Maneras De Querer

El libro trata un tema que no está lo suficientemente estudiado desde el campo pedagógico, por lo menos en nuestro país.

En el ámbito educativo, sobre las cuestiones vinculadas con lo afectivo hablamos todo el tiempo (docentes, alumnos, padres, especialistas), pero generalmente dándolas por sentado, sin pensarlas o problematizarlas demasiado. De este modo, vemos que el rubro afectivo-docente está lleno de mandatos: "para ser maestra te tienen que gustar los chicos, tenés que quererlos". "Un buen maestro es cálido, dulce", etc. ¿De dónde provienen esos enunciados? ¿Por qué debería ser así?

Por otra parte, junto con estos "viejos" estereotipos emocionales docentes encontramos nuevas maneras de querer. El escenario pedagógico contemporáneo se halla crecientemente afectivizado. Esto no podemos dejar de inscribirlo en la época, ya que nuestros tiempos nos incitan a expresar lo que sentimos públicamente y los docentes no son ajenos a estos modos de sentir.

Pero hay más, porque hoy el campo pedagógico está poblado de sentencias que dicen "los maestros deben dar cariño a esos pobres alumnos con carencias afectivas, que no reciben suficiente amor en sus hogares". Ante esa suposición de un amor familiar faltante el docente quedaría ubicado en el lugar de tener que querer a sus alumnos de manera compensatoria. Y ahí vienen las críticas que dicen que la tarea específicamente pedagógica, es decir, enseñar, estaría siendo relegada por tareas de tipo afectivas. Los discursos de la profesionalización docente dicen que la afectivización del rol conlleva su desprofesionalización.

Y podríamos incluir en este paisaje una arista más. Es posible pensar que los discursos de la afectivización docente avanzan en paralelo a la puesta en cuestión de la autoridad docente. De este modo, la vía afectiva sería una alternativa para lograr cierta legitimidad perdida. Dicho en términos sencillos: como para que me obedezcas no te puedo imponer la ley, porque ha perdido eficacia, trato de seducirte dulcemente.

Lo que intento hacer en Maneras de querer es desmenuzar todas estas facetas afectivas, ponerlas sobre la mesa con el objetivo de pensarlas. En general, hay mucho "deber ser", muchas prescripciones y poca problematización.

¿Cuál es tu conclusión, los maestros deben querer o no a los alumnos para enseñarles?

Es algo que me preguntan frecuentemente. Yo contestaría, en primer lugar, que en el rubro afectivo las prescripciones son algo disonantes. ¿Cómo se le dice a una persona que "tiene" que querer a otra? No es lo mismo estudiar matemática o didáctica de las ciencias sociales que "amor por los niños" (aunque la autoyuda parezca decir lo contrario), y no es mi idea promover eso, cursos

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