Mi confrontacion con la docencia.

“Mi confrontación con la docencia”

Mi nombre es Agapito Soto Vega, soy ingeniero químico y les voy a contar mi historia de cómo empecé en el medio educativo.

Todo comenzó un día en que el gerente de la industria, donde trabajaba me pide de favor, que lo sustituya en la escuela (CONALEP) donde daba clases, le dije que no, porque no tenía experiencia, la bibliografía adecuada  y el horario de clases interfería con mi trabajo, pero mi mayor temor era hacerlo quedar mal. Sin embargo, él me respondió la experiencia la vas adquirir, la bibliografía te la regalo y por el horario no te preocupes, te lo autorizo. Después de todas estas facilidades, acepte dar clases y para mi sorpresa tenía que iniciar al día siguiente por la mañana.

Les comento que esa noche fue la primera que no dormí, preparando la clase y pensando cómo sería mi desempeño, ya que sentí que no me había preparado lo suficiente.

Mi primer día como maestro:

Me presentaron ante el grupo, cuál fue mi sorpresa que aproximadamente el 30% de mis alumnos eran mayores que yo, algunos casados con familia, podrán imaginarse como me sentía ante un grupo así.

Al paso de los días y gracias al gran apoyo de mis alumnos y de la institución, me fui involucrando cada vez más, al grado que al terminar el semestre, me ofrecieron seguir dando clases, y bueno la respuesta creo que ya la conocen, esto que les estoy relatando fue aproximadamente hace 20 años.

Les diré que los primeros grandes aprendizajes que tuve como docente fueron: el respeto, la responsabilidad y el deseo de superación.

Con el tiempo he aprendido que cada grupo es diferente y todos te dejan un aprendizaje, es por eso que debemos estar en constante actualización y así poder contar con más herramientas para apoyar a nuestros alumnos de la mejor manera; y con ello hacer unas personas responsables, críticas y participativas.

Para mí el ser maestro es una labor de las más bonitas y gratificantes que pueda haber, porque ayudas a que los jóvenes adquieran una formación académica, personal y familiar, ya que creas un vínculo muy cercano con ellos, en el cual compartes conocimientos y experiencias, no solo académicas sino personales, llegando a ser parte de su familia y la escuela su segunda casa.

Las grandes satisfacciones que tengo es cuando después de un tiempo te encuentras con profesionistas o jóvenes, que ya formaron una familia, que fueron tus alumnos y te saludan con gusto, recordando esa época y dices “creo que valió la pena”.

Algunas de las insatisfacciones de esta noble labor es cuando jóvenes con grandes deseos de superación dejan los estudios por diferentes cuestiones, como son: económicas, familiares, intransigencia de algunos docentes, drogas, etc. y no puedes hacer nada para ayudarlos, sintiendo impotencia y frustración.

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