Mi experiencia en Regina, Canadá

Mi experiencia en Regina, Canadá

Desde chico siempre tuve la necesidad de viajar. Me parecía una idea muy peculiar, visitar varios lugares, imaginándome en la torre Eiffel, en el Empire State Building o la Gran Muralla en China. Esa idea siguió incrustada en mi cabeza hasta el día de hoy y cuando tuve la oportunidad de irme de intercambio, la tomé sin pensarlo dos veces. No me arrepiento en lo absoluto. Creo que fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, porque me hizo feliz, aprendí mucho no solo sobre mi carrera, sino sobre la vida en sí y sobre mí mismo. Fue una experiencia inolvidable, haber elegido Regina. Una ciudad chica, en la provincia de Saskatchewan, callada, desolada en ciertos sentidos, una universidad ejemplar, siendo uno de los lugares más importantes de esa ciudad, si no es que el más significativo. Me sentía en casa, no me costó nada adaptarme, pero no todo es color de rosa. Así que, sin más preámbulos, esta fue mi experiencia.

Empezare con lo malo, que la verdad fueron muy pocas cosas. Quedé impactado en verdad que casi no tuve muchas encuentros o experiencias malas. Uno de ellas fue el frio claro, pero eso era inevitable. Llegaron días en los cuales la temperatura bajaba a los 42º grados y claro no era nada agradable. Pero lo bueno era que nos podíamos quedar adentro y no te aburrías, eso claro si tienes con quien convivir, que con esto voy con mis otros dos puntos. Los primeros 5 días no tuve nadie con quien hablar, solo pude hablar con el personal de la escuela y mis roomies. No hice amigos hasta que hubo un convivio con todos los alumnos de intercambio. Hice amigos mexicanos, muchos. Lo cual me pareció malo en el sentido de que siento que pude haber practicado mi inglés más de lo que realmente lo practiqué, pero aun así si terminaron siendo muy buenos amigos. Hice amigos también de otras partes y si practicaba mi inglés con otra gente, pero siento que lo pude hacer más.

Por otra parte, hablaré ahora de lo bueno del intercambio, que claro es mi parte favorita. Empezando por el lugar. Desde que puse mi pie en territorio canadiense me enamore de la universidad, de la ciudad por otra no la aprendí a apreciar hasta que realmente camine por las calles y visite lugares típicos. Me termine enamorando no solo del lugar si no de la experiencia. Hice un road trip inolvidable, aprendí de otras culturas, reí, lloré y presencié un cambio de madurez increíble. Me hice más atento, mas cuidadoso y responsable. No miento cuando digo que fue una de las experiencias más importantes de mi vida. La gente también es demasiado amable lo cual me sacaba mucho de lugar, pero claro era bienvenido. Nunca me sentí como un forastero, me sentía en casa.

Con esto puedo concluir que recomendaría este lugar a toda esa persona que busca tener una experiencia diferente a su vida cotidiana, que quiera ponerle un poco de diversión a su vida, algo fuera de lo común. Créanme no se van a arrepentir. Yo por lo personal, creo que no voy a poder repetir esta experiencia, pero con esta me quedó satisfecho.

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