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Psicologia

mariguas12 de Noviembre de 2013

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LA CONDICION HUMANA Y 1.2 EL HUMANISMO Y DESARROLLO PERSONAL

La condición humana es un término que abarca la totalidad de la experiencia de ser humanos y de vivir vidas humanas. Como entidades mortales, hay una serie de acontecimientos biológicamente determinados que son comunes a la mayoría de las vidas humanas, y la manera en que reaccionan los seres humanos o hacen frente a estos acontecimientos constituye la condición humana. Filosóficamente, una parte importante de la condición humana está intentando determinar simplemente qué es la condición humana. Martin Heidegger, Jean-Paul Sartre y José Ortega y Gasset han hablado de ella. El término se utiliza a veces en literatura para describir la alegría y el terror de ser y de la existencia.

la condición humana es el modo de ser o disposición natural del ser humano, es un concepto integral que abarca aspectos tanto culturales (exteriores al sujeto) como psicológicos (internos). Por ejemplo es propio de la condición humana la capacidad de sacrificio, la abnegación, la inteligencia, la compasión, la solidaridad, pero también la crueldad, la agresividad, el egoísmo, la avaricia, la corrupción. Es decir la condición humana es contradictoria, "per se".

El ser humano es racional e irracional al mismo tiempo, susceptible de ser influenciado y de influir a su vez en otros seres humanos.

Es este un tema muy estudiado por la filosofía, en sus diversas ramas (ética, metafísica, epistemología), las conclusiones de los diversos estudios dependen del enfoque y de la corriente de que se trate (existencialismo, racionalismo, vitalismo, utilitarismo, positivismo, estructuralismo...)

lo que fuimos y lo que somos no lo debemos únicamente a nosotros mismos

La educación del futuro deberá ser una enseñanza primera y universal

centrada en la condición humana. Estamos en la era planetaria; una aventura

común se apodera de los humanos donde quiera que estén. Estos deben

reconocerse en su humanidad común y, al mismo tiempo, reconocer la

diversidad cul t u ral inherente a todo cuanto es humano.

Conocer lo humano es, principalmente, situarlo en el universo y a la vez

separar lo de él. Como ya lo vimos en el capítulo I , cualquier conocimiento debe

contextualizar su objeto para ser pertinente. « ¿Quiénes somos ? » es

inseparable de un « ¿ dónde estamos ? » « ¿ de dónde venimos ? » « ¿ a

dónde vamos ? » .

Interrogar nuest ra condición humana, es entonces interrogar primero

nuest ra situación en el mundo. Una afluencia de conocimientos a finales del

siglo XX permite aclarar de un modo completamente nuevo la situación del ser

humano en el universo. Los progresos concomitantes con la cosmología, las

ciencias de la Tierra, la ecología, la biología, la prehistoria en los años 60-70

han modif icado las ideas sobre el Universo, la Tierra, la Vida y el Hombre

mismo. Pero estos aportes aún están desunidos. Lo Humano permanece

cruelmente dividido, f ragmentado en pedazos de un rompecabezas que perdió su

f igura. Aquí se enuncia un problema epistemológico : es imposible concebir la

unidad compl e ja de lo humano por medio del pensamiento disyuntivo que

concibe nuest ra humanidad de manera insular por fuera del cosmos que lo

rodea, de la materia física y del espíritu del cual estamos constituidos, ni

tampoco por medio del pensamiento reductor que reduce la unidad humana a un

subst rato puramente bio-anatómico. Las mismas ciencias humanas están

divididas y compartimentadas. La compl e j idad humana se vuelve así invisible y

el hombre se desvanece « como una huella en la arena ». Además, el nuevo

saber, por no estar religado, tampoco está asimilado ni integrado.

Paradojicamente, hay un agravamiento de la ignorancia del todo mientras que

hay una progresión del conocimiento de las partes.

De allí la necesidad, para la educación del futuro, de una gran religazón de

los conoc imientos resul tantes de las cienc ias naturales con el f in de ubicar la

condición humana en el mundo, de las resultantes de las ciencias humanas para

aclarar las multidimensionalidades y compl e j idades humanas y la necesidad de

integrar el aporte inestimable de las humanidades, no solamente de la f ilosof ía y

la historia, s ino también de la literatura, la poesía, las artes. . .

1. ARRAIGAMIENTO ↔DESARRAIGAMIENTO HUMANO

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Debemos reconocer nuest ro doble arraigamiento en el cosmos f ísico y en la

esfera viviente, al igual que nuest ro desar raigamiento propiamente humano.

Estamos a la vez dentro y fuera de la naturaleza.

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1.1 La condición cósmica

Hemos abandonado recientemente la idea de un Universo ordenado,

perfecto, eterno, por un universo que nace en la irradiación, en el devenir

disperso donde actúan de manera complementaria, competente y antagónica :

orden, desorden y organización.

Estamos en un gigantesco cosmos en expansión constituido por miles de

millones de galaxias y miles de miles de millones de est rellas y aprendimos que

nuest ra Tierra es un t rompo minúsculo que gira a l rededor de un ast ro errante en

la peri feria de una pequeña galaxia de suburbio. Las part í culas de nuest ro

organismo habrían aparecido desde los primeros segundos de nuest ro cosmos

hace (tal vez ?) quince mil m illones de años; nuest ros átomos de carbono se

formaron en uno o varios soles anteriores al nuest ro; nuest ras moléculas se

agruparon en los primeros tiempos convulsivos de la Tierra. Estas

macromoléculas se asociaron en torbellinos de los cuales uno de ellos, cada vez

más rico en su diversidad molecular , se metamor foseó en una organización

nueva con relación a la organización est r ictamente química : una autoorganización

viviente.

Esta época cósmica de la organización, sujeta sin cesar a las fuerzas de

desorganización y de dispersión, es también la epopeya de la religazón que sóla

impidió al cosmos que se dispersara o desvaneciera tan pronto nació. En el

centro de la aventura cósmica, en lo más alto del desar rollo prodigioso de una

rama singular de la auto-organización viviente, seguimos la aventura a nuest ro

modo.

1.2 La condición física

Un poco de substancia f ísica se organizó sobre esta Tierra de manera

termodinámica. A través del remojo mar ino, de la preparación química, de las

descargas eléct r icas, tomó Vida. La vida es solar iana : todos sus constituyentes

han sido for jados en un sol y reunidos en un planeta esputado por el sol; ésta

es la transformación de un destello fotónico resultante de los resplandecientes

torbellinos solares. Nosot ros, vivientes, constituimos una pajilla de la diáspora

cósmica, unas migajas de la existencia solar , un menudo brote de la existencia

terrenal.

1.3 La condición terrestre

Hacemos parte del destino cósmico, pero estamos marginados : nuest ra

Tierra es el tercer satélite de un sol dest ronado de su puesto central , convertido

en ast ro pigmeo errante entre miles de millones de est rellas en una galaxia

peri férica de un universo en expansi ó n . . .

Nuest ro planeta se congregó hace cinco mil millones de años, a part i r,

probablamente, de dest rucciones cósmicas que resul t a ron de la explosión de un

sol anterior ; y hace cuatro mil m illones de años surgió la organización viviente

de un torbellino macromolecular con tormentas y convulsiones telúr icas.

La Tierra se auto-produjo y se auto-organizó dependiendo del sol ; se

constituyó en compl e jo bio-f ísico a part i r del momento en el cual se desarrol l ó

su biósfera.

Somos a la vez seres cósmicos y terrestres.

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La vida nació en convulsiones telúricas y su aventura ha cor r ido el peligro

de extinsión por lo menos en dos ocasiones ( fin de la era primaria y durante la

secundaria) . Se ha desar rollado no solamente en especies diversas sino

también en ecosistemas donde las predaciones y devoraciones constituyeron la

cadena trófica de doble cara : la de la vida y la de la muert e .

Nuest ro planeta erra en el cosmos. Debemos asumi r las consecuencias de

esta situación marginal, peri fér ica, que es la nuest r a .

Como seres vivos de este planeta, dependemos vitalmente de la biósfera

terrest re; debemos reconocer nuest ra muy física y muy biológica identidad

terrenal.

1.4 La humana condición

La importancia de la hominización es capital para la educación de la

condición humana porque ella nos muest ra como animalidad y humanidad

constituyen juntas nuest ra humana condición.

La antropología prehistórica nos muest ra cómo la hominización es una

aventura de millones de años, tanto discontinua - proveniente de nuevas

especies : habilis, erectus, neanderthal, sapiens y desaparición de los

precedentes, surgimiento del lenguaje y de la cul t u ra - cómo continua, en el

sentido en que se prosigue un proceso de bipedización, de manualización,

erección del cuerpo, cerebralización5, juvenilización (el adulto que conserva los

carácteres no especi a l i zados del embrión y los carácteres sicológicos de la

juventud), complexi f icación soci a l , proceso

...

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