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Ponencia De Democracia

sandra17 de Noviembre de 2011

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Introducción:

En una sociedad plural donde las condiciones socio-económicas están marcadas por la desigualdad y pobreza, por el bajo nivel de Estado de derecho (régimen democrático) e institucionalidad, crear partidos institucionalizados es una tarea bien difícil y que tomará su tiempo. Es cierto que la crisis de legitimidad y representación de los partidos políticos está asociada al pobre desempeño que éstos han tenido, desde el control del Estado, en la conducción de los destinos nacionales, pero también es cierto que para que una democracia funcione debe haber partidos políticos “vigorosos”, bien consolidados.

Una preocupación constante, que sobresale en los foros de discusión, es que los partidos políticos no representan la diversidad de una nación y que no hacen nada por facilitar y lograr una mayor participación e inclusión de los grupos subrepresentados (los grupos indígenas, minorías étnicas, mujeres y jóvenes) en la vida política. Pues, no es únicamente cuestión de atraer a los ciudadanos a participar, tanto en los canales formalizados (elecciones, partidos, sindicatos) como en los informalizados (nuevos movimientos sociales) del régimen, se trata de incluirles en el sistema político.

La Democracia.

CONCEPTO DE DEMOCRACIA:

Democracia es una forma de organización de grupos de personas, cuya característica predominante es que la titularidad del poder reside en la totalidad de sus miembros, haciendo que la toma de decisiones responda a la voluntad colectiva de los miembros del grupo.

La democracia es una forma de entender el mundo y una forma de vida, una manera de percibirse a sí mismo y a los otros. La democracia es una cultura, es decir, una manera de comportamiento cotidiano que nos aproxima a la comprensión del otro, aún en sus errores.

El sociólogo francés, Alain Touraine dice sobre la democracia: “lo que alimenta la conciencia democrática es hoy más que ayer, el reconocimiento de la diversidad de los intereses, las opiniones y las conductas; y por consiguiente la voluntad de crear mayor diversidad posible en una sociedad que también debe alcanzar un nivel cada vez más alto de integración intensa y de competitividad internacional...”

El politólogo norteamericano, Robert Dahl, señala que la democracia es una poliarquía electiva. La democracia se definió en primer lugar como expresión de la soberanía popular. La democracia se define no por la separación de poderes sino por la naturaleza de los vínculos entre la sociedad civil, la sociedad política y el Estado. Si la influencia se ejerce de arriba hacia abajo la democracia está ausente, en tanto que llamamos democrática a la sociedad en que los actores sociales ordenan a sus representantes que a su vez controlen el Estado. Porque la democratización consta de dos dimensiones por lo menos: el debate público y el derecho a la participación ciudadana.

REPRESENTACION Y SISTEMAS DE PARTIDOS:

Se entiende por sistema de partidos el conjunto de partidos en un determinado Estado y los elementos que caracterizan su estructura: cantidad de partidos, las relaciones entre sí, tanto respecto a la magnitud de ellos como a sus fuerzas relacionales y en tercer lugar, las ubicaciones respectivas, ideológicas y estratégicas, como elementos para determinar las formas de interacción; las relaciones con el medio circundante, con la base social y el sistema político. Conforme a esta definición, el análisis del sistema de partidos se concentra principalmente en tres ámbitos: su génesis, su estructura y su función o capacidad funcional. Se trata de explicar la configuración de los diferentes sistemas de partidos desde una óptica genética, desde factores institucionales y de otra índole que influyen en ella, y desde criterios de conformidad de los sistemas de partidos con objetivos principales, como por ej. resolver problemas de gobernabilidad, de consolidación de la democracia o problemas de políticas públicas, p. ej. problemas sociales. La complejidad del fenómeno de los partidos políticos condujo al desarrollo de esquemas y tipologías cada vez más sofisticadas con el fin de facilitar el acceso a esta realidad.

Los primeros intentos de determinación de los factores influyentes o incluso causantes de los sistemas de partidos se centraron en la cantidad de partidos (sistema de partido único, bipartidismo, multipartidismo) como explanandum y enfatizaron el rol del sistema electoral en la formación del formato partidista (Duverger 1957). Así, se vinculó el bipartidismo con el sistema de pluralidad (inglesa), mientras que el pluripartidismo fue visto como efecto de la representación proporcional .Siguiendo esta línea reduccionista de análisis se ha afirmado que existe una conexión entre fragmentación (multipartidismo) y polarización, lo que ha llevado a determinar los efectos de los sistemas de partidos en el sentido que el multipartidismo polarizado contribuye a la crisis y la inestabilidad del sistema democrático (Sartori 1966).

Posteriormente se sustituyó el criterio de la cantidad de partidos por elementos cualitativos. La Palombara/Weiner (1966) propusieron una clasificación según el criterio de competitividad (competitivo vs. no‑competitivo), tomando en cuenta también la diferenciación entre ideológica y pragmática. Ambos autores distinguieron los sistemas competitivos en cuatro subtipos: 1. alternante‑ideológico; 2. alternante‑pragmático; 3. hegemónico‑ideológico; y 4. hegemónico‑ pragmático.

Sartori (1976), por su parte, combinó la tipología numérica con criterios de competición e interacción entre los partidos políticos tomando en cuenta también el aspecto dinámico, la posible transformación de un determinado sistema de partido en otro. De este modo, los formatos partidistas se insertan a lo largo de un continuo que comprende (con los ejemplos que daba Sartori; actualizados): 1. el sistema de partido único (la Ex-Unión Soviética); 2. el sistema de partido hegemónico (México, antes de las reformas de los años 90); 3. el sistema de partido predominante (India en tiempos de las mayorías absolutas del Congress Party, Japón en los suyos del Partido Democrático-Liberal); 4. el bipartidismo (Estados Unidos, Gran Bretaña); 5. el pluralismo moderado (Países Bajos, Suiza, Bélgica, República Federal de Alemania) y 6. el pluralismo polarizado (Chile hasta 1973, Italia hasta 1993, Finlandia). Más allá de estos tipos existe una situación de atomización de partidos políticos.

En la actualidad, la tipología de Sartori es la más utilizada. Se ha recogido, sobre todo por su distinción entre un pluralismo moderado (con competencia centrípeta) y un multipartidismo extremo y polarizado (con competencia centrífuga). En sentido estricto, el pluralismo moderado representa a una propiedad de un sistema político de la cual depende decisivamente el buen funcionamiento de las instituciones, independientemente del tipo de sistema político (parlamentario o presidencial). Por otra parte, las propias investigaciones de Sartori (junto con Sani 1984) han demostrado que fragmentación y polarización son fenómenos distintos que no aparecen necesariamente en forma simultánea. La distancia ideológica entre los partidos políticos puede ser mayor en un bipartidismo que en un multipartidismo, de modo que el grado de fragmentación no es predictivo para la viabilidad o capacidad funcional de un sistema de partidos.

La relación es compleja y susceptible de un estudio individualizado: Suiza es un buen ejemplo de fragmentación con moderación. Reducir el grado de fragmentación de un sistema de partidos puede aumentar la polarización política, como demuestra el caso de Chile en la época de Allende (Nohlen 1987).

De todos modos, la tipología más detallada de Sartori que ha tenido mayor difusión junto con una revisión de las relaciones entre los elementos cualitativos (fragmentación y polarización) constituye un marco analítico útil para la comprensión de la estructura de los sistemas de partidos y sus transformaciones, por ejemplo, del multipartidismo moderado a uno polarizado y viceversa. Por un lado, la teoría de Sartori es una revisión crítica de Duverger; por otro lado, trata de renovar y vigorizar la teoría de Duverger en el supuesto que los sistemas electorales son los elementos de mayor relieve para estructurar y transformar los sistemas de partidos (Sartori 1986). No escapa, entonces, al determinismo institucionalista.

Para Giovanni Sartori, un partido “es cualquier grupo político que se presenta a elecciones y que pueda colocar a sus candidatos a cargos públicos”.

En suma, un partido político es una organización política, formada por personas de similar tendencia ideológica, cuyo objetivo es obtener el poder del Estado e imponer su programa político.

Según Nicolás Lynch, un partido “es una organización cuyo propósito fundamental, por razones fundamentales y/o programáticas es conseguir el poder político y que en función de este objetivo busca agregar y compatibilizar intereses sociales, movilizar a la población, seleccionar a candidatos a puestos públicos e influir en distintos momentos y de diferente manera en la situación política”.

Para Schattschneidere, “un partido político es un intento organizado de conseguir poder político”.

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