POLITICAS ECONOMICAS

CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y DOCENCIA EN HUMANIDADES DEL ESTADO DE MORELOS.

JOSÉ LENIN VELÁZQUEZ RIVERA.

“HACIA LA DESGLOBALIZACIÓN”

AUTOR: ALFREDO JALIFE-RAHME

EDITORIAL: JORAL EDITORES EN COEDICIÓN CON ORFILA EDITORES.

SEGUNDA EDICIÓN

MÉXICO, 2007.

La globalización, se encuentra hoy en su fase terminal; producto del mundo unipolar liderado por Estados Unidos y Gran Bretaña, sigue la suerte de su principal impulsor Estados Unidos de América, hoy en franca crisis económica, dando paso a una economía multipolar, conformada por mercados regionales.

Entendida la globalización como el proceso de libre movimiento de productos, capitales, servicios y personas, con fuerte dependencia de la tecnología, especialmente la relativa a la información, la globalización no es sino una nueva forma de feudalismo global, que produce beneficios principalmente para los globalizadores, dañando la economía y ecología de los globalizados. La alternativa a la globalización es un proceso de re-regulación, en un marco de comercio mundial controlado por bloques económicos regionales, que debe partir del ser humano como razón primera y última de la sociedad, la economía y el mercado.

El autor ubica el inicio de la globalización en el año 1989, en un mundo unipolar ante la desaparición de la Unión Soviética, manipulado por el Grupo de Los Siete y liderado por Estados Unidos, naciones que provocaron la apertura de las fronteras al intercambio de bienes y servicios, en detrimento de los estados-naciones, quienes perdieron soberanía ante la presión de las trasnacionales.

Puede distinguirse entre la globalización económica, relativa al intercambio internacional de bienes y servicios y la globalización financiera, referida al movimiento de capitales con fines esencialmente especulativos, que si bien tiene su base en la globalización económica, la ha rebasado y colocado al mundo al borde del colapso.

Así, mientras la globalización económica se rige por la Organización Mundial del Comercio, la globalización financiera, carece de regulación, operando principalmente desde y hacia los paraísos fiscales (off shore), en ausencia de una contabilidad tangible y lo que es más grave, produciendo burbujas especulativas por conducto de los productos denominados derivados financieros como los fondos de cobertura de alto riesgo, por lo que Jaliffe estima a la globalización financiera como una propuesta de trabajo altamente depredatoria y dañina tanto para la humanidad en sí como para el medio ambiente; resalta en su obra que el papel chatarra que se mueve a través de los capitales especulativos alcanza hasta 50 veces el valor real de los productos y servicios existentes, de ahí su alto potencial destructivo de la economía real.

Adicionalmente, se desprende que el 85 por ciento del comercio internacional es controlado por las empresas trasnacionales del Grupo de los Siete, quedando el resto en manos de los países en desarrollo y otros sin una categoría específica, concluyendo en consecuencia que la globalización no es un fenómeno equitativo ni benéfico, pues en realidad se trata del control de la economía mundial por el grupo de los Siete, en detrimento de los demás países del planeta.

Cabe entonces hablar de un proceso en el cual los actores principales son los globalizadores por un lado, quienes se benefician de la apertura comercial y por otro lado, de los globalizados, principalmente países en vías de desarrollo, quienes resienten en sus economías los efectos depredatorios de la feroz competencia entre sus empresas nacionales y las muy poderosas trasnacionales del Grupo de

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