Movimientos Estéticos
shambs14 de Agosto de 2013
3.928 Palabras (16 Páginas)257 Visitas
INTRODUCCIÓN
En el siguiente trabajo analizaremos y elaboraremos los conceptos de “Cultura, Identidad y Estética”. Además compararemos las ideas teóricas con entrevistas realizadas por integrantes del grupo a personas pertenecientes a distintos grupos sociales sobre identidad argentina.
El concepto de cultura es fundamental para las disciplinas que se encargan del estudio de la sociedad, en especial para la antropología y la sociología. El término cultura ha ido modificándose a través del tiempo, desde la antigüedad se pueden encontrar metáforas que relacionan la práctica de algunas actividades con el «cultivo» del espíritu humano. Cada ciencia tendrá su propia definición de cultura pero en síntesis, cultura es todo aquello, material o inmaterial (creencias, valores, comportamientos y objetos concretos), que identifica a un determinado grupo de personas, y surgen de sus vivencias en una determinada realidad. Contextualizaremos las distintas interpretaciones sobre el término, su distinción entre la postura materialista e idealista y la cultura como sistema significante.
La identidad en sí es el conjunto de circunstancias que determinan quién y que es una persona. En Filosofía, es el concepto según el cual toda cosa es igual a ella misma. La identidad cultural es el conjunto de valores, tradiciones, símbolos, creencias y modos de comportamiento que funcionan como elemento cohesionador dentro de un grupo social y que actúan como sustrato para que los individuos que lo forman puedan fundamentar su sentimiento de pertenencia. Desarrollaremos su concepción objetiva y subjetiva. Además profundizaremos en el rol que desempeña el Estado en la construcción de la identidad.
La estética se ocupa de la naturaleza del arte y de los juicios sobre la creación y apreciación de la obra artística. El nombre de estética es bastante reciente. Abordaremos también el concepto de “autonomía”, el antagonismo entre “formalismo y compromiso” y la “libertad en el arte”, en el planteo de Theodor Adorno.
En la conclusión trataremos de abordar el contexto nacional y latinoamericano en relación con los conceptos previamente definidos y con los datos obtenidos a través de las entrevistas.
El objetivo es poder observar y analizar los vínculos que se establecen entre el cuerpo teórico y el estudio de campo, además.
CULTURA
Si hablamos del concepto de cultura, es posible imaginar una suerte de evolución respecto a cómo tal concepto fue concebido desde principios del siglo XVIII hasta nuestros días. Kroeber y Kluckhohn (1952), como así también Williams (1958 y 1976) han realizado estudios sobre la historia y usos de este término.
En un principio el término cultura designaba a un proceso, o una cultivación (cultivo activo), tanto relacionado con la agricultura y la ganadería, como, por extensión, con la mente humana. Más adelante, en Alemania e Inglaterra, acaba designando una “configuración o generalización del <<espíritu>>” que conformaba el modo de vida de un pueblo en particular. Finalmente, y ya en el siglo XIX, Herder utilizaría el significativo plural <<culturas>> para conformar un término pluralista y no unilineal, distinguiéndolo de <<civilización>>.
Ante la pregunta acerca de los determinantes o los elementos formativos de lo que denominamos <<cultura>> aparecen ante nosotros dos alternativas.
Comprendiendo a la cultura en su uso más general, que la toma como “cultivo activo de la mente” podemos percibir tres acepciones para el mismo término, muy relacionadas entre sí. Estas son: el término cultura puede designar tanto a un estado desarrollado de la mente humana, que se halla cultivada; los procesos que llevan a ese “cultivo” o “desarrollo”, es decir lo que comprenden las actividades culturales; como así también los medios que se utilizan para llevar acabo la cultivación mediante cualquier actividad artística. En este caso, los medios serían las obras de arte, o toda obra intelectual producida por los hombres.
Los estudios sobre la cultura de hasta mitad del siglo XX se caracterizaron por reflejar las dos posiciones existentes en torno de este complejo concepto. Por una parte tenemos la posición idealista: la idea de un <<espíritu conformador>> que poseen los distintos grupos sociales: ya sea por ideales, por pertenecer a la misma nación o por compartir una misma religión, determinan la existencia de las diversas culturas. Este <<espíritu>> se ve reflejado en sus prácticas y producciones, especialmente en las artísticas. La otra mirada es la materialista: destaca <<un orden social >>, vincula la idea de cultura con las prácticas y productos artísticos e intelectuales que se dan dentro de ese orden. Apunta a la “cultura vivida”, es decir que es determinada por los procesos sociales, las diversas prácticas- económicas, políticas, etc.- que hacen a la experiencia de dicho grupo social.
Sin embargo, en los trabajos contemporáneos se percibe una tendencia de estas dos posiciones hacia una nueva clase de convergencia. En este sentido, la cultura será comprendida como un <<sistema significante>> a través del cual el orden social se comunica, se reproduce, se experimenta y se investiga. Las prácticas y producciones culturales en tanto significantes, serán comprendidas como elementos constitutivos y esenciales. Cultura es, entonces, ese modo de vida diferenciado que se caracteriza por la existencia de un sistema significante, implicado en todas las formas de actividad social. El concepto designa todas las actividades artísticas e intelectuales, no solo las artes y formas tradicionales de producción intelectual sino todas las prácticas “significantes” tales como el lenguaje, la filosofía, la moda, etc.
ESTÉTICA/ARTE
A partir del texto de Andrea Giunta “Reflexiones sobre arte y política” podemos acercarnos a un concepto de estética. El arte siempre enarbola su autonomía, la separación de todas las instituciones. Toma como referencia a Theodor Adorno, quien sostiene que es esta autonomía la que permitió el desarrollo del arte. Adorno afirma que el arte adquiere sentido en relación con lo que fue, respecto de lo cual se desarrolla y a la vez se diferencia. En esta diferenciación, su especificidad artística, proviene de distanciarse de aquello que no es arte. Esto es el poder legitimador de la tradición . Autonomía es también autorreflexividad: un arte volcado sobre sí mismo, que se expresa a partir de sus propios términos.
Adorno utiliza la palabra “artefacto” para expresar ese poder oposicional de la autonomía: la estética como un contenido sedimentado. Cualquier obra de arte ocupa un lugar determinado en una cierta realidad concreta y en relación a un determinado momento histórico.
La construcción del término, está atravesada por tres cuestiones:
• Tensión entre “formalismo” y “compromiso” que se resuelve históricamente.
• La búsqueda de resolución de este par de conceptos antagónicos en un único planteo estético.
• La problemática de la “libertad en el arte”
Todo planteo experimental estético fundado en la más absoluta autonomía, se cumple históricamente en la necesidad de vincularse con la política.
“Que un poema o pintura no sirvan para justificar una renuncia a la acción, sino que, al contrario, contribuyen a situar al hombre en el mundo. Los artistas concretos, no estamos por encima de ninguna contienda. Estamos implicados en todas las contiendas. Y en primera línea.” La autonomía del arte entendida como autorreferencialidad, como renuncia a toda forma de explicación dependiente de la realidad, era al mismo tiempo la garantía de criticidad y de oposición al sistema burgués y capitalista.
Los estudios estéticos de Adorno sientan sus posiciones acerca de la autonomía y temporalidad del arte. Con el objetivo de anclar los modos específicos de la experiencia artística en el mundo cotidiano, Adorno aplica el concepto de refracción con lo que deja sentada su mirada respecto de la comunicación entre el arte (al que considera como cerrado) y el mundo empírico. Para él las obras de arte son “refracciones” en tanto “desvíos” de lo que existe en el mundo exterior a ellas porque la comunicación entre ellos se caracteriza por ser no-comunicación.
Hay dos modos de interpretar a la libertad: antes de la Segunda Guerra Mundial y después de ella, atravesada por el mundo capitalista. La libertad pasa a ser entendida como valor inherente al mundo “libre” de Occidente en donde se instrumentaron sistemas de legitimación de la cultura y el arte, y se llevaron adelante invasiones y guerras coloniales. Todo lo que atente contra el arte y el artista y todo lo que éste sea capaz de hacer es una afirmación de libertad absoluta que el arte mantiene vigente.
Para A. Danto, una vez superado el discurso de vanguardia, el arte emerge liberado de la libertad de su propia definición. Es la negación de la autonomía, de la apariencia, de la forma en función “de la vida”, dejando como única definición de lo que sea arte el momento de su instauración en tanto obra de arte: “Arte puede ser cualquier objeto que <<la sociedad>> represente como tal”.
IDENTIDAD
Analizaremos
...