Michael Foucault. El poder

Introducción

La parte primordial del pensamiento de Michel Foucault que se aborda en el presente trabajo puede encuadrarse principalmente en los años sesenta y setenta del siglo pasado. Pese a que como suele ser tradicional se ve claramente influenciado por el momento en el que vive, también se aprecia en su obra una clara discordancia con la tendencia del momento. Foucault lleva acabo una focalización muy considerable de la forma en la que se establece el poder y sus relaciones en el ámbito de las sociedades humanas. Para ello hace un análisis exhaustivo de aspectos que a priori podrían pasar desapercibidos, pequeños detalles y manifestaciones del mismo.

La manera en que Foucault estudia el poder dista mucho de ceñirse únicamente al poder como manifestación de soberanía, de su vertiente política o de la manera en que se utiliza con fin de lograr grandes objetivos. Busca la manifestación del poder en hechos frecuentes, buscando en esas situaciones habituales la manifestación última del poder, donde poder desentrañar el la esencia misma del funcionamiento del poder. Busca adentrarse en las relaciones que se producen con el mismo, como de desarrollan y afectan las diversas fuerzas que intervienen en las relaciones de poder y a diversidad de formas en las que se manifiestan.

Para Foucault, no son la única materia de interés las personas organizaciones de los más diversos tipos que ostentan el poder. Busca el modo en que el enfrentamiento, sea bélico o de otro tipo, y la lucha marcan y determinan la forma en que se establece el poder. Con esta consideración, trata de desentrañar cómo se erigen en la sociedad cuestiones tan fundamentales como la verdad, la justicia o el saber, que no son más que el resultado de las relaciones y de la actividad humanas.

Foucault y el poder

El punto de vista del poder que muestra Foucault significó en su momento algo realmente novedoso. Su noción del mismo era totalmente apolítica, lo que no impidió que con el paso del tiempo su pensamiento terminase teniendo un gran impacto político en su aspecto social.

Desde su punto de vista, las raíces del poder se hunden en lo más profundo de las sociedades.

No se puede considerar el poder desde un punto de vista simplista, únicamente en su vertiente represiva o en la manera en que pueda ser ejercida por un Estado soberano. Desde mi punto de vista, Foucault no busca averiguar quién es la persona o el ente que ejerce el poder. Más bien, su intención el desentrañar su funcionamiento y qué mecanismos lo gobiernan. Para ello, considera situaciones tan cotidianas como las relaciones de poder de un jefe y un subordinado, un padre y un hijo, un profesor y su alumno, el hombre sobre la mujer o el dominante sobre el dominado. Hasta los últimos rincones de nuestras sociedades se ven afectados transformados por las relaciones de poder.

Considero que Foucault contempla el poder únicamente como su utilización, que su existencia se limita al mismo acto de utilizar el poder. El poder no es algo que se pueda producir, poseer, provocar o promover. En “La microfísica del poder”, Foucault manifiesta que:

“El poder no es un fenómeno de dominación masiva y homogénea de un individuo sobre los otros, de un grupo sobre otros, de una clase sobre otras […] El poder tiene que ser analizado como algo que no funciona sino en cadena. No está nunca localizado aquí o allá, no está nunca en manos de algunos […] El poder transita transversalmente, no está quieto en los individuos”.

En esta misma obra, critica el hecho de que el poder, hasta entonces, se haya analizado fundamentalmente desde un punto de vista muy simplista y fundamentalmente desde únicamente dos posibles relaciones: El contrato y la dominación.

El contrato es un tipo de relación de opresión, que tiene su fundamento principal en la legitimidad o no de un determinado poder. Se trata de una opresión de tipo jurídico.

En el caso de la dominación, el tipo de relación es el de la represión. Fundamentalmente esta represión de manifiesta en unos procesos de lucha y sumisión.

Si el objetivo es desentrañar las profundidades del poder no se puede simplificar la cuestión a un asunto de soberanía. De esta manera se pierde una parte fundamental de la perspectiva. Nuestras sociedades humanas se encuentran compartimentadas en numerosas “esferas sociales”. En estas esferas sociales existen innumerables relaciones de poder que no se pueden asociar o justificar única ni directamente mediante razonamientos de ejercicio directo del poder soberano o el poder del Estado. Estas relaciones de poder, pese a que no son continuación directa del poder soberano, sí que hacen posible que este poder soberano sea ejercido y que las sociedades humanas funciones de una manera ordenada en base a este poder.

Existen numerosas estructuras dentro de las sociedades que se relacionan con el ejercicio del poder. Estas están íntimamente relacionadas con la familia y su estructura, las estructuras sexuales, las laborales y productivas,... encontrándose en todas ellas a quien ejerce el poder y a quien se encuentra sometido al mismo. Es por esto que si se quieren comprender estos mecanismos no es posible llevar a cabo un estudio vertical desde la cúspide de la pirámide del poder hacia los escalones inferiores. Al contrario, es preciso realizar este camino de manera ascendente, partiendo de los “mecanismos infinitesimales” del ejercicio del poder. Con el objetivo de llevar esto a término, es preciso contemplar la manera en que se han usado estos procedimientos y cómo han sido transformados por formas de dominación global.

El “microscopio foucaltiano” pone su foco de manera muy acusada en esta cuestión. En general, la principal percepción consciente del ejercicio del poder que tenemos son los actos

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