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NECESIDAD DE POSEER UNA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE.


Enviado por   •  13 de Junio de 2016  •  Exámen  •  1.645 Palabras (7 Páginas)  •  849 Visitas

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UNIVERSIDAD MAIMONIDES

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

CICLO DE LICENCIATURA EN ENFERMERÍA

MODALIDAD A DISTANCIA

ASPECTOS BIOÉTICOS Y LEGALES DE LA ENFERMERÍA

APUNTES Y EJERCICIOS

(2º ENTREGA)

TITULAR:  Mg. RUBÉN GASCO

NECESIDAD DE POSEER UNA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE

[pic 2]

Si el enfermero no posee una concepción profunda e integral del hombre, corre el riesgo de ejercer una enfermería deshumanizada y de ver en el paciente sólo una patología y muy poco más.

El paciente muy probablemente verá en el enfermero/a a “alguien” que lo atiende en forma impersonal, distante, tecnológica y hasta agresiva. Casi un “robot”...

Tal vez diga o piense: “Para la enfermera yo sólo soy una enfermedad, no una persona”.

La concepción del ser humano depende de nuestra perspectiva del mundo en todos sus aspectos: social, económico, político, cultural y espiritual y nos es dada a través de nuestro pasaje por las distintas visiones de cada uno de los ámbitos en los que se divide el conocimiento: las distintas tecnologías, la filosofía, la religión y, principalmente, por nuestra propia experiencia de vida. A todo esto lo llamamos cultura.

Para poder “ver” al ser humano, primero tenemos que saber “vernos” a nosotros mismos.

A partir de este punto podremos tener la capacidad suficiente para ver al otro y finalmente integrar nuestro yo y ese otro en un nosotros; y ese nosotros integrado al universo-hábitat que compartimos con la mayor armonía y equilibrio posibles.

Para lograr ese equilibrio ‘’ecológico’’ hay que comenzar por romper con aspectos de nuestra cultura, todavía excesivamente antropocéntrica[1], donde el hombre es centro absoluto, ‘’rey de la creación’’, punta de la pirámide, donde el universo y todo lo creado está ‘’para servirlo’’ para que tome todo lo que le haga falta, o lo que quiera...

Esta concepción antropocéntrica hoy nos muestra el “hermoso” espectáculo de bosques devastados, ríos contaminados, tierras infértiles, agujero de ozono, desaparición de especies, mutaciones genéticas, lluvias ácidas, enfermedades industriales, contaminación ambiental, una calidad de vida de ‘’ tan baja calidad’’ de la cual sólo pueden escaparse aquellos pequeños sectores sociales que tienen los recursos necesarios  para crear nuevos ‘’hábitats’’ donde poder seguir ‘’viviendo’’.

Por un lado florecen los ‘’ countries’’, los ‘’ barrios cerrados’’ y, por otro lado, los

‘’home-less’’, los ‘’favelados’’, los ‘’villeros’’, los ‘’okupas’’, los ‘’asentamientos’’, ‘’los barrios carenciados’’.

Tener una visión integral del hombre es creo, como diría León Gieco, ir desde La Quiaca hasta Ushuaia, desde el ‘’centro’’ a la periferia, desde el countrie a la villa, pasando por el tambaleante territorio de las clases medias.

  • Concepción holística del hombre

No podemos ejercer una enfermería integral, holística[2], como es nuestra propuesta, si ignoramos la realidad social, el contexto socio-económico-político y cultural donde ejercemos la profesión.

Si en la preparación para el alta de un paciente, lo cual la enfermería lamentablemente realiza poco, se ignora que éste no tiene condiciones económico-sociales adecuadas o una red que lo contenga para continuar su tratamiento fuera del ámbito hospitalario, lo más probable es que lo volvamos a ver prontamente, con una recaída para pedir medicamentos o hasta un plato de comida para él o para los hijos.

[pic 3]

  • Percepción del propio yo

Decíamos anteriormente que, para poder conocer al ser humano, debemos conocernos primero a nosotros mismos.

Para poder jugar al fútbol, debemos conocer cómo es la pelota, cuáles son las normas de juego, cuántos juegan, cómo es el equipo contrario, cuáles son sus puntos débiles, sus fortalezas, si tiene hinchada, si tienen ‘’barras bravas’’, etc., pero primero que todo debo tener bien en claro, si yo tengo las condiciones físicas, mentales, espirituales, las ganas, las motivaciones suficientes para poder jugar el juego, con alguna probabilidad de éxito. Si no sé quién soy, ni qué recursos  poseo, más vale no entrar en la cancha, a no ser que me guste perder 10 a 0.

Esta percepción del propio yo, es la experiencia más profunda.

Las eternas preguntas de quién soy yo, o para qué estoy, cuando nos damos el tiempo  y nos animamos a hacerlas, nos instalan  en  un territorio de conflicto  interior, que es el mismo que transitaron los grandes filósofos de la humanidad. Algunos de ellos alcanzaron algunas respuestas que se transformaron en universales, o por lo menos válidas, para un grupo de personas.

  • Las ciencias de la salud y su percepción del hombre

Las ciencias de la salud, y principalmente la medicina, que marcó e intenta aún marcar a fuego las otras disciplinas, también intenta respuestas, pero tiene un problema, abandonó sus orígenes ligados a estas eternas preguntas (los médicos antiguos eran también pensadores o los pensadores eran médicos...) y se transformó en hija adoptiva dilecta del racionalismo científico, positivista, que para simplificarlo (a pesar de los riesgos que esto significa) niega casi todo aquello que no pueda ser medido, pesado u observado a través del microscopio.

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