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Monografia


Enviado por   •  15 de Julio de 2014  •  3.447 Palabras (14 Páginas)  •  249 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La desigualdad social se ha convertido en el foco central de estudio dentro de la sociología, ya que dentro del estudio de cualquier sociedad encontraremos el problema de la desigualdad. Según Eduardo López, la desigualdad social es el resultado de un problema social, y no puede observarse exclusivamente como un fenómeno natural. Es también un fenómeno histórico y cultural que ha existido en todas las naciones, hasta convertirse en un problema social para cada una de ellas. La desigualdad social es la condición por la cual las personas tienen un acceso desigual a los recursos de todo tipo, a los servicios y a las posiciones que valora la sociedad. Todo tipo de desigualdad social está fuertemente asociada a las clases sociales, al género, a la etnia, la religión, etc. Así que de forma más sencilla podemos definir la desigualdad como el trato desigual o diferente que indica diferencia o discriminación de un individuo hacia otro debido a su posición social, económica, religiosa, a su sexo, raza, color de piel, entre otros.

Se escogió este tema para conocer más a fondo el nivel de desigualdad social que existe en Guatemala.

El propósito de esta investigación es exponer de una forma más concreta en que radica y cuáles son los factores de la desigualdad social en Guatemala.

Desarrollo

1. Formas de desigualdad social

Las formas más extremas de la desigualdad social toman la forma de opresión en distintos aspectos. El individuo se ve oprimido de forma económica, política, religiosa, y cultural. Así, se comienzan a observar en la sociedad, lo que se conoce como minorías sociales. Es entonces cuando las grandes entidades o grupos usan la discriminación para mantener control de los pequeños grupos. Es entonces cuando la desigualdad social, en su manifestación más extrema causa la exclusión social de estos individuos. La exclusión social es la ruptura de los lazos entre el individuo y la sociedad.

Generalmente es admitido que valores como la libertad, la justicia, la paz, el respeto o la solidaridad tienen un carácter universal de manera que además de considerarse indispensables, se constituyen en los pilares básicos de todas las sociedades democráticas. No obstante, no todos tienen el mismo protagonismo, y no todos son asimilados o interiorizados igualmente. Para ilustrarlo basta recordar la virulenta reacción de ciertos grupos sociales ante la aprobación, por ejemplo de leyes que regulan la igualdad de derechos de las personas con diferente orientación sexual o el problema que aparece en los países desarrollados ante la llegada más o menos masiva de inmigrantes y la reacción de rechazo que, tarde o temprano, muestran algunos sectores de la sociedad: si bien la solidaridad o el respeto son aceptados como deseables, la realidad muestra sin duda la doble moral con la que dichos valores son entendidos, cuando de vivirlos o hacerlos realidad se trata. Otra interpretación posible de esta situación, sería identificar la evidente diferencia entre la importancia otorgada a unos valores y otros con la existencia de una jerarquización entre ellos. Así, si bien hablamos de grandes valores, universales y atemporales, encontramos diferentes modos de priorizarlos, incluso de interpretarlos, ya sea en función del contexto social, cultural, político o religioso.

Según López, sociólogo son varias las posibilidades de respuesta ante la pregunta: ¿desigualdad de qué? la cual contesta a qué tipo de desigualdad están expuestas las personas en una sociedad. Entre estas respuestas encontramos la desigualdad de oportunidades, desigualdad jurídica, desigualdad en el cubrimiento de las necesidades básicas, desigualdad económica y la desigualdad de capacidades para conseguir funcionamientos valiosos.

"Atacar la pobreza no es un trabajo fácil, es un tema complejo, hay que generar confianza, inversión y una visión conjunta para atacar a la pobreza"

(Zervoudaki; Stella. Embajadora de Suecia)

Definitivamente atacar la pobreza es una ardua tarea, se necesita de disposicición gubernamental y buenos planes para enseñar a las personas a generar ingresos en lugar de esperar que todo se les de.

A la desigualdad se le atribuyen los grandes males del país. Desde la ominosa pobreza que afecta a más de la mitad de la población, hasta la desbordante criminalidad que día con día nos angustia a todos los guatemaltecos; pasando por una serie de indicadores sociales funestos, que nos colocan a la cola del continente americano y que desnudan el drama que viven millones de compatriotas en este pequeños país.

Ante la relevancia que le atribuye cierto sector de la sociedad al tema de la desigualdad, la pregunta fundamental es si este es el problema principal de Guatemala o si es más bien la consecuencia de otro problema más grave.

El origen de la desigualdad en el país es fácil de entender si consideramos que más del 70 por ciento de la población se encuentra fuera del sistema económico formal. La gran mayoría vive de una agricultura de subsistencia o en el comercio de productos de poco valor. Es claro que los ingresos que puedan obtener estas personas son realmente precarios.

La cuestión es por qué existen tantas personas en la informalidad. La respuesta recae en las pocas empresas que existen en el país, y por tanto en las escasas oportunidades laborales. Por mucho que se hable de los “grandes capitales nacionales y extranjeros”, lo cierto es que Guatemala cuenta con una abundante mano de obra y el capital es realmente escaso para dar trabajo a toda la población económicamente activa.

Con esta realidad, no es de extrañar ver a personas vendiendo objetos de muy poco valor a la par de edificios modernos. El sistema simplemente es incapaz de crear oportunidades laborales para todos los guatemaltecos.

La solución a este drama pasa necesariamente por el crecimiento económico y la consiguiente creación de empleo. Esto implicaría mayores niveles de inversión. Es la fórmula que han utilizado los países que hoy consideramos desarrollados.

Este planteamiento es ampliamente criticado por los políticos con orientación de izquierda, aduciendo que los beneficios del crecimiento económico rara vez llegan a

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