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POEMAS BARROCOS


Enviado por   •  5 de Septiembre de 2013  •  Informes  •  1.159 Palabras (5 Páginas)  •  357 Visitas

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POEMAS BARROCOS

La Sentencia del Justo

Firma Pilatos la que juzga ajena

Sentencia, y es la suya. ¡Oh caso fuerte!

¿Quién creerá que firmando ajena muerte

el mismo juez en ella se condena?

La ambición de sí tanto le enajena

Que con el vil temor ciego no advierte

Que carga sobre sí la infausta suerte,

Quien al Justo sentencia a injusta pena.

Jueces del mundo, detened la mano,

Aún no firméis, mirad si son violencias

Las que os pueden mover de odio inhumano;

Examinad primero las conciencias,

Mirad no haga el Juez recto y soberano

Que en la ajena firméis vuestras sentencias

Sor Juana Inés de la Cruz

A una Rosa

Rosa divina, que en gentil cultura

Eres con tu fragante sutileza

Magisterio purpúreo en la belleza,

Enseñanza nevada a la hermosura.

Amago de la humana arquitectura,

Ejemplo de la vana gentileza,

En cuyo ser unió naturaleza

La cuna alegre y triste sepultura.

¡Cuán altiva en tu pompa, presumida

soberbia, el riesgo de morir desdeñas,

y luego desmayada y encogida.

De tu caduco ser das mustias señas!

Con que con docta muerte y necia vida,

Viviendo engañas y muriendo enseñas.

Sor Juana Inés de la Cruz

Ante la Ausencia

Divino dueño mío,

si al tiempo de partirme

tiene mi amante pecho

alientos de quejarse,

oye mis penas, mira mis males.

Aliéntese el dolor,

si puede lamentarse,

y a la vista de perderte

mi corazón exhale

llanto a la tierra, quejas al aire.

Apenas tus favores

quisieron coronarme,

dichoso más que todos,

felices como nadie,

cuando los gustos fueron pesares.

Sin duda el ser dichoso

es la culpa más grave,

pues mi fortuna adversa

dispone que la pague

con que a mis ojos tus luces falten.

Sor Juana Inés de la Cruz

A DAFNE, HUYENDO DE APOLO

Tras vos un Alquimista va corriendo,

Dafne, que llaman Sol ¿y vos, tan cruda?

Vos os volvéis murciégalo sin duda,

Pues vais del Sol y de la luz huyendo.

Él os quiere gozar a lo que entiendo

Si os coge en esta selva tosca y ruda,

Su aljaba suena, está su bolsa muda,

El perro, pues no ladra, está muriendo.

Buhonero de signos y Planetas,

Viene haciendo ademanes y figuras

Cargado de bochornos y Cometas.

Esto la dije, y en cortezas duras

De Laurel se ingirió contra sus tretas,

Y en escabeche el Sol se quedó a oscuras.

Francisco de Quevedo

A AMINTA, QUE SE CUBRIÓ LOS OJOS CON LA MANO

Lo que me quita en fuego, me da en nieve

La mano que tus ojos me recata;

Y no es menos rigor con el que mata,

Ni menos llamas su blancura mueve.

La vista frescos los incendios bebe,

Y volcán por las venas los dilata;

Con miedo atento a la blancura trata

El pecho amante, que la siente aleve.

Si de tus ojos el ardor tirano

Le pasas por tu mano por templarle,

Es gran piedad del corazón humano;

Mas no de ti, que puede al ocultarle,

Pues es de nieve, derretir tu mano,

Si ya tu mano no pretende helarle.

...

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