Por Medio De Jesus
KarlaLindita22 de Septiembre de 2013
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Por medio de Jesús, dice Pablo, tenemos acceso a esta Gracia en la que nos sentimos seguros. La palabra que usa para
acceso es prosagógué. Es una palabra que sugiere dos imágenes:
(i) Es la palabra corriente para introducir a una persona a la presencia de la realeza; y es también la palabra que se usa para el
adorador que se acerca a Dios. Es como si Pablo dijera:
«Jesús nos introduce a la presencia de Dios mismo; nos abre la puerta de acceso a la presencia del Rey de reyes. Y cuando se
abre esa puerta, lo que encontramos es la Gracia; no condenación, ni juicio, ni venganza; sino la prístina, inmerecida, increíble
amabilidad de Dios.»
(ii) Pero prosagógué nos presenta otra escena. En el griego posterior es la palabra para el lugar donde atracan los barcos,
puerto o muelle. Si la tomamos en este sentido, quiere decir que mientras tratemos de depender de nuestros propios esfuerzos
nos encontramos a merced de las tempestades, como los marineros que luchan con un mar que amenaza tragárselos
irremisiblemente; pero ahora que hemos oído la Palabra de Cristo, hemos llegado por fin al puerto de la Gracia de Dios, y
conocemos la calma que viene de depender, no de lo que podemos hacer por nosotros mismos, sino de lo que Dios ha hecho por
nosotros.
Gracias a Jesús tenemos entrada a la presencia del Rey de reyes y al puerto de la Gracia de Dios.
Cuando Pablo acaba de decir esto, se le presenta la otra cara de la moneda. Todo esto es cierto, y es la misma gloria; pero
sigue sucediendo que en esta vida los cristianos lo tenemos muy difícil. Era difícil ser cristiano en Roma. A1 recordarlo, Pablo
presenta un gran clímax: « La oposición dice- produce entereza.» La palabra que usa para oposición es thlipsis, que quiere decir
literalmente opresión. Hay un montón de cosas que pueden oprimir a un cristiano: necesidades, estrecheces, dolor, persecución,
rechazamiento y soledad. Todo lo que oprime, dice Pablo, produce entereza. La palabra que usa para entereza es hypomoné, que
quiere decir más que aguante: es el espíritu que puede vencer al mundo, que no se limita a resistir pasivamente, sino que vence
activamente las pruebas y tribulaciones de la vida.
Cuando Beethoven se vio amenazado por la sordera, lo más terrible que le puede suceder a un músico, dijo: «Cogeré a la
vida por el cuello.» Eso es hypomoné. Cuando Walter Scott estaba en la ruina por la bancarrota de sus editores, dijo: «Nadie va
a decir que soy un pobre hombre. Pagaré la deuda con mi propia mano.» Eso es hypomoné. Alguien le dijo a una noble alma que
estaba pasando un gran dolor: « El dolor le da color a la vida, ¿no?» Y respondió: « ¡Sí! ¡Pero yo escojo el color!» Eso es
hypomoné. Cuando Henley yacía en la enfermería de Edimburgo con una pierna amputada y con la otra en peligro de serlo,
escribió Invictus:
En medio de las nieblas que me cubren, como un pozo de polo a polo negras, doy gracias por mi alma inconquistable.
Eso es hypomoné. Hypomoné no es un espíritu que se tumba y deja que la riada le pase por encima, sino el espíritu que
apechuga con la adversidad y la vence.
«La entereza -continúa Pablo- produce carácter.» La palabra que usa para carácter es dokimé. Dokimé se dice de un metal
que ha pasado por el fuego de forma que ha quedado limpio de todo lo inferior. Se usa de una moneda de quilates. Cuando se
arrostra la aflicción con entereza, se sale de la batalla más fuerte, más puro y mejor y más cerca de Dios.
«El carácter -continúa Pablo- produce esperanza.» Dos personas se enfrentan con la misma situación; a una la puede
conducir a la desesperación, y puede espolear a la otra a una acción victoriosa.
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