Psicologia
crisanzua6 de Mayo de 2014
2.314 Palabras (10 Páginas)166 Visitas
Gama de consecuenciaspsicopatológicas
Virtualmente, todos los estudiosclínicos y epidemiológicos hanmostrado el muy alto grado decomorbilidad entre trastornospsiquiátricos supuestamentedistintos en la niñez y laadolescencia (Achenbach;1991;Caron y Rutter, 1991;Zoccolillo,1992). Algunosinvestigadores han argumentado, apartir de estos y otros resultadossimilares, a favor de un conceptoglobal de “conducta problemática”(Jessor, Donovan y Costa, 1992) envez de hacer diferenciasdiagnosticas. Sin embargo, aunquese necesitan entender claramentelos mecanismos implicados en lacomorbilidad (Compas y Hammen,en esta obra: cap.7), los efectos delestrés podrían no ser exactamentelos mismo con respecto a losdiferentes tipos de sicopatología(Gore y Eckenrode, en la presenteobra: cap.2). Por otro lado esimportante, desde luego, examinarun a amplia gama depsicopatologías al considerar losefectos de acontecimientos yexperiencias negativas de la vida;por ejemplo, en un intento porenfocar mas los aspectos positivosde la resistencia , algunosinvestigadores han abogado por unenfoque sobre competencia masque en la ausencia de sicopatología(Luthar y Zigler; 1991). Ciertamentesería deseable estudiar el desarrollode la competencia social, pero lasinvestigaciones de Luthar (1991
indicaron que niños que parecíantener capacidad de resistencia enpresencia de competencia social,frecuentemente no la tenían enpresencia de perturbaciónemocional. Es evidente quecualquier estudio adecuado sobreresistencia necesitará abarcar tantola presencia de rasgos positivoscomo la ausencia de negativos.En años recientes, el concepto detrastorno de estrés postraumáticose ha puesto de muy de moda conrespecto a las respuestas de losniños a experiencias adversas,como también las reacciones de losadultos. La literatura existentehabía sugerido que las respuestasde los niños a desastres yacontecimientos abrumadoresestresantes, diferían en algunosaspectos de las de los adultos(Garmezy y Rutter, 1985). Esimportante el hecho de que lasinvestigaciones de años recientes,que han incluido entrevistas masdetalladas con niños, hayanmostrado que muchas de lascualidades características deltrastorno de estrés postraumáticotal como se observa en los adultos(como adormecimiento, escenasretrospectivas e inmersión en elevento) se presentan también enlos niños (Yule, 1994). Esteresultado es importante por que nosalerta sobre la necesidad deestudiar estos fenómenos (y otrosrelacionados) al examinar lasrespuestas de los niños aexperiencias negativas de la vida.Sin embargo, la forma de lasreacciones psicopatológicas aexperiencias negativas de la vidaestá lejos de limitarse al síndromeparticular conocido como trastornodel estrés postraumático. Es más,aún no que da claro si estos rasgosse encuentran comúnmente enrelación con experiencias negativasmas cotidianas (a diferencia de losdesastres catastróficos) y tampocose sabe si el trastorno de estréspostraumático constituye unsíndrome distinto, con diferenciascualitativas, de otros trastornospsiquiátricos, o si mas bienproporcionan un “matiz” a gama desíndrome que surgen del hecho deque fueron precipitados por algúnacontecimiento agudo yextremadamente estresante.
Consideraciones dedesarrollo y efectos alargo plazo
Al paso de los años se ha dado unmarcado e importante cambio en lasformas de conceptualizar lasconsideraciones del desarrollo. Enuna época, existía una opinióngeneral de que los niños en edadpreescolar eran notablementemenos vulnerables que los niñosmayores a los efectos de dañoscerebrales (Rutter, 1982, 1993), ynotablemente mas vulnerables aestresantes psicosociales (critica deClarke y Clarke, 1976). Ahora estáclaro que ninguna de las dosgeneralizaciones se justifica. Laedad no es un fenómeno unitario, yuna correlación con la edad no
proporciona en si misma, ni por simisma, ninguna explicación entérminos de mecanismos (Rutter,1989c). Existen ciertas formas enlas que los niños pequeños son másvulnerables y otras en las que sonmenos, y hay que revisar losprocesos implicados en la variadagama de efectos observados segúnla edad. Asimismo, por analogía conel fenómeno de imprimación
3
en lospájaros, se suponía que habíaperiodos críticos importantes en eldesarrollo humano. Conforme sehacia patente que ese fenómeno noera de ninguna manera tan fijocomo se había creído en eseentonces (Bateson, 1996, 1990) yconforme se hacia evidente lanaturaleza engañosa de lasanalogías con la imprimación(Rutter, 1991b), el concepto deperiodos críticos pasó de moda y
legó a ser rechazado por muchosinvestigadores. En tiemposrecientes se ha adoptado unapostura menos extrema. Aunque elconcepto anticuado de periodos fijosha resultado insostenible, la nociónde periodos sensibles en eldesarrollo tiene mucha mas validez.Hay ejemplos bien fundamentadosen los ámbitos psicosocial ysomático de experiencias quetienen, en algunas edades, unefecto mas marcado (o distinto) queen otras y que tienen consecuenciassorprendentemente duraderas, queincluso se extienden a la edadadulta (Bock y Whelan, 1991). Se hademostrado que las experienciasvisuales en edad tempranadesempeña un papel importante enel desarrollo de la corteza visual delcerebro. Debido a este efecto losniños cuyo estrabismo no se corrigea edad temprana quedan sin visiónbinocular de manera permanente.Resulta poco claro hasta que puntohaya rasgos comparables con enotras funciones psicológicas; sinembargo, es notable que el cuidadoinstitucional durante los primerosaños de vida esta asociado condiferencias en el patrón derelaciones de pares a los 16 años deedad, incluso cuando los niñosvuelven a un ambiente familiardurante la mayor parte de sucrianza (Hodges y Tizard, 1989ª,1989b) Además, contrariamente aotras consecuenciaspsicopatológicas , este efectoparece ser independiente de las ircunstancias domesticas durantela niñez tardía y al adolescencia.Recientes hallazgos también hansido sorprendentes al mostrar,según parece, que la depresiónmaternal en el primer año de vidadel niño está asociada con undeterioro cognoscitivo significativo,aunque la depresión después deeste lapso no surte este efecto(Cogill, Caplan, Alexandra, Robson,y Kumar,1986; Murria, 1992). Esteresultado ha sido evidente en tresestudios independientes hastaahora, pero todas las muestras delos estudios han sido bastantepequeñas y aun hace falta unainvestigación a mayor escala queexplique mejor las variables desesgo. No obstante, falta todavíacomprobar la importante alusión aun posible efecto de periodosensible.No puede aducirse, desde luego,que las investigaciones hayanproporcionado un entendimiento delos mecanismos implicados en lassusceptibilidades específicas de laedad o en los efectos a largo plazo.Sin embargo, lo que ha hecho laevidencia empírica es abrir ambostemas en formas que indican quelos fenómenos pueden tener mayorvalidez de lo que se ha supuestohasta ahora. Hay una claranecesidad de investigar la variadagama de mecanismos involucrados. En una época, los científicossociales tendían a ver la pobreza ydesventaja social como lasinfluencias claves causales de lasicopatología infantil. Enconsecuencia muchos científicossociales desempeñaron unimportante papel abogados al instaa los gobiernos a tomar medidaspara aliviar las carencias y lapobreza, y para eliminar lasinjusticias sociales. Existe porsupuesto, sobrada razón para tomarmedidas activas con el objeto demejorar las circunstancias de niñosque se están criando en condicionesque están muy por debajo de de loque pudiera considerarse aceptable.No se necesita invocar riesgospsicopatológicos para abogar por laacción social y política. No obstante,se ha vuelto cada vez más claro quela asociación entrepobreza/carencias sociales y lasicopatología no está, de ningunamanera, netamente definida, comose suponía en una época. Así puesNettles y Pleck (en esta obra cap.5)señalan la evidencia de que, aunquelos afroestadounidenses muestraníndices mas altos de algunostrastornos de tipo psicosocial,también muestran índices masbajos de otros como (el suicidio y ladepresión). Enfatizan, con todarazón, que es un grave error asociarcualquier grupo minoritario étnicocon la pobreza y carencias socialesestaría acompañada de un riesgomayor de todas las formas desicopatología. Es importante, porconsiguiente, señalar que no es así. La evidencia de las tendencias a lolargo del tiempo es aun másnotable. En el transcurso del sigloXX, y en particular desde la segundaguerra mundial, hubo un aumentogeneral en el nivel de vida de lamayoría de los paísesindustrializados. Por lo menos hastala última década, esto tambiénestaba asociado con una reducciónde las injusticias sociales. Estatendencia bastante consistentehacia mejores condiciones de vidaestado asociada con notablesmejoras en al salud física, comoindica la mortalidad infantil a la bajay una esperanza de vida a la alza(Marmot y Smith, 1989). En cambioy contra la expectativa de lamayoría de las personas,
...