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Perros Hambrientos


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2013  •  7.397 Palabras (30 Páginas)  •  476 Visitas

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Ciro Alegría, que por entonces vivía en Chile, ya era conocido en el mundo literario pues años antes había publicado su novela La serpiente de oro, ganadora en 1935 de un concurso convocado por la Editorial Nascimento y auspiciada por la Sociedad de Escritores de Chile. A fines de 1936, como consecuencia de la dura vida de prisión y persecución política que sufrió en el Perú, enfermó de tuberculosis pulmonar. Se recluyó en el sanatorio de San José de Maipo y allí estuvo dos años. Antes de darle de alta le aplicaron un neumotórax, pero una burbuja de aire inyectada en la sangre le produjo entonces una embolia cerebral que le dejó temporalmente ciego y con medio cuerpo paralizado. Esta dificultad motriz le anuló la capacidad de escribir. Durante su recuperación, a manera de terapia, fue obligado a escribir “algo” para readiestrar el uso de su mano derecha. Una noche despertó sobresaltado por los ladridos de unos perros. Entonces se le vino la idea de componer una novela basándose en relatos cortos que había escrito con anterioridad, sobre la vida de unos perros en la serranía del norte peruano. La tarea de armar la novela le demandó un mes de labor, titulándola Los perros hambrientos. Acto seguido la presentó al concurso de novela convocado por la Editorial Zig-Zag y auspiciada por la Sociedad de Escritores de Chile. De las 62 obras presentadas, la suya obtuvo el segundo puesto. El primer premio lo obtuvo el escritor chileno Rubén Azócar con su novela Gente en la isla. El fallo del jurado fue muy discutido. La obra fue publicada en agosto de 1939; tuvo después múltiples ediciones en países de habla hispana y se la tradujo a varios idiomas.

Escenarios[editar · editar código]

La historia está ambientada principalmente en la serranía del departamento de La Libertad, en la región conocida como puna, en una comunidad de indígenas dedicada a las ancestrales labores del cultivo de la tierra y pastoreo de ganado. Cerca de ellos se extienden las inmensas propiedades de la hacienda de Páucar, donde los indios trabajan como peones o colonos. Se mencionan otras comunidades de indígenas, como Huaira (comunidad desaparecida por obra de un despótico terrateniente, que se apodera de las tierras de los indios), y los pueblos lejanos de Sarún y Saucopampa (este último lugar de culto de una milagrosa Virgen del Carmen). Otro escenario mencionado es Cañar, en la zona de la ceja de selva, cerca al río Marañón, refugio de bandoleros dedicados al abigeato o robo de ganado.

Época[editar · editar código]

La época de los sucesos relatados es entre los años 1910 y 1920, es decir durante la niñez del narrador, precisamente la etapa en que éste estuvo en contacto con la gente recreada en la obra, es decir los indios y cholos, peones y empleados de la hacienda de su padre. Eran los últimos años de la llamada “República Aristocrática” (a la que mejor llamaríamos oligárquica) y el Oncenio del presidente don Augusto B. Leguía, quien es mencionado en la obra aunque solo de manera incidental.1 Es una época turbulenta, de protesta y conmoción social, particularmente en los Andes, lo que se refleja claramente en el relato. Una de las más sonadas rebeliones de indígenas de esa época fue la encabezada por Rumi Maqui, en Puno, en 1915. Solo como detalle significativo, agregaremos que dicha época coincide con la ambientada en la otra gran novela indigenista representativa de la literatura peruana, Los ríos profundos, de José María Arguedas, pero la trama de esta se concentra en los andes del sur y en los años 1920.

Argumento[editar · editar código]

A través de la tercera persona del narrador omnisciente, Alegría desarrolla la historia paralela de unos campesinos indígenas de la sierra norte del Perú y de sus perros pastores frente a la agresión de la naturaleza manifestada en una prolongada sequía de dos años de duración. La falta de lluvias priva de alimentos tanto a los hombres como a sus animales domésticos y entonces surge con toda su magnitud y fuerza la necesidad básica de la subsistencia. Se representa la desesperada solidaridad campesina pero también al desalmado hacendado blanco que dispara a los indios indefensos que le vienen a suplicar comida. También los perros trastocan el orden establecido, pues al verse privados de alimentos ven roto el vínculo ancestral que les une a sus dueños y empiezan a devorar a las ovejas, por lo que son expulsados, formando jaurías que asolan los contornos de la comunidad. Finalmente serán envenenados por el hacendado, cuyas propiedades habían empezado a invadir. El paralelismo es notorio: a vista del desalmado patrón, los “perros hambrientos” son indistintamente tanto los aldeanos como los animales. Cuando las lluvias anuncian el fin de la sequía, finaliza un ciclo y empieza otro. .

Personajes[editar · editar código]

En la obra de Ciro Alegría encontramos una gran variedad de personajes, tanto seres humanos como animales (perros). Cada uno tiene relevancia, pero solo mencionaremos los de mayor importancia en el desarrollo de los hechos del cuento.

Los hombres[editar · editar código]

La familia Robles, gente típica de la serranía del norte peruano. Lo conforman los esposos Simón y Juana, y tres hijos todavía menores que conviven con ellos y que les ayudan a en las tareas del hogar, el cultivo y la cuida del ganado: Vicenta, Timoteo y Antuca.

Simón Robles, el viejo jefe de familia, hábil narrador de cuentos e historias, también gusta tocar la flauta y la caja, además de poner apelativos a las cosas. Entre sus más curiosos apodos está el dado a un caballo muy flaco: “Cortaviento”, y a una gallina estéril: “Poniaire”.

Juana, la esposa de Simón, ya entrada en años y con la experiencia y sabiduría natural de las mujeres de su edad.

Vicenta, la hija mayor, aun soltera, ágil y espigada, quien se dedica a tejer bayetas y frazadas. El relato menciona también que en una ocasión, durante una fiesta celebrada en Saucopampa, la sacó a bailar el cholo Julián Celedón (luego célebre bandolero), pero su padre se opuso a que la cortejara pues aquel ya tenía ya muy mala fama.

Timoteo, joven, muy robusto y empeñoso. Se enamora de Jacinta, hija de unos emigrados indios y la lleva a su casa, luego que la muchacha queda huérfana de padre.

Antuca, muchacha de aprox.12 años, pequeña y lozana, que se dedica a pastorear el ganado. Sale temprano de casa junto con los perros conduciendo las ovejas al campo, para regresar al atardecer. A veces se encuentra con otro pastorcillo, el Pancho, de su misma edad, con quien se entretiene contándose

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