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Región Amazónica


Enviado por   •  29 de Enero de 2015  •  Resúmenes  •  1.598 Palabras (7 Páginas)  •  185 Visitas

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Alcalde: Era un gordo odiado por todos, porque llegó al Idilio, pueblo de la Región Amazónica, a cobrar impuestos y vender permisos de pesca y muchas otras cosas sólo para ganar dinero, era ignorante en cuanto a las “leyes” de la selva, se cree el dueño de la verdad absoluta y que sólo él tiene la razón. Los lugareños lo apodaban la Babosa, porque desde que llegó a la ciudad no paraba de sudar, también era una persona muy violenta, porque golpeaba a su mujer.

Antonio José Bolívar Proaño: Viejo de casi unos setenta años, casado con Dolores Encarnación del Santísimo Sacramento Estupiñán Otavalo, vivieron con mucha pobreza en la Sierra, hasta que le propusieron irse a otro lugar lejos de allí. Antonio José Bolívar Proaño y su esposa decidieron irse a El idilio.

Después conoce a los Shuar y su esposa muere, se siente muy solo, pero con sus nuevos amigos disfruta de la verdadera libertad de la cual siempre había soñado, hasta que por un desagradable hecho es expulsado de los Shuar.

Se dedica a leer novelas de amor, repetidas veces, hasta aprendérselas de memoria.

Se convierte en un viejo bastante solitario de pocas amistades amante de las novelas de amor pero de espíritu valiente y aventurero.

Los Shuar: Tribu de la selva, andaban semidesnudos, eran excelentes cazadores, hablaban su propia lengua, bebían aguardiente fumaban cigarros de hoja. Antonio José Bolívar los describía como una manada de micos habladores como los papagayos, borrachos y gritones como los diablos.

No eran violentos con la gente ni con los animales, sólo los cazaban para alimentarse no por diversión ni como trofeos, respetaban mucho la vida.

Rubicundo Loachamín:

Era el dentista que iba dos veces al año al El Idilio a arreglar los dientes de los indígenas, Antonio José Bolívar Proaño después de averiguar su tema favorito en las novelas le cuenta, y él se ofrece a traerle libros cada vez que pueda, era el único amigo de Antonio José Bolívar Proaño, de trato un poco rudo con los pacientes indígenas, pero amable al querer ayudar a su amigo

RESUMEN POR CAPÍTULOS

PRIMER CAPÍTULO:

En este capítulo, los escasos habitantes de El idilio y un puñado de viajeros que venían de las cercanías se reunieron en el muelle, esperando ser atendidos por el dentista Rubicundo Loachamín, que calmaba los dolores de los pacientes con una extraña anestesia oral.

Los pacientes, agarrándose de los costados del sillón, respondían a su dolor abriendo excesivamente los ojos y sudando a mares, algunos querían retirar de sus bocas las manos impertinentes del dentista.

Mientras tanto a lo lejos se divisaba la pequeña tripulación del Sucre, que traía consigo racimos de banano verde y café en grano. Este llegaría al Idilio, apenas el dentista terminase su labor, este luego navegaría las aguas del río Nangaritza para luego desembocar en el Zamora, y luego de cuatro días arribar al puerto del Dorado.

El doctor Loachamín visitaba el Idilio dos veces al año, al igual que el empleado de correos, quién raramente llevaba correspondencia a algún habitante.

Los únicos contentos en la cercanía de la consulta eran los jíbaros, que eran indígenas rechazados por su propio pueblo. Existía una gran diferencia entre un Shuar orgulloso quién conocía muy bien el Amazonas, y un Jíbaro, como los que estaban en El Idilio esperando la atención del dentista.

Después de atender al último paciente, el dentista se sintió muy aliviado y se encaminó hacia el muelle donde encontraría a su viejo amigo José Bolívar Proaño. En eso dos canoas se acercaban, y de una de ellas se asomaba la cabeza de un hombre rubio, de quien se sabrá en los capítulos siguientes.

SEGUNDO CAPÍTULO:

En este capítulo aparece en acción el Alcalde, quien era la máxima autoridad y representante de un poder demasiado lejano como para provocar temor, era un individuo obeso que sudaba sin descanso. Decían los lugareños que la sudadera le empezó apenas el llegó al Idilio, ganándose el apodo de la Babosa.

A causa de un desfalco lo enviaron a ese rincón perdido del oriente como sanción. Sólo sudaba, y su otra ocupación consistía en administrar la cerveza al pueblo. El alcalde no bebía agua ardiente como los demás lugareños. El vivía con una indígena a la que golpeaba salvajemente acusándola de haberle embrujado, y todos esperaban que la mujer lo asesinara.

El alcalde llegó al pueblo con la manía de cobrar impuestos por razones misteriosas. El anterior Alcalde, fue un hombre muy querido por el pueblo, ya que su lema era “vive y deja vivir”. El murió luego de tener un altercado con unos buscadores de oro, y fue encontrado a los dos días con la cabeza abierta a machetazos y devorado por las hormigas.

Cuando el alcalde llegó al muelle, ordenó subir el cadáver. El era un hombre joven, rubio y de contextura fuerte.

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