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Mitos Y Leyendas Del Estado Táchira

NELFRE18 de Julio de 2014

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Mitos y Leyendas del Estado Táchira

La Lombarda, relato popular: Se trata de una historia que alude a una familia muy humilde que vivía en Mesa de Aura, Páramo del Zumbador. La familia la integraban los esposos Gómez Mora y sus seis hijos. Entre ellos una joven que se destacaba por su belleza, encanto y sus facetas artísticas. Quienes la oían cantar quedaban impresionados de su voz angelical. Su nombre era Lombarda y por cariño la llamaban Lombardita. Sus padres la cuidaban mucho y al ver que alguien la veía le llamaban la atención. El padre y el hijo menor acostumbraban a cargar en la cintura un cuchillo para cuidar a Lombardita. A pesar de todas las precauciones que tomó la familia, la joven se enamoró y escapaba por las noches a verse con su amante. Cuando su madre la descubrió el joven huyó y Lombardita recibió una paliza de su padre que la esperaba furioso. Lombarda resultó estar embarazada de aquel joven y por lo tanto obligada a confesar el nombre de su amante y a casarse con él cuando éste volviera. Al nacer el niño, resultó la alegría de la familia y lo llamaban Lombardito.

Leyendas asociadas a espantos: Dentro de la comunidad de Macanillo hay muchas creencias asociadas a seres del más allá cuyo objetivo es espantar a los habitantes sobre todo en horas de las noche. Varias de estas creencias están tan arraigadas en la mayoría de los habitantes, que muchos consideran peligroso andar de noche por temor a ser asustados por estos espantos o espíritus. Entre estas creencias encontramos a la leyenda de La Llorona, la cual se trata de un espanto de género femenino que vaga por las calles del pueblo llorando por la muerte de su hijo. Entre otras leyendas también podemos nombrar a El diablo, El chiflaperros (espíritu de hombre que se le pasa silbando por las calles), El pescador y La gritona, quien es un espanto que canta en las noches oscuras.

Creencia en torno al canto de los gallos: Los gallos cantan, generalmente a las 12 de la noche, pero cuando cantan a deshoras, es decir, a las 11 pm o a la 1 o 2 am, es señal de que habrá un temblor, pleitos, heridos, guerra o muerte. Cuando cantan a las 4 de la tarde se considera una señal más grave. Es importante decir, que el desastre que predice el canto del gallo no ocurre necesariamente al día siguiente, puede ser a los tres días o incluso una semana después... y si una gallina canta como un gallo, hay que matarla, para que no siga llamando lo malo.

Leyenda de Anunciación de Ordúz: Dentro del cementerio de San Cristóbal se encuentra la capilla del ánima de Anunciación de Ordúz. La historia cuenta que esta mujer era casada y vivía por la calle 8 de barrio Obrero, en la Quinta Villasmil. Una noche cuando regresaba de trabajar como servicio doméstico, su esposo, en estado de ebriedad se encontraba detrás de una pared con un cuchillo, la tomó del cabello y la golpeó hasta dejarla casi inconciente. Ella gritaba y pedía auxilio, pero ningún vecino se atrevió a salir. El esposo, lleno de celos, sacó el cuchillo y comenzó a apuñalarla, ella logró escapar y corrió hacia un monte en donde finalmente murió. Se cree que el ánima de esta persona ha realizado muchos milagros a personas creyentes en ella.

Creencias sobre los caniculares: Se conoce como caniculares cuando llueve al mismo tiempo y hace un fuerte sol y en la noche un frío tremendo. Se cree que los caniculares enferman las plantas y los animales, porque los parásitos se alborotan en el pasto tierno. Cuando esto pasa, se limpia la maleza para dejar sanitos los potreros.

Leyenda del tesoro perdido: Cuenta Luisa Sánchez que en el solar de su casa había oro enterrado. El mismo estaba protegido por un hombre vestido de blanco, al cual todos conocían como El espanto. Este personaje salía después de las 12 de la noche. Esta leyenda data aproximadamente del año 1910.

Leyenda de Manaure El Cacique: Muchos pobladores de la región han oído hablar del Cacique Manaure. Todos los pueblos alrededor del Parque Nacional El Tamá tienen leyendas sobre su existencia en las montañas. Se cuenta que el cacique Manaure vivió en otras épocas, aunque se dice que está todavía en esas minas que brillan, hacia los lados de Santa Ana. La mujer de Manaure estaba en Colombia, en un cerro que se llama el Cerro de la Vieja. La iconografía de Manaure lo ilustra como un hombre que infunde temor y respeto; en otros relatos aparece como un hombre encantador, del que se dice: "antes iba la gente a mirarlo y sí lo podían ver y hablar con él; a otros les formaba unas tronasones y lluvias; algunos lo encontraban convertido en un pato en una laguna y decían que ese era el hombre". La comunidad del sector Chorro de El Indio afirma que allí mora el cacique Manaure, que él los cuida y que además es un sitio encantado donde se pierde la gente, se ven indígenas, entre otros fenómenos. Cuando Eustoquio Gómez comenzó a construir la carretera de El Corozo se le atravesó Manaure y no lo dejó hacer la carretera, diciéndole: No me haga carretera por ahí, porque por ahí no se la dejo hacer; y tuvo que hacerla por otro lado, porque el cacique tenía minas ahí y había una cruz de oro que sale desde Machirí hasta Santa Ana, va por debajo de San Cristóbal y es de Manaure. De acuerdo al relato del señor Domingo Moreno "cuando estaban abriendo la carretera se crecía el chorro y no los dejaba pasar porque de una vez bajaba otro derrumbe y tapaba la vía. Entonces vinieron unos que sabían que había que pedirle permiso al cacique, quien les dijo: Sí les voy a dar permiso pa' que pasen, pero primero tengo que sacar unos coroticos que tengo ahí. Cuenta un señor que como a los tres días bajó una abundada bastante fuerte y bajaron pailas, barras de oro, canoas, corotos y todas las cosas que tenía Manaure. Después les dijo: Ahora sí, ahora pueden seguir la carretera, y ahí fue que lo pudieron hacer.

Leyenda de la potranca del diablo: Hacia la década de 1930 el pasaje acueducto era un lugar sumamente tranquilo y pocas personas en hora de la noche transitaban por él. Respecto a ese lugar se cuentan historias de personas que en la noche lo transitaban; como es el caso del sonido de cascos de caballo proveniente desde el liceo Simón Bolívar hacia la parte alta de la ciudad para luego perderse en la montaña. Se dice que era un jinete envuelto en una capa oscura que montaba una potranca alazana cuyos cascos no tocaban el piso pero que sin embargo parecía que sus herraduras echaban chispas en el concreto y se iluminaban las calles oscuras. A esta aparición los lugareños la llaman la potranca del diablo.

Leyenda de la gritona: En diferentes localidades del municipio Rafael Urdaneta, sobre todo en la aldea Las Lajas, desde hace muchos años se ha oído la leyenda de la gritona que aparece en las cercanías de la quebrada La Cocoroca. Cuenta la historia que una mujer que vivía en el sector, al quedar embarazada y dar a luz, ahogaba a sus hijos en las aguas de la quebrada. Cuando hizo esto con el cuarto hijo la pena no la dejó vivir y murió ahogada. Desde entonces varias personas por las noches escuchan gritos desgarradores de una mujer que causan miedo y escalofrío. También dicen que cuando la mujer está furiosa provoca crecidas en la quebrada desbocándola de su cauce. Sus principales víctimas han sido los arrieros quienes tenían que atravesar estos caminos a altas horas de la madrugada para llevar sus cargas a los mercados de Delicias, Rubio y San Cristóbal. Los hombres que han tenido la desafortunada experiencia de verla la describen como una mujer alta de larga cabellera negra, su rostro es una calavera que emite fuego por los ojos, sus ropas son negras y desgarradas, a sus pies una jauría de perros negros de ojos rojos la muerden. El propósito de este espanto es matar a las personas que alcanza; quienes se han logrado salvar es gracias a escapularios que ahuyentan a la gritona. Los pobladores saben que si la mujer grita no se le debe contestar, pues de inmediato aparece a buscar a quien lo hace. En el poblado Las Lajas existe otra versión de esta leyenda que refiere la experiencia de un hombre que se levantaba muy temprano a realizar de madrugada queso para vender en el mercado municipal. Una madrugada, por tiempo de cuaresma, cuando iba por el camino real en el sector llamado Pabellón, escuchó unos gritos aterradores, que lo llenaron de espanto. Allí estaba una mujer, con vestidos rasgados, pelo negro y muy largo, y ojos que arrojaban fuego. El hombre huyó despavorido, ante la terrible aparición. Se dice desde entonces que la gritona se aparece por tiempos de cuaresma y Semana santa a viajeros intrépidos que van en búsqueda de dinero, o a vender algo en el mercado, y pasan por esos senderos de Pabellón.

Leyenda del espanto del diablo: Se trata de una leyenda muy difundida en el poblado que reza de la siguiente manera: Se acercaba la hora de la media noche, y Ramón iba por el camino real, acompañado de su esposa y su hija primogénita Rosa. Era uno de esos días muy fríos y nublados en donde apenas se puede ver a medio metro de distancia debido al manto blanco y espeso que forma la niebla. La pequeña Rosa estaba muy cansada, ya que llevaban muchas horas de camino debido a que venían de Herrán, Colombia, donde asistieron a la misa del primer viernes de mes. La esposa de Ramón sintió una actitud extraña de la niña; al cargarla temblaba de manera muy extraña. De repente sintió cómo los perros de las casas vecinas al camino comenzaron a aullar como locos y los gallos cantaban como si sintieran un peligro cercano. !Apure mija!, fueron la palabras de Ramón mientras se persignaba. Al cruzar el camino hacia su casa, tomó a su mujer bruscamente de la

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