente aireación o ventilación para diluir el metano concentrado ni se trabaja con equipos a prueba de explosión debidamente adaptados. Cuando hay concentración de gas cualquier agente de ignición produce las explosiones.

Los derrumbes, a su vez, se producen porque no se estudian las condiciones geomecánicas de resistencia de las rocas y se hacen extracciones que no consideran los diseños adecuados, para que mediante diferentes estructuras se refuerce el sostenimiento de las rocas.

Además, en Colombia hay muchos accidentes de este tipo porque no se hacen estudios sobre las propiedades mecánicas de las rocas y suelos que ayuden a prevenir derrumbes, dijo Molina.

Esa es la diferencia para que, por ejemplo, en la más grande mina de EE.UU. que produce tanto como todas las minas de Colombia no haya un solo accidente.

Una actividad muy informal en el Valle

La explotación minera informal en el Valle del Cauca es preocupante. Lo que se observa durante la última década es que mientras los empleos formales generados por la explotación legal disminuyeron, los que genera la explotación informal crecieron.

Así lo advirtió el diputado Mario Germán Fernández de Soto, quien el año pasado hizo un debate sobre la minería regional.

Advirtió que en el año 2000 se reportaron en la región 23 empresas de carbón con 2.510 empleos directos. Pero tres años después sólo quedaban seis empresas y 300 empleos. Entre tanto, la explotación informal que hace una década generaba 98 empleos en el último año ofreció 790.

Las minas ilegales de carbón se han detectado en Cali, Jamundí y Yumbo; las de materiales de construcción en Cali, Palmira y Buga y las de oro en Buga, Ginebra, Guacarí y Buenaventura.

Ingeominas, por su parte, reportó que en el Departamento hay 412 títulos mineros 48 de ellos en Yumbo, 43 en Jamundí y 40 en Cali. Pero también forman parte del distrito minero regional los municipios de Buga, Buenaventura, Ansermanuevo, Palmira, Obando, Ginebra, entre otros.

La mayor explotación minera regional es de materiales de construcción con 222 permisos, el de carbón con 36 y el de materiales de arrastre con 26 títulos.

Pero Ingeominas reportó otras 503 solicitudes de explotación minera, 175 de ellas para metales preciosos y sólo 18 para carbón. Eso va en consonancia con lo que pasó en la zona de Zaragoza donde la fiebre del oro hizo que llegaran unos cuatro mil mineros, retroexcavadoras y que se dañara la cuenca del río Dagua. La fiebre del oro dejó 19 muertos.

Entre el 2005 y el 2010 en el Valle se presentaron 14 emergencias en minas que dejaron 9 muertos y 3 heridos.

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