Pago De Impuestos

Reacción y comportamiento del contribuyente frente al fisco

El contribuyente reacciona de forma adversa contra todo tributo y, en especial, contra todo tipo de impuesto. Considera el gravamen como un mal necesario, máxime si no esta satisfecho con la forma de administrarse la cosa publica. La reacción del particular frente al impuesto varía según su grado de cultura, de honradez, de civismo, de educación, de su gratitud o conveniencia.

Podemos clasificar a los contribuyentes en honestos y deshonestos, variando en unos a otros las razones de su comportamiento.

Hay contribuyentes que se percatan de la necesidad de su patria, o en agradecimiento al país que los acogió, o por conveniencia de su negocio; o por temor al fisco de tributar con honradez y no escatiman un centavo para de lo que legalmente le corresponde al erario. Pues su educación su civismo, su cultura, su buen juicio y criterio les dicen que si desean ver la prosperidad de su país; y los graves problemas que le aquejan, deben pagar los tributos que de acuerdo con las leyes tributarias en vigor han generado en favor del fisco.

Los contribuyentes cumplidos por temor o por conveniencia son aquellos que se percatan no solo de que no vale la pena arriesgar su tranquilidad personal o de la familia, si no ni siquiera la del patrimonio que se emplea en los actos o actividades gravados y si quieren su tranquilidad tienen que pagar correctamente sus impuestos.

En segundo término tenemos al grueso de los contribuyentes, nacionales y extranjeros, que solo cumplen a medias o bien en forma reducida con sus obligaciones fiscales. Este núcleo lo constituyen, esencialmente, contribuyentes pequeños y medianos.

En tercer término tenemos a los que no tributan; a los que de plano ni en forma mínima cumplen con las leyes tributarias, salvo por verdadera excepción, este núcleo se constituye esencialmente por pequeños y también por medianos contribuyentes.

Causas de esa reacción

Del análisis de las causas que influyen en el mal comportamiento del grueso de los contribuyentes, se llega ala conclusión de que no toda la culpa le s atribuible a l contribuyente; que quizás el mas responsable sea el propio fisco o bien el estado mismo. Ya sea porque observa mal comportamiento de en el personal hacendario, sea por su trato o sea por que extorsiona, sea porque aconseja no pagar conforme a la ley, sea por que le impide cumplir con sus obligaciones fiscales, sea por arbitrariedad, en la interpretación y aplicación de las leyes, por leer o en periódicos o en las noticias la consignación de funcionarios corruptos etc. La respuesta de los contribuyentes es la evasión.

Consecuencias de su comportamiento

El contribuyente que se escuda en los vicios de la administración publica o en sus propias razones para disculpar su mal comportamiento infringe con ello un castigo para el país, pues contribuye a frenar su desarrollo económico.

El crecimiento demográfico de México sigue siendo preocupante y por ello las necesidades siguen aumentando. Si no se recauda lo suficiente no se pueden cubrir las necesidades de cada año, mucho menos las ya existentes, solo queda como fuente de recursos recurrir al financiamiento crediticio, interno o externo, lo cual viene a disminuir el valor del peso que se emplea, por los intereses que dicho financiamiento causa.

El contribuyente debe percatarse de que solo hay dos clases de regímenes: el democrático o capitalista y el comunista. En el primero se reconoce y se protege la propiedad privada; en el segundo todo es del estado. Si se niegan al estado los recursos económicos que por ley corresponden y que son los necesarios para satisfacer las necesidades a su cargo, o se le niega lo la distribución equitativa de la riqueza, el contribuyente perderá todo a la larga.

Los industriales o los comerciantes mexicanos que se han percatado de lo anterior reconocen que si quieren seguir conservando el régimen que señala nuestra constitución, as i como los bienes que poseen, deben no solo otorgar a sus trabajadores un sueldo decoroso y participación en los rendimientos del negocio, sino también entregar al estado lo que legalmente le corresponde por concepto de impuestos.

Es necesario que el contribuyente se percate de la necesidad que el estado tiene de sus recursos económicos; de que su actitud tiende a perjudicar a todos; de que con su proceder el pobre difícilmente podrá aspirar a una oportunidad de vida mejor.

Clasificación del contribuyente incumplido

Para empezar hay que distinguir entre el contribuyente preparado y el impreparado; el primero ha tenido acceso a la cultura; se da cuenta de las consecuencias de sus actos, no tiene excusa, ni mucho menos puede alegar ignorancia. Por su preparación sabe buscar y encontrar formas de evasión. Se justifica criticando la actuación del poder público.

En cambio el, el contribuyente impreparado, constituido esencialmente por pequeños contribuyentes, aun cuando también por medianos y grandes no tuvo acceso a la cultura, a la educación, y no se siente en deuda con el estado. Estos son presa fácil no solo para el funcionario, si no inclusive del empleado menor de fisco o de cualquier otra oficina publica.

Pero precisamente por su impreparación cree que esta en permanente grave situación con todos los ordenamientos legales en vigor y por ello tributa o contribuye el responsable de que cumpla con sus obligación. Muchas veces es este le beneficiado y no un supuesto servidor publico.

Los hay de buena y mala intención. Los primeros desean cumplir con sus obligaciones legales, de la naturaleza que sean. Pero su impreparación administrativa los hace presa fácil de los ejecutivos que el designa.

Tratándose del segundo, el que no cumple con toda intención, es un contribuyente que, amparado en su prosperidad económica, pretende solucionarlo todo con dinero.

Conclusiones

La conclusión a la que se llega es que hay necesidad de sensibilizar las conexiones entre ciudadanos y los responsables de la gestión política, de acentuar la presión democratizadora para evitar que se produzcan distorsiones perturbadoras y potenciar el nacimiento, no ya de una conciencia fiscal, si no de una especie de conciencia publica que haga real el juego abierto y pluriforme. Podemos concluir afirmando que la reacción y el comportamiento del contribuyente siempre será adverso

...