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Pulpo Marzo 10 de 2018.


Enviado por   •  10 de Abril de 2018  •  Informes  •  2.971 Palabras (12 Páginas)  •  136 Visitas

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Marzo 10 de 2018.

A pesar de las advertencias de mis profesores y colegas, decidí dedicar mi carrera profesional a la futurología y no a las ciencias sociales propiamente dichas. Mientras mis ex compañeros universitarios prosperan en la vida con altos honorarios fruto de la consultoría eficaz y la investigación rigurosa, yo me sumo en la pobreza y apuesto los pesos que me quedan en cábalas políticas que a nadie le importan.

Pero bueno, en todo caso, acerté un par de veces en los últimos años y nadie me creyó porque no tuve la precaución de ponerlo por escrito. No los culpo, no sólo porque los hechos que predije eran muy improbables, sino además porque la mamadera de gallo ha mellado mi credibilidad. Así que entre chiste y chanza, acá estoy de nuevo apostando en cerveza el poco capital que me queda.  

Ojo: dije que esta vez lo dejaría por escrito, pero no dije que el documento sería riguroso. Así que este boceto de media noche tendrá que bastar como constancia histórica. No pierdan el tiempo leyéndolo, por lo menos no antes de que Petro anuncie su apoyo a De la Calle.

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Hipótesis futurológica 2018: “Un número significativo de hechos económicos y políticos acaecidos durante el último reinado de Santos, indican que la burguesía colombiana y los gringos impulsan la candidatura presidencial de De la Calle. De modo que, si efectivamente el Estado es un aparato de dominación de clase, entonces, contra todo pronóstico y a pesar de las circunstancias, el próximo presiente de la república será De la Calle.”

  1. Sin lugar a dudas, el cambio de política más importante de la oligarquía colombiana en los últimos 60 años, ha sido la resolución del conflicto armado por la vía política. A pesar de que el plan inicial era “cuatrenio de re-ingeniería militar e infiltración” (Pastrana), “cuatrenio de barbarie oficial y extra oficial” (Uribe 1) y “cuatrenio de re-estructuración capitalista” (Santos 1); la adaptabilidad de la guerrilla forzó un cambio de planes (improvisado) que prolongó la barbarie cuatro años más (Uribe 2), y obligó a Santos a ocuparse al mismo tiempo de finiquitar el conflicto y reestructurar el capitalismo colombiano en ocho años (Santos 1 y 2).
  2. En algún momento del año 2012, la estrategia burguesa llegó a un punto de inflexión importante. Quizás porque el anuncio de la nueva composición del secretariado de las FARC (tras el asesinato de Cano en noviembre de 2011) demostraba que “cortar la cabeza de la culebra” no iba a servir de nada; o quizá porque el escándalo de los “falsos positivos” indignó incluso a los más conservadores del capitolio norteamericano (diciembre 2011); o quizá porque el episodio del periodista francés Langlois (abril y mayo de 2012) aportó evidencia significativa del despilfarro y la ineficacia del Plan Colombia; o quizá porque el presupuesto de EE.UU. ya estaba exhausto tras desembolsar 800 mil millones de dólares para rescatar el sistema financiero de ese país; o quizá por una combinación de todos esos factores, la burguesía colombiana, por iniciativa del gobierno norteamericano, tuvo que reconocer públicamente en 2012, que la estrategia más barata y más viable para terminar el conflicto (e iniciar la reestructuración capitalista de Colombia) era negociar con las FARC-EP un acuerdo de paz definitivo. Obviamente ese cambio de táctica le molestó a un sector de politiqueros que no quisieron renunciar ni al protagonismo, ni a la mermelada que amasaron durante la guerra.
  3. A pesar de que “la paz negociada” era la propuesta más impopular tras 8 años de Uribe y sendos golpes militares contra la guerrilla, la burguesía colombiana, por iniciativa del gobierno norteamericano, tomó la decisión de negociar, negoció y consolidó un acuerdo final, modificando por completo la opinión pública y ganando el apoyo de importantes sectores empresariales. Desde septiembre de 2012 a septiembre de 2016, la burguesía colombiana demostró que son sus decisiones las que modifican la opinión pública, y no al contrario. Contra todo pronóstico, la impopular negociación llegó a buen puerto.  
  4. Y aquí es donde todo mundo me increpa con los ojos bien abiertos: “Pero Daniel, si es cierto que la burguesía tiene esa capacidad de torcer a su antojo la opinión pública, ¿cómo se explica la derrota del plebiscito por la paz!!?”. Pues se explica del mismo modo: la burguesía quería que el plebiscito por la paz fracasara. Como era de esperar (y esta es otra predicción por la que me llamaron loco) la burguesía no iba a permitir que las FARC llegaran al parlamento como los congresistas más legitimados de la historia de Colombia, ni iba a permitir que el Acuerdo se convirtiera en un mandato del constituyente primario. El fracaso del plebiscito por la paz convertía lo acordado en un “techo” para la implementación por vía parlamentaria; era el comienzo del “conejo” a la paz con el que Santos se libraba de toda culpa por el mamarracho de la implementación. Eso explica por qué nadie hizo campaña: ni el partido Liberal, ni el partido de la U, ni los conservadores santistas. Fue la campaña de Uribe contra la paz, la que polarizó el ambiente e impidió que el “SI” perdiera por goleada.  
  5. Aunque el acuerdo final fue una decisión emergente de la burguesía, los dos periodos de Santos demostraron que la paz no es un componente accesorio de la profundización neoliberal, ni de la retoma de control de EE.UU. sobre el continente. Por el contrario, los gobiernos de Santos estuvieron en función de consolidar la paz (lo cual no necesariamente significa “respetar el acuerdo”) para garantizar la operación de grandes negocios minero-energéticos y financieros, que en últimas son los dos factores que explican el reciente alivio observado en la cuenta corriente de Colombia. La “locomotora” de la profundización neoliberal no se detendrá, y aunque muchos sectores políticos se han ofrecido para ser continuadores de ese proyecto, la burguesía colombiana y los empresarios norteamericanos hace mucho tiempo decidieron quienes son los únicos autorizados para estar al frente.
  6. Aunque el presupuesto de infraestructura que Vargas Lleras ferió durante su vicepresidencia puede parecer una millonada, en realidad es una tajada modesta comparada con toda la mermelada que tenía a su disposición Santos, pues durante 8 años él fue el ordenador del gasto de un Presupuesto General que asciende a 35 billones de pesos anuales, descontando el pago de la deuda. Tampoco pierdan de vista los montos que manejan los sectores empresariales en sus “presupuestos generales”: sector financiero 167 billones de pesos anuales, industrias manufactureras 100 billones de pesos anuales, y minas y canteras 42 billones de pesos anuales. Mucha gente se asombra con el poderío y la capacidad clientelar del Estado colombiano, sin percatarse de que la gran maquinaria, el verdadero clientelismo, son ese puñado de empresas que en un solo año logran amasar ganancias que fácilmente duplican el presupuesto general de la nación.
  7. Dicen los que saben, que en Colombia se compra una curul del Senado con 20 mil millones de pesos pagados directamente a la Registraduría. En el año 2015, sólo ese año, 523 empresas reportaron Utilidad Bruta superior a ese monto. Del mismo modo, dicen que se puede arruinar la carrera de cualquier político con apenas 2 mil millones de pesos. En el año 2015, sólo ese año, 8.151 empresas reportaron Utilidad Bruta superior a ese monto. Nótese que arruinar la carrera de un político es 10 veces más barato que poner un Senador: el “chataje” siempre es una opción más práctica que el “padrinazgo”. El fantasma del “poder económico” no es un mito con el que los comunistas asustan a los niños, es un hecho real, es una realidad que distorsiona la democracia a favor de puñado de empresarios antiguos y adinerados.
  8. La planeación estratégica, que en las universidades se modela a 20 años, es un hábito que la burguesía colombiana tiene bien aprendido. Ni la victoria “contra todo pronóstico” de Uribe en 2002, ni la postulación “contra todo pronóstico” de Santos en 2009, ninguno de estos hechos fueron accidentales. Por el contrario, la estrategia de la burguesía incluye cooptar oportunamente a los líderes capaces de encarar el desafío del momento, bien sea para desatar la barbarie o para consolidar la paz, siempre se “proyecta” con suficiente anticipación quién será el sucesor ungido. Uribe pasa de ser el senador de la ley 100 y fundador de las autodefensas (piedra angular del Plan Colombia) a ser presidente de la república. Santos pasa de ser ministro de guerra (con importantes logros) a ser presidente de la república. En ambos casos la re-elección había sido acordada con el parlamento con suficiente anticipación.
  9. Después de que la táctica de la burguesía se inclinara a favor de la paz y se constatara la voluntad de negociación de la guerrilla (tras la fase exploratoria que lideró personalmente Enrique Santos Calderón), el gobierno nombró como interlocutores válidos a Humberto de la Calle, Luis Carlos Villegas (presidente de la Asociación Nacional de Industriales) y al General Oscar Naranjo. A pesar de los reflujos del proceso de paz, la burguesía se encargó de que todos los méritos fueran reconocidos a De la Calle. ¿Es accidental que este personaje ocupe el lugar más importante en la táctica más novedosa de la burguesía colombiana y de los gringos de los últimos 60 años?. Basta con ojear el discurso que De la Calle leyó el día que se celebró la firma del Acuerdo Final para constatar que su campaña presidencial, con aval de la burguesía y los gringos, había iniciado mucho antes de que su candidatura se formalizara.
  10. Más allá de que las candidaturas de Santos (2010 y 2014) tienen importantes similitudes con la actual campaña de De la Calle (como por ejemplo el bajo perfil previo a la elección parlamentaria y la fórmula vicepresidencial de “izquierda”), hay otros indicios más soterrados que demuestran que la aspiración de De la Calle cuenta con apoyos privilegiados. En efecto, la burguesía colombiana mantuvo a De la Calle al marguen de la polarización preliminar y lo salvó de la “voladera de mierda” típica de las primeras semanas de campaña. Mientras los demás candidatos andan con el embolate de la consulta interna, De la Calle goza de una posición privilegiada por haber resuelto esa cuestión hace bastante tiempo, con el aval de uno de los partidos más fuertes de la Unidad Nacional y sin necesidad de mezclarse públicamente con los santistas. Aunque Uribe intentó armar un escándalo con el despilfarro de la consulta liberal, ese episodio no pasará de ser una anécdota que en mayo nadie va a recordar.
  11. ¿Pero cuáles son los avances de la campaña de De la Calle?. Muy oportunamente (antes de las elecciones parlamentarias) los magistrados de las altas cortes destaparon un escándalo al mejor estilo Watergate contra Uribe (la oveja descarriada), logrando al mismo tiempo tres objetivos importantes: a) salvar el prestigio político de Ivan Sepeda (principal y quizá único aliado político de Clara López, fórmula vicepresidencial de De la Calle), b) mellar la popularidad de Uribe entre la clase media, y el más importante, c) enviar un mensaje contundente a los empresarios y políticos colombianos para dejar claro que sólo la burguesía tiene el poder de prenderle fuego a cualquier rabo de paja. En este país las leyes y las altas cortes sólo trabajan cuando se trata de favorecer a la burguesía. Tampoco es coincidencia que los medios que más movieron el escándalo contra Uribe fueron CARACOL, El Espectador y la Revista Semana, reconocidos pasquines del liberalismo y el santismo.
  12. También muy oportunamente, por intermedio de Ivan Sepeda, empezó una segunda ronda de coqueteos que parece lograr un acercamiento entre las aspiraciones de Petro, Fajardo y De la Calle. Aunque los verdes finalmente no accedan, un solo guiño de Petro hacia De la Calle bastará para asegurar una mejor posición de éste en la contienda presidencial. De Petro se sabe que es tan inteligente como ególatra, así que aún está por ver qué decide: continuar una carrera estoica hacia la presidencia sabiendo que no pasa a segunda vuelta, o negociar con De la Calle una buena tajada del gobierno entrante y un posible retorno del progresismo al Palacio Liévano en 2020 con apoyo de los liberales y de la izquierda.
  13. En todo caso, es muy evidente que la campaña de De la Calle viene avanzando a pasos agigantados, aunque el candidato tiene la precaución de mantenerse al margen del mierdero de la campaña sucia. Después de todo, la verdadera campaña presidencial arranca el lunes 12 de marzo en los pasillos de la Casa de Nariño, con un desfile vulgar de nuevos congresistas buscando alinearse con el mejor gallo de pelea.
  14. En el transcurso de la próxima semana, la ley de gravitación de Newton es la que determinará quiénes son los verdaderos aspirantes a la presidencia. La coalición que acapare una mayor masa parlamentaria, podrá ejercer mayor fuerza gravitaroria para atraer a los nuevos parlamentarios indecisos y ansiosos por mermelada. Para el lunes 19 de marzo, ya estará claro cuál es la coalición más fuerte del nuevo congreso y, ya estará claro cuál es el candidato presidencial con mayores posibilidades de ganar.    
  15. Aquí es donde subyace otro indicio importante de la victoria de De la Calle: la Burguesía colombiana, por intermedio del Partido de la U (tras ocho años de mermelada), del Partido Liberal y de una parte del Partido Conservador; con ayuda del Partido Verde, del Polo, de Progresistas, del MIRA y de las FARC, puede demostrar que tienen asegurada una mayoría parlamentaria significativa en el congreso. Cuando eso sea evidente y suficientemente creíble, los conservadores indecisos, los radicales rebeldes y algunos empresarios uribistas arrepentidos inclinarán la balanza a favor del candidato de la Burguesía colombiana.  
  16. Después de que la correlación se resuelva en los pasillos de la Casa de Nariño, sólo hará falta fraguar el acenso “sorpresivo” (pero premeditado) de De la Calle en la intención de voto para la presidencia. Y esa es la parte fácil, pues De la Calle es:
  1.  El candidato de la burguesía, el que garantiza la estabilidad política y la seguridad jurídica que necesitan los empresarios “bien” de Colombia.
  2. El vocero apoyado por los EE.UU. para negociar la paz con la guerrilla.
  3. El valiente que cesó la guerra de 50 años con esfuerzo desinteresado.
  4. El hombre blanco, intelectual, respetuoso, intachable, con salud impecable, capaz de llegar a ser un gran estadista.  
  5. El liberal que reivindicó todas las propuestas de Petro como consignas tradicionalmente liberales (y con razón).
  6. El sensato que ascenderá oportunamente para resolver la polarización, resguardando los intereses de los empresarios y rescatando las preocupaciones de los progresistas.
  7. El único intachable que no carga con procesos legales en su contra ni con antecedentes de gestiones públicas fracasadas.  
  8. El único candidato que representa al mismo tiempo una “alternativa” desde el punto de vista de la derecha y desde el punto de vista de la izquierda.
  9. El que tiene TODA la plata de la burguesía a su disposición para torcer a su antojo la opinión pública, incluso una semana antes de las elecciones.
  1. Valga aclarar que no estoy impulsando la aspiración presidencial de De la Calle. Solamente trato de trazar la ruta más probable de desarrollo de la estrategia de la burguesía colombiana. Lo que trato de demostrar es que ni la economía, ni la ciencia política por sí solas aportan suficientes elementos de juicio para prever los desenlaces de las coyunturas históricas. Sólo la economía política ofrece suficientes herramientas para descifrar los “macroprocesos” que rigen la realidad económica y política de cualquier nación.
  2. Si yo acierto con esta cábala, voy a revender toda esa cerveza para compensar tantos años de pobreza. En ese caso, enfrentaremos la realidad de que la vía electoral jamás admitirá ninguna alternativa política. En cambio, si yo pierdo esta apuesta, puede que mis finanzas personales enfrenten la peor crisis de la historia, pero por lo menos habremos constatado que el mundo electoral no está completamente bajo control del poderío económico.
  3. Sobre Duque: Ni los uribistas de a pie (patanes volátiles), ni los uribistas empresarios (nuevos ricos paracos), van a admitir el supuesto “liderazgo” de Duque. Ante el más sutil guiño de Uribe, todos ellos van a salir corriendo a votar por Vargas Lleras (la nueva oveja descarriada) incluso desde la primera vuelta.
  4. Sobre Petro: él sabe que no tiene suficiente fuerza para pasar a segunda vuelta. Con él pasaría lo mismo que pasó con Clara López en Bogotá: en las redes y en los medios todo parecía un éxito, pero en las urnas fue un rotundo fracaso. Recuerden que en ese episodio, Clara quedó muy por debajo del candidato de Cambio Radical y del candidato del partido Liberal. En ese episodio, el partido Liberal y el Polo, juntos, casi duplicaron los votos de Cambio Radical. En ese episodio, Progresistas obtuvo sólo una curul en el consejo de Bogotá. Yo creo que Petro es más inteligente que ególatra: va a vender bien caro su apoyo al único candidato que programáticamente lo pueda recoger. Si vende su apoyo después de la primera vuelta (cuando quede en evidencia que es un tigre de papel) no va a obtener un precio tan alto como el que le deben estar ofreciendo para retirarse antes de la primera vuelta.
  5. Sobre Fajardo: Tarde o temprano los empresarios que están con Fajardo van a buscar un líder menos “chocoloco”. Tarde o temprano los chocolocos que están con Fajardo van a buscar un líder menos “empresario”. El uribismo ya melló su fuerza en Antioquia. El petrismo ya melló su fuerza en Bogotá.

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