Ordenamiento Jurídico

ORDENAMIENTO JURÍDICO

Según el autor aludido Hernán Olano García, la Ley es sinónimo de Ordenamiento Jurídico. El orden que genera o busca la ley en sí, también lo lleva intrínseco ella misma como tal.

Desde la antigüedad el hombre se ha valido de la Ley para lograr el ordenamiento social, lo cual ha evolucionado al compás de la evolución humana, cada etapa del desarrollo de la humidad ha presentado un ordenamiento jurídico, por lo tanto el ordenamiento jurídico no ha permanecido estático o “cerrado” al desarrollo y evolución de la humanidad sino, antes por el contrario, ha evolucionado o ha sido cambiante y dinámico.

Acudiendo a la historia, relata el autor, se encuentra que durante la monarquía y la República fue el pueblo el que dictó las leyes, era el pueblo el que tenía el máximo poder para constituir las leyes aunque las propusiera el rey. Esto data de los años 302 y 305 de Roma. Posteriormente los plebiscitos, estatutos formados por la plebe reunida en tribus a propuesta de un magistrado popular, empezaron a tener fuerza de leyes entre todas las clases del estado el año 466 de Roma.

Durante la época del emperador Tiberio, después de la era cristiana, el pueblo conservó la facultad de hacer sus propias leyes a propuesta de los magistrados. Cuando expiró la República, el senado se convirtió en el órgano de la voluntad imperial. Los emperadores comenzaron entonces a ejercer por sí solos del modo más amplio la potestad legislativa. Para entonces las leyes llamadas constitucionales eran de varias especies: rescriptos, las que se expedían a petición de parte o consulta de un magistrado; pragmática-sanción, las relativas a una clase o gremio; decretos, las sentencias definitivas e interlocutorias en actos de jurisdicción contenciosa; edictos, y privilegios, cuando se irrogaba a determinadas personas alguna pena o premio extraordinario. Los decretos no constituían derecho, sino solo entre partes, a menos que se declarase en ellos algún punto oscuro, o que se les extendiese a todos los casos de la misma especie.

El primero que se propuso formar un cuerpo completo y ordenado de la norma jurídica existente fue Justiniano, pero mucho antes habían salido a la luz los códigos Gregoriano y Hermogeniano. El primero fue una compilación de constituciones selectas de los Emperadores, desde Adriano hasta Diocleciano y Maximiliano. El segundo, al parecer fue una edición corregida y aumentada de la primera. Hacemos alusión a este aspecto en términos textuales como lo señala el autor, como una muestra de que desde hace mucho tiempo atrás los gobernantes ya venían interesándose por el ordenamiento jurídico, por el ordenamiento de las leyes, esto se fue transmitiendo de generación en generación como especie de “herencia jurídica”, por llamarlo así, desde entonces hasta nuestros días.

En cuanto a la definición de ley, Santo Tomás la define así: “Una disposición u ordenación de la razón al bien común, promulgada por quien tiene el cargo en la comunidad”. En cuanto a sus cualidades señala el mismo Santo Tomás: “Sea la ley honesta, justa, posible, conforme a la naturaleza y la costumbre de la patria, conveniente al lugar y al tiempo, necesaria, útil, manifiesta también para que la oscuridad no sirva de lazo, escrita no para provecho particular, sino para utilidad común de los ciudadanos”.

La concepción originaria

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