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Modelo economico de chile Resumen


Enviado por   •  27 de Junio de 2017  •  Documentos de Investigación  •  5.384 Palabras (22 Páginas)  •  371 Visitas

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Resumen

Chile se caracteriza por un modelo económico-político que en las últimas tres décadas ha mostrado un importante desarrollo de sus instituciones más básicas, lo que le ha permitido obtener un fuerte crecimiento económico con progreso social y estabilidad política. Sin embargo, este mismo fortalecimiento institucional es la génesis de debilidades que le amenazan como proyecto, como son la exclusión social y la desigualdad de oportunidades. Para sustentar esta hipótesis, el trabajo se concentra en el desarrollo institucional chileno en cinco ámbitos: las reformas económicas, el desarrollo social, las instituciones económicas, las instituciones políticas y el consecuente clima de negocios que ha construido el país. La principal conclusión que emerge de este artículo es que, a pesar de ser considerado como un proyecto exitoso, este modelo económico-político chileno no ha logrado legitimarse del todo debido a que no ha sido capaz de garantizar certeza jurídica con inclusión social e igualdad de oportunidades.

Introducción.

Chile es un pequeño país en donde se han implementado diversos modelos económicos y políticos que, de una forma u otra, han sido objeto de réplica en otros países de América Latina. Pasando por la experiencia socialista de la Unidad Popular (1970-1973), siguiendo por el gobierno militar y el apoyo de los sectores neoliberales (1973-1990), se ha llegado a un modelo económico-político que mezcla esos dos mundos que le precedieron.

Este documento trata de explicar más a fondo cuál es el modelo económico del Chile actual. La hipótesis central es que una de las principales características de este modelo es la fortaleza de sus instituciones más básicas, tanto económicas como políticas, que le han permitido mostrar como país un mayor nivel de desarrollo respecto al de su vecindario. Con todo, se han manifestado recientemente en Chile ciertas falencias inherentes a este mismo desarrollo institucional. Este trabajo se inscribe así en la literatura que enfatiza la idea de que el desarrollo de las instituciones es la base para el desarrollo de los países.

 El modelo económico chileno es el de una economía de mercado con fuerte énfasis social. Esto es, protege fuertemente la libertad de emprendimiento y los derechos de propiedad, asignando al Estado un rol subsidiario y no empresarial. Conforme a ello, el Estado en Chile tiene un papel regulador en tanto corrector de fallas de mercado (poder de mercado y existencia de mercados incompletos) y fallas sociales (pobreza, seguridad social, desigualdad). En consecuencia, Chile muestra un desarrollo institucional cuyo norte económico es entregar certeza jurídica y equidad de trato al mundo empresarial, pero dando importancia, a modo de contrabalance de este liberalismo, a un Estado protector del bien común. En palabras de Schneider y Soskice (2009), nuestro sistema económico es de tipo ‘liberal’, a diferencia de otros modelos capitalistas que los autores llaman ‘coordinados’ y ‘jerárquicos’.

Para entender esta economía social de mercado es bueno poner como contrafactuales los modelos polares de desarrollo que el propio Chile ha mostrado en los últimos 40 años: el modelo socialista de Salvador Allende y el neoliberal de Augusto Pinochet. El proyecto de Allende en Chile, y de alguna manera los más recientes en Venezuela, Bolivia y Ecuador, puede ser caracterizado como un sistema planificador, de alta participación social y con un Estado empresarial muy fuerte, y en el cual el mercado tenía un rol minimizado: controles de precios generalizados; control de capitales, tanto interno como externo; control al comercio internacional y fuerte proteccionismo con el fin de fomentar el desarrollo de la industria doméstica. Su principal característica fue, sin duda, el fuerte énfasis en lo social.

El otro proyecto polar fue el neoliberal, que en Chile tuvo su manifestación en dictadura. Este modelo se caracteriza por una liberalización ‘extrema’ de muchos mercados, aun aquellos con claras fallas como el de servicios básicos, en donde algunos segmentos de los mercados de electricidad y agua estaban completamente liberalizados; los de necesidad básica, en donde se avanzó fuertemente en la privatización de la educación y la salud; o el del transporte público totalmente desregulado. Consistentemente, este modelo se caracteriza por un débil rol regulador y un aún más bajo énfasis en la política social.

 El modelo económico chileno actual se relaciona, aunque no con exclusividad, a la Concertación de Partidos por la Democracia (Concertación, de acá en adelante), en el poder desde 1990 a 2010. Esta es una coalición compuesta por los partidos políticos que, siendo contrarios a la dictadura, se mostraron proclives a mantener y corregir, en lugar de cambiar, el modelo neoliberal heredado.

Características del modelo económico chileno.

En marzo de 1981 entró en vigencia la nueva Constitución Política de la República de Chile. Esta vino a reemplazar a la Constitución de 1925, la que, a su vez, había reemplazado a la de 1833. Es fácil ver la estabilidad de la carta fundamental que muestra Chile como país. A juicio de sus precursores, la Constitución de 1980 se hacía necesaria en tanto su antecesora mostraba deficiencias que se habían acentuado en los últimos años, las que habrían posibilitado con consecuencias lógicas y predecibles el quiebre democrático que devino en el golpe militar de 1973. Más allá de un juicio a dichas aseveraciones, esta nueva Constitución significó un cambio profundo en la concepción política y económica del país, sentando las bases definitivas de lo que podemos llamar el modelo económico-político de Chile.

La Constitución de 1981 es ciertamente conservadora en lo valórico, poco democrática (de forma y fondo) y con un fuerte sesgo económico liberal. A modo de ejemplo, pero muy clarificador, es que en ella se protege expresamente el derecho de propiedad, mientras que no se hace mención a otros derechos fundamentales, como los derechos humanos, por ejemplo. La consecuencia económica de esta Constitución, y de sus diversas leyes, es el haber dotado de certeza jurídica a las inversiones privadas, creando así un adecuado clima de negocios. Esto a su vez significó una estabilidad económica sin precedentes en la historia de Chile, con más de dos décadas de crecimiento económico sostenido que han cambiado la faz del país. Con la llegada de la democracia en 1990, los gobiernos de la Concertación abrazaron este modelo liberal, muchos por omisión más que por convicción, y lo dotaron de un matiz social con modificaciones legales construyendo así un proyecto con discriminación positiva hacia los más pobres. Esto es lo que el Presidente Aylwin (1990- 1994) llamó ‘crecimiento con equidad’. Como veremos, más allá del eslogan, se han implementado programas sociales tendientes a reducir la pobreza, pero permanece pendiente la alarmante carencia en aspectos distributivos.

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