Mi Vida Imperfecta
MonikiFi9 de Junio de 2014
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Hola, mi nombre es Mónica Figueroa y esta mañana vengo a contarles un poco de mi testimonio de vida.
A los 18 años, en el año 2006, yo era una chavita ordinaria, sin nada especial que contar o que hacer. A la cual nadie hubiera invitado a dar una charla hoy. Pasaron dos acontecimientos importantes, que me han formado para ser la mujer que soy hoy. Primero, en febrero de ese año, conocí a Dios. Él empezó a ser una persona en mi vida, no solamente ese Dios que escuchamos que está en la iglesia y hay que ir los domingos a escuchar sobre Él, nooo, empecé a conocer de Él y debido a eso yo empecé a cambiar. Empecé a interesarme por el bien de alguien más que yo. Por querer servirle y conocerlo cada vez más. Entonces, mientras iba en ese camino tratando de entender qué es lo que Dios quería para mí, qué quería que hiciera para servirlo, a finales de ese mismo año empecé a tener dolor y visión borrosa en un ojo, tenía una neuritis óptica. Fui de doctor en doctor, hasta que me dieron el diagnóstico, esclerosis múltiple. En ese momento lo tomé a ligera, pensando bueno, ya sé que tengo, solo me dan algo y ya. Pasó el tiempo y la esclerosis empezó a afectar mi cuerpo, ahí es cuando la empecé a sentir real en mí y tenía que tomar medicina y hacer lo que el doctor dijera sí o sí.
Al ir afectando mi cuerpo, también empezó a afectar mi autoestima. Me costaba caminar y no quería que nadie me viera, me alejé de mis amigos, solo salía si tenía que hacerlo porque había empezado a estudiar en la universidad y tenía que terminar, y ya. Me daba vergüenza que me vieran caminando con dificultad, usar un bastón, un andador o silla de ruedas era un suicidio social para mí, qué iba a decir la gente, ya no van a querer hablarme. Ahora pienso, que vergüenza esa persona que era, que ridícula, que ignorante, que vacía. Cualquier persona que dejará de hablarme por eso, pues qué bueno, gracias a Dios salió de mi vida. Pero regresando a esos años, yo no entendía el propósito de la enfermedad y mucho menos de la discapacidad. Yo siempre le busco el por qué a todo y pensaba, si Dios tiene un propósito para todo, cuál es el propósito de esto. Por qué a mí? Lo veía como una maldición. Empecé a morir por dentro, a morir a mis sueños pensando que de esa forma no los iba a lograr, porque según yo, si no puedo caminar, no puedo llegar. Las personas a mi alrededor, mi familia, mis amigos, mis líderes de la iglesia, siempre me motivaban, y yo, iba cambiando y entendiendo poquito a poquito. Me gradué de la universidad y después me certifiqué como traductora jurada, luchando pero aún con miedo y vergüenza por ser así “anormal” Empecé a trabajar desde mi casa, seguí escondiéndome, pero poquito a poquito Dios iba poniendo una semillita en mí de yo puedo, yo puedo, yo puedo. Empecé a tener terapia física, ahí está mi terapista, buscando mejorar, empecé a buscar otras alternativas para mi mejoría y así empecé a ser proactiva en buscar mi mejoría y en buscar cosas nuevas no solo para mi cuerpo sino también para mi como persona. Busqué trabajo para personas con discapacidad, habiéndome aceptado ya como una mujer con discapacidad. Me encontré con la página de asodispro
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