Resumen De Una Mente Billante
1234kof8 de Octubre de 2013
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UNA MENTE MARAVILLOSA
Una película que difunde la fidelidad, virtud escasa. Cuatro Oscars, bien merecidos: mejor película, mejor dirección, mejor actriz de reparto y mejor guión adaptado.
APUNTES CINEMATOGRÁFICOS CON PERSPECTIVA BIOÉTICA
Gloria María Tomás y Garrido
Profesora de Bioética de la Universidad Católica de Murcia
UNA MENTE MARAVILLOSA
DIRECTOR: Ron Howard
GUIONISTA: Akiva Goldsman, sobre la novela de Sylvia Nasar
INTÉRPRETES: Russell Crowe, Jennifer Connelly, Paul Bettany, Judd Hirsch, Ed Harris, Christopher Plumer
DRAMA, USA, 2001
RESUMEN DEL ARGUMENTO Y ALGUNOS COMENTARIOS
El profesor de la Universidad de Princenton, que en 1994 recibió el Premio Nobel de Economía, John Forbes Nash Jr. es uno de los personajes más interesantes del mundo científico del siglo XX.
El director Ron Howard, con un importante bagaje de filmes desde 1977, se ha atrevido a llevar al cine la novela biográfica de Sylvia Nasar (Mondadori, Barcelona, 2001), basada en hechos reales. El guionista, Akiva Goldsman, que afirma haberse tomado ciertas libertades, logra un guión sólido, ofreciéndonos un filme de acción, con una falsa trama de intriga de espías –generada por la esquizofrenia del protagonista- y una historia de amor edificantes.
Se consigue en la película la ambientación de un periodo y de unos personajes muy interesantes que revolucionaron la ciencia moderna por lo que ocurrió en Princenton, donde se creó el Instituto de Estudios Avanzados en 1933, una especie de “hotel intelectual” cuyos miembros fueron reclutados por pensar y crear ciencia puntera. Allí no había laboratorios, ni ordenadores, ni máquinas, ni saber experimental. Sólo papel, tiza, pizarra. Ciencia teórica en estado puro. Reclutaron los mejores cerebros del mundo. Prácticamente todas las grandes figuras de la matemática, la física y de otros campos de la “hard science”, la ciencia dura del siglo XXI, han pasado por Princenton. De allí salieron catorce premios Nobel: Niels Bhor, Einstein, Dirac, Pauli, Rsabi, Gella Man, Openheeimer, Nash...; desde la bomba atómica a la teoría astrofísica de las supercuerdas, todo se gestó allí. Era gente genial, rara, extravagante, fuera de lo común y algunos muy maniáticos y esquizoides, imbuidos de la ambición por el saber total, por la búsqueda del santo grial de la ciencia, la teoría unitaria del universo, siempre al alcance de la mano, y siempre inalcanzable (Carles Egea)
La película Una mente maravillosa comienza en 1947, cuando Nash (Rusell Crowe) ingresa en la universidad.
Muestra su carácter excéntrico, genial, solitario y agresivo, además de alguna que otra rareza, como su obsesión por encontrar "una idea completamente original" y sus escasas habilidades sociales. La aplicación de la teoría de juegos de Von Neuman a extensos campos del saber , con su famosa fórmula ‘equilibrio de Nash' le vale la graduación con honores y un puesto de profesor en el prestigioso centro de investigación MIT. Durante la Guerra Fría trabajará también para el Ministerio de Defensa, como descifrador de mensajes soviéticos.
Inteligencia clarividente, llegó a discutirle a Einstein su teoría de la relatividad, mientras él formulaba las de los juegos y otras revolucionarias.
En 1953, Nash está en la cumbre: tiene prestigio como profesor, se enamora y se casa con una de sus alumnas, Alicia (Jennifer Connelly), que ha sido cautivada por su genial personalidad. Pero entonces se hacen evidentes los síntomas de padecer esquizofrenia., penosa enfermedad dominada por el miedo, concretado un tiempo en el comunismo rusos y sus extraños personajes, secuela sin duda, de la época en la que trabajó para los Servicios Secretos.
La esquizofrenia es el modelo de la locura (Breuler, 1911). Etimológicamente viene de esquizo –dividida- y mente. El esquizofrénico es un sujeto con una parte de la mente que delira y otra parte que aún razona de momento. Con los avances de la siquiatría se ha afinado en este concepto. Según el psiquiatra Carles Egea, el hecho, en apariencia sorprendente, de la curación de Nash se debe a que, con rigor, no es una esquizofrenia lo que padeció, sino un trastorno por ideas delirantes persistentes, un desarrollo paranoide con alucinaciones visuales dominantes y que tiene mejor pronóstico que una esquizofrenia procesual con síntomas negativos, es decir, sin alucinaciones, pero con un curso maligno y deterioro global de la personalidad hasta acabar en la demencia.
Con la atención médica, que en su caso fue el tratamiento con choques insulínicos (cura de Sakel), la fuerza de su intelecto y una voluntad férrea, conquistó la enfermedad y regresó para recibir el premio Nobel. Pero, como se muestra en la película es la ayuda de su mujer, con su paciencia y su dedicación heroica, la que lograron la recuperación. El director presenta las escenas vívidamente, eliminando lo sensiblero. Sin exageraciones va presentando el deterioro gradual de la personalidad de Nash, la crisis de su matrimonio y finalmente el regreso a una relación y a una vida estable.
Con un reparto en el que todos brillan con luz propia. la película nos sugiere un acercamiento al problema de la enfermedad mental y la comprensión de la posición de las personas humanas que son víctimas de ella.
Se nos recuerda lo que significa el auténtico amor para siempre, con la promesa matrimonial de amor y respeto, en la salud y en la enfermedad, en la tristeza y en la alegría, en la pobreza y en la riqueza, todos los días de la vida.
Una mente maravillosa pasará a la historia como un instrumento para la comprensión y para el acercamiento a un tema que continua siendo evitado en nuestro medio, por temor o por desconocimiento.
No se trata, claro está de un riguroso estudio patográfico del personaje, pero la estructuración y dinámica general del film están conseguidas, aunque la complejidad del personaje y del tema, nunca pueden dejar satisfechos. Quizás puede acusarse de artificio y trama reiterativa, o incluso que se podría haber sacado un mayor partido dramático a este sugerente argumento, pero es notable la humanidad que lo envuelve, la del inteligente protagonista.
Rusell Crowe, interpreta por segunda vez a un personaje real (la primera vez fue en “El Dilema”), y lo hace de modo admirable. Es un actor en pleno crecimiento que asombra con cada nueva interpretación, hasta el punto de que se le puede considerar el número uno de la nueva generación del cine americano.
La película difunde la fidelidad, una virtud que hace falta. Galardonada con cuatro Globos de Oro mejores película dramática, guión adaptado, actor (Russell Crowe) y actriz de reparto (Jennifer Connelly). En la gala de los Oscars se convirtió en la principal competidora de El señor de los Anillos y, como ella, obtuvo cuatro Oscars, bien merecidos: mejor película, mejor dirección, mejor actriz de reparto y mejor guión adaptado.
Y NOS APORTA:
Un tema importante es esta película es la actitud de su mujer, Alicia. Una enseñanza espléndida en su modo de tratar a Nash, como persona, como su marido, como el intelectual, como el enfermo. No hay sentimentalismo al que tan acostumbrado nos tiene el cine comercial. Hay otra cosa: amor personalizado, solidaridad, ayuda humana y realista.
Nos da una visión certera de la antropología de la compañía entre las personas, de trato adecuado, algo de lo que estamos tan necesitados, y en donde una dureza curiosa o una blandura torpe rebaja las cotas de felicidad y de autorrealización que podrían lograrse.
Una fundamentación sólida de esta actitud, nos la brinda el Profesor L. Franco, cuando relaciona Bioética y Solidaridad, en el capítulo que lleva ese título del Manual de Bioética editado por mí en la colección Ariel. Recogemos a continuación, alguna de esas ideas.
Lo determinante de la persona, desde un punto de vista ontológico, es la posesión de una naturaleza racional, no su ejercicio o manifestación. Con una alusión a la etimología de la palabra persona, que hace referencia a la máscara que usaban los actores griegos, nosotros accedemos al significado de la persona a través de las manifestaciones de la racionalidad, es cierto. Pero eso no significa que sean las manifestaciones mismas las que constituyen la personalidad. Ellas son la “máscara” a través de la cual resuena la persona, el “personaje”, el “substrato” (...) Un individuo no es persona porque se manifiesta como tal, sino al contrario, se manifiesta porque es persona.
Si el concepto de persona humana tiene un fundamento ontológico, también lo tiene el de dignidad. Las consideraciones siguientes, se apoyan en una concepción ontológica de la dignidad, de acuerdo con la fundamentación personalista de la Bioética. Según esta concepción, la dignidad humana se basa en lo que la persona es, con independencia de lo que una persona concreta tiene, para sí, o para los demás.
La persona es digna; la persona tiene muchos atributos. No se predican ambas cosas de la persona del mismo modo. Es fundamental captar la primacía del ser sobre el tener. Los atributos, por importantes que sean, son algo en cierto modo accidental. Se tienen en virtud de lo que se es, pero la primacía del ser hace que se puedan perder parcialmente, sin que eso menoscabe el ser ontológico. La dignidad radica en el plano ontológico y los derechos humanos, por ejemplo,
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