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Movimiento Slow Mundial


Enviado por   •  31 de Julio de 2011  •  2.169 Palabras (9 Páginas)  •  579 Visitas

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Movimiento Slow Mundial

Basado en el libro “El elogio de la lentitud” de Carl Honoré

Este movimiento nació en Europa central hace pocos años y cada vez cuenta con más apoyo e integrantes en todo el mundo, especialmente entre los países desarrollados.

La Sociedad por la Desaceleración del Tiempo, que encabeza el Movimiento Slow, realiza todos los meses de octubre una Conferencia Anual en la ciudad turística de Wagrain (Austria), en la que se fomenta el ir más despacio cuando tiene sentido hacerlo. Promueven que cada ser vivo, proceso o acontecimiento tiene su propio tiempo (su “tempo giusto”).

Estos desaceleradores del tiempo ponen trampas en los centros de las ciudades a las personas que caminan 50 metros en menos de 37” , la sorprenden y les piden que les expliquen su apuro… la mayoría de ellos ni siquiera piensa en los motivos que la hacen ir más rápido. El “castigo” es recorrer los mismos 50 metros tirando de una tortuga, esto en general los relaja y les gusta la idea de ir más despacio.

La comida:

El apresuramiento en la mesa es mundial y comenzó a producirse en la revolución industrial, pero nunca tuvo tanto auge como actualmente.

Muchas veces comemos solos frente a la computadora o el televisor, leyendo, manejando, trabajando… y si es en familia, en muchas casas el integrante principal es la televisión, a la que todos prestan atención, miran, escuchan… sin hacerlo entre sí.

La aceleración comienza desde la granja ya que se utilizan pesticidas, fertilizantes químicos, hormonas del crecimiento, modificación genética, todo para reducir el costo y hacer que el ganado o la cosecha crezcan mucho más rápido en lugar de darle el tiempo natural que necesitan.

Muchas personas son consumidoras de la comida rápida, no solo en la calle, sino también en casa haciendo un pedido o preparando comidas pre-cocidas.

Pero existe un movimiento dentro del Movimiento Slow que se propone persuadir esta rapidez en el campo, la cocina y la mesa, llamado Slow Food y que defiende todo lo contrario: productos frescos y locales, recetas de la abuela, cena compartida en familia y amigos sin televisor… es decir que promueve el placer. Este movimiento nació en Bra, que es un pueblo de la ciudad de Turín (Italia), tiene como símbolo el caracol y publica una revista trimestral en 5 idiomas y guías de alimentos y vinos artesanales.

Todos podemos beneficiarnos si aplicamos la lentitud a nuestros hábitos alimentarios, saboreando los alimentos y prestando atención a lo que hacemos.

En varios países se realizaron estudios cuya conclusión es que los chicos que comen en familia suelen tener mejor rendimiento escolar, tienden a padecer menos estrés, fumar y beber a edad temprana.

Es importante que el adulto también se tome el tiempo necesario para su almuerzo en el trabajo.

Las ciudades:

En 1999, Bra y otros tres pueblos italianos firmaron una petición para convertirse en refugios de la gran velocidad del mundo actual. Promueven el placer antes que el beneficio, las personas antes que la oficina central, la lentitud antes que la velocidad. El movimiento se llama Slow Cities y actualmente hay cada vez más pueblos adheridos en Europa. Tiene como objetivos: reducir el ruido y el tráfico, aumentar las zonas verdes, apoyar a quien vende productos artesanales. Lo principal es relajarse, reflexionar, no estar pendiente del tiempo, reducir el estrés y cuidar el medio ambiente.

El cuerpo y la mente:

La mente suele saltar de un pensamiento a otro y está siempre activa. Sin embargo, el cerebro rendirá mucho más si puede desacelerar. Esto mejora la salud, hay calma interior y más concentración para pensar de un modo más creativo. Esta forma de pensamiento no actúa bajo presión, sino que aparece cuando hay tiempo y las ideas se desarrollan a su ritmo. Hay investigaciones que dicen que el ser humano piensa más creativamente cuando está sereno, libre de estrés, apuro y presión del tiempo. Un maestro zen decía: en lugar de decir “No te quedes ahí, haz algo”, deberíamos decir “No hagas nada, siéntate ahí”.

Respecto a la actividad física, hoy parece que la única forma de mejorar el físico es exponer el corazón al máximo. Sin embargo los científicos estudiaron que ejercitarse con más lentitud puede tener mejor resultado, por ejemplo caminar ligero quema más grasa que llevar el corazón a sus máximas pulsaciones. Caminar lentamente hace que nos relajemos y disfrutemos el alrededor a la vez que establecemos relaciones.

La relación profesional de la salud-paciente:

En general el profesional de la salud no se toma el tiempo necesario para escuchar y observar al paciente como persona, sino que lo trata como síntoma, enfermedad, órgano enfermo… y luego lo deriva a realizarse estudios para que todo se “resuelva” rápido. Este es uno de los motivos por el que muchas personas se acercan a las medicinas alternativas antiguas como homeopatía, acupuntura, aromaterapia, masajes, osteopatía, quiropraxia. En un mundo tan acelerado, estas medicinas se toman tiempo para escuchar y conectarse con el paciente de un modo holístico no para curar el síntoma, enfermedad u órgano, sino a la persona en forma integral sin separar el cuerpo de la mente.

El trabajo:

El trabajo consume muchas horas de nuestra vida, sin embargo el resto de las cosas que son mucho más importantes en realidad como la familia, los amigos o los paseos están regidos por su horario. Muchas personas trabajan mucho más de lo que quisieran. En Japón se realizó un estudio que indicó que las personas que trabajan 70 horas semanales tienen el doble de riesgo de sufrir un ataque cardíaco que los que trabajan 40 y el riesgo se triplica en caso que una persona duerma menos de 5 horas al menos dos veces a la semana.

Sabemos que somos menos productivos si estamos cansados, estresados, insatisfechos, enfermos. El trabajo es necesario, puede ser un desafío y dignifica… pero que sea lo más importante y ocupe la mayor parte de nuestra vida es una locura. El tiempo que resta para disfrutar de las cosas sencillas diarias y sin apuro es escaso. El Movimiento Slow propone trabajar menos, defendiendo el hecho de que las personas que pueden manejar sus horarios están más relajadas, son más creativas y productivas.

El ocio:

Bertrand Russell, filósofo británico, en su ensayo Elogio de la Pereza (1935) decía que una jornada de 4 horas haría

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