ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Micro Economia


Enviado por   •  12 de Mayo de 2014  •  915 Palabras (4 Páginas)  •  211 Visitas

Página 1 de 4

El prólogo de Periquillo Sarniento

Cuando escribo mi vida, es sólo con la sana intención de que mis hijos se instruyan en las

materias sobre que los hablo.

No quisiera que salieran estos cuadernos de sus manos, y así se los encargo; pero como no

sé si me obedecerán, ni si se les antojará andar prestándolos a éste y al otro, me veo precisado

(para que no anden royendo mis podridos huesos, ni levantándome falsos testimonios) a hacer

yo mismo y sin fiarme de nadie, una especie de Prólogo; porque los prólogos son tapaboca de

los necios y maliciosos, y al mismo tiempo son, como dijo no sé quién, unos remedios

anticipados de los libros, y en virtud de esto digo: que esta obrita no es para los sabios, porque

éstos no necesitan [XIV] de mis pobres lecciones; pero sí puede ser útil para algunos

muchachos que carezcan, tal vez, de mejores obras en que aprender, o también para algunos

jóvenes (o no jóvenes) que sean amigos de leer novelitas y comedias; y como pueden faltarles

o no tenerlas a mano algún día, no dejarán de entretenerse y pasar el rato con la lectura de mi

vida descarriada.

En ella presento a mis hijos muchos de los escollos en donde más frecuentemente se

estrella la mocedad cuando no se sabe dirigir, o desprecia los avisos de los pilotos

experimentados.

Si les manifiesto mis vicios no es por lisonjearme de haberlos contraído, sino por

enseñarles a que los huyan pintándoles su deformidad; y del mismo modo, cuando les refiero

tal cual acción buena que he practicado, no es por granjearme su aplauso, sino por

enamorarlos de la virtud.

Por iguales razones expongo a su vista y a su consideración vicios y virtudes de diferentes

personas con quienes he tratado, debiendo persuadirse a que casi todos cuantos pasajes refiero

son ciertos, y nada tienen de disimulado o fingido sino los nombres, que los he procurado

disfrazar por respeto a las familias que hoy viven.

Pero no por esto juzgue ninguno que yo lo retrato; hagan cuenta en hora buena que no ha

pasado [XV] nada de cuanto digo, y que todo es ficción de mi fantasía; yo les perdonaré de

buena gana el que duden de mi verdad, con tal que no me calumnien de un satírico mordaz. Si

se halla en mi obrita alguna sátira picante, no es mi intención zaherir con ella más que al

vicio, dejando inmunes las personas, según el amigo Marcial:

Hunc servare modum nostri novere libelli:

parcere personis, dicere de vitiis.

Así, pues, no hay que pensar que cuando hablo de algún vicio, retrato a persona alguna, ni

aun con el pensamiento, porque el único que tengo es de que deteste el tal vicio la persona que

lo tenga, sea cual fuere, y hasta aquí nada le hallo a esta práctica ni a este deseo de

reprensible. Mucho menos

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (5.4 Kb)  
Leer 3 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com