Mexicanos de la leyenda

LA CEGUA.

Cuenta la leyenda que con la campanada de las 12 de la noche, mujeres con pactos diabólicos, en lugares que consideraban seguros y preferentemente debajo de un árbol se colocan mirando hacia el poniente completamente desnudas, recitan oraciones satánicas, al final de las cuales dicen: “baja carene, baja carne”, y esta se desliza como si fuera un vestido hasta quedar solo el esqueleto, y luego se transforma en cegua. Las ceguas son mujeres jóvenes, bellas, de pelo largo de cabuya en el que se colocan flores perfumadas, vestidas con hojas de guarumo según las leyendas, y con vestidos de rayas blancas y negras según otras, de voz muy hueca y cavernosa, con decidido empeño de perseguir a los hombres.

La cegua aparece en los caminos llamando a los hombres que van en busca de aventuras amorosas o tomados de licor. Cuando un hombre responde al llamado de la cegua y se le acerca, ella se aleja y apareciendo más adelante lo vuelve a llamar y así lo lleva hasta donde ella quiere. Cuentan los hombres que la han visto, que cuando la tienen ya cerca, su cara se parece a la calavera de un caballo, otros afirman haberla visto horriblemente pintada.

Se dice que pueden actuar varias ceguas juntas, que suelen llevar relaciones amistosas y que se comunican con agudos y prolongados silbidos. De piernas extraordinariamente agiles sorprenden y acorralan a los hombres a los que golpean, aruñan, pellizcan y manosean hasta dejarlos examines en el suelo, donde permanecen hasta el amanecer.

Hay unos que aseguran que las ceguas no tienen pies y que vuelan, a esto se debe la rapidez con la que se movilizan. Al terminar sus correrías nocturnas, las ceguas regresan donde han dejado sus envolturas, mirando hacia donde sale el sol y repiten: “sube carne, sube carne”, la cual vuelve a ocupar su lugar, quedando convertidas en las personas que eran. Las ceguas pueden agarrarse tirándoles granos de mostaza benditos. Ellas no pueden resistir la tentación de recogerlos, y pasan la noche tomándolos uno por uno; de esta manera pueden ser sorprendidas en la madrugada y con facilidad apresarlas. Cuentan las leyendas que las ceguas son mujeres traicionadas por sus hombres y que al ser capturadas mueren de la vergüenza.

Otros afirman que la luz del día es lo que las mata, lo cierto es que cuando amanece de una cegua apresada solo se encuentra un montón de hojas de guarumo, mechas de cabuya y hojas de plátano; su cuerpo o cadáver jamás se ha logrado encontrar. Los hombres jugados por la cegua tardan en recuperarse y mientras lo hacen pasan por un estado de idiotez, nerviosismo, tartamudeando y con fiebres. Dicen que algunos hombres con este tremendo susto, han dejado de serle infiel a sus mujeres.

LA LLORONA.

Esta leyenda cuenta que en tiempos del dominio español, existió una linda joven indígena, que como todas las mujeres de su tribu acostumbraba a lavar su ropa en las riveras del rio cercano. En esta actividad cotidiana de ir y venir al rio, conoció a un joven español, con el que empezó a verse con frecuencia. Posiblemente el interés de la joven por conocer las costumbres españolas, la sociedad del campo y la juventud de ambos, la llevo a enamorase perdidamente de él.

Como todo joven conquistador, ante los sentimientos que el despertaba en la indígena, se dejó llevar por los caminos del amor. Sus encuentros fueron más frecuentes y su relación se transformó de amistosa a intima, a consecuencia de lo cual la joven quedo embrazada del español. Como era costumbre en ese entonces, la permanencia de un español en nuestro país no era permanente, con frecuencia se realizaban cambios dentro y fuera del país. Esta particularidad llevo al joven a español a regresar a su país.

La joven india, próxima a tener a su hijo y creyente en el amor del español recibió con angustia y desesperación la noticia; sin embargo su dolor y sus lágrimas no lograron retener al conquistador. Al dar a luz a su hijo, la se joven lleno de rabia ante el desamor y abandono del español, y en un momento de ira todo su angustioso sentir se volcó ante el pequeño recién nacido y sin detenerse a pesar de las consecuencias, lo lanzo a las aguas del rio.

Cuenta la leyenda que al escuchar al niño llorar y al verlo hundirse en las frías aguas del rio, se lanzó arrepentida para tratar de salvarlo, pero después de una larga búsqueda, salió agotada sin haberlo encontrado. La muerte del niño, el arrepentimiento, el dolor y el desengaño llevo a la joven a la locura. Desde entonces camina por las orillas de los ríos buscando a su hijo. Con el pasar del tiempo la pena la llevo a la muerte, pero su espíritu quedo errante, y desde entonces sus lamentos y angustiosos llantos se escucha en el silencio de la oscura noche; por eso se le conoce como “La llorona”.

...