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Revista Informativa Socialsmo

auroca27 de Mayo de 2014

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INDICE

 Introducción

 Definición de Socialismo

 Clasificación del Socialismo

 ¿Qué es Socialismo Utópico?

 Antecedentes del Socialismo Utópico

 Principales Exponentes

• Conde Saint-Simón

• Robert Owen

• Charles Fourier

• Louis Blanc

 Conclusiones

 Bibliografía

DEFINICIÓN DE SOCIALISMO

Conjunto de doctrinas de forma social surgidas en el siglo XIX, dirigidas a manejar las condiciones de vida de los trabajadores, que tienen en común la creencia de que la propiedad privada en gran escala es injusta la convicción de que es posible fundar una sociedad más equitativa que sirva para el progreso moral y material de la humanidad, la idea de que es necesaria una transformación de la sociedad.

CLASIFICACION DEL SOCIALISMO

¿QUÉ ES SOCIALISMO UTÓPICO?

Los llamados socialistas asociacionistas reciben esta denominación porque creyeron que los problemas sociales se podrían resolver mediante un plan de organización fundado en la libre asociación; también se les conoce como cooperativistas, o como socialistas utópicos.

Entre los principios del socialismo asociacionista destacan la propiedad pública de las empresas, el control de la libertad individual, la eliminación de la propiedad privada y la dirección social de la actividad económica. Eran optimistas respecto a la perfectibilidad de los humanos y del orden social por medio de la adecuada organización social.

El denominador común que los distingue de los economistas clásicos, es que consideran al capitalismo como irracional, inhumano e injusto, por lo que repudiaban la idea del laissez-faire y la doctrina de la armonía de intereses; pero coincidían con ellos en la libertad individual.

Ellos sostienen que es improcedente el impulso de las energías individuales, ya que en la realidad social están reprimidas, con excepción de algunos privilegiados, y que los hombres deben poner empeño en descubrir un medio de organización social que se adapte a la satisfacción de sus verdaderas necesidades, físicas y espirituales, en virtud de la idea de una armonía natural o providencial preexistente.

Creían que la asociación cooperativa era el medio más idóneo para detener los efectos negativos de la libre competencia individualista, que originaba además luchas internas entre productores y trabajadores. Era necesario encontrar alternativas de cooperación social.

ANTECEDENTES DEL SOCIALISMO UTÓPICO

El socialismo utópico al igual que otras corrientes filosóficas para llegar a consolidarse tuvo que pasar por un proceso que le llevo varios años, tiene sus orígenes desde la época de las primeras civilizaciones, con las primeras rebeldías que se suscitaron en esos tiempos como lo fueron:

• Los levantamientos y protestas de campesinos en el Egipto de los faraones.

• Las insurrecciones de los esclavos en Grecia y Roma antiguas (la encabezada por Espartaco en el primer siglo de nuestra era).

• Las rebeliones campesinas en la India y principalmente en la China clásica

• Las revueltas campesinas de Japón (entre 1603 y 1863 ocurrieron más de 1100 levantamientos).

• Las protestas campesinas en la Rusia zarista (el levantamiento de Pougatchev, en Ucrania, en el siglo XVIII).

• Las rebeliones indígenas en América del Sur

• La insurrección victoriosa de los esclavos - los «jacobinos negros» - en Haití a fines del siglo XVIII.

• La rebelión de los esclavos negros en América del Norte en el siglo XIX

• Las revueltas campesinas (conocidas como jacqueries) y las rebeliones de artesanos y aprendices en Europa occidental.

La segunda instancia en la que la se encuentran los orígenes del socialismo utópico son: Los gritos de protesta, los relatos ideológicos y las concepciones utópicas que acompañaron los levantamientos antes mencionados, apoyándose siempre en la memoria - o la imaginación - de una sociedad más igualitaria y más justa. En todos ellos se repite la misma maldición contra la opresión, los gritos y las condenas enardecidas contra la explotación de un sector de la sociedad por otro, el mismo sueño y la misma fantasía de una sociedad superior donde queden abolidas para siempre todas esas injusticias, explotaciones, jerarquías y dominaciones.

Por ejemplo, encontramos estos relatos ideológicos y núcleos utópicos en:

➢ Los masdeístas de Irán, propulsor de la división comunitaria de los bienes y propiedades.

➢ Los husitas en Bohemia y los anabaptistas de Alemania quienes preconizaban la comuna igualitaria basada en la propiedad colectiva de los bienes.

➢ Los profetas hebreos y las sectas judías radicales (que anuncian un reino milenario de igualdad, felicidad y justicia mesiánica, opuesto a todo culto del fetiche, del comercio y del dinero).

➢ Los padres originarios de la Iglesia cristiana (la expresión «la propiedad es un robo», proviene del obispo de Bizancio Juan Crisóstomo [aprox. 347-407]).

➢ Los donatistas de África del norte (que siguen las doctrinas de Donato, cismático de la Iglesia del siglo IV y partidario de la comunidad de bienes).

A medida que transcurría el tiempo y la historia, las primeras concepciones utópicas* se fueron sedimentando, generando modelos sistemáticos de reorganización de la sociedad futura fundados sobre la propiedad común y colectiva.

Entre aquellos modelos utópicos, casi siempre condensados en una obra literaria, los principales han sido:

• La república del filósofo griego Platón.

• Utopía del canciller inglés Tomás Moro.

• La ciudad del sol del pensador italiano Tomás Campanella.

• La comunidad de Oceanía de James Harrington.

• La Nueva ley de justicia de Gerardo Winstanle, inspirador en 1649 del movimiento de «los auténticos igualadores » durante la revolución burguesa del siglo XVII.

• Las aventuras de Telémaco del escritor francés François Fénelon.

• El Testamento de Jean Meslier .

• El código de la naturaleza, inicialmente atribuido al enciclopedista Denis Diderot.

• El Manifiesto de los plebeyos de François-Noel Babeuf.

A partir del siglo XVIII, los pensadores utópicos cambian de actitud. Dejan de preocuparse únicamente por describir con pluma y papel una sociedad del futuro, justa e igualitaria, donde se plantea la propiedad basada en la comunidad y en el colectivismo. A partir de allí florecen los intentos por alcanzar cierta mínima dosis de realismo inserto en la actividad práctica.

La transición entre las utopías de un siglo y otro está marcada por el primer ensayo comunista moderno de realizar el socialismo no solo en el cielo etéreo de las ideas sino también en el terreno tangible de la sociedad.

Ese primer intento corresponde a Graco Babeuf, republicano y comunista partícipe de la Revolución Francesa de 1789. Babeuf no solo expone en 1795 su modelo de nueva sociedad sino que además encabeza la «conspiración de los iguales» contra el ala más reaccionaria - el llamado Directorio del proceso político francés de aquellos años. Babeuf, mucho antes de que naciera Carlos Marx, constituye uno de los precursores de la izquierda revolucionaria contemporánea.

Una tradición específica al interior del socialismo que no se resigna a las bellas ideas sino que prioriza en primer plano la lucha frontal contra el poder institucional del estado burgués, su ejercicio despiadado de la fuerza material y sus aparatos de dominación.

Su insurrección armada es delatada por un doble agente y brutalmente reprimida en 1796. En 1797, luego de su suicidio, el cuerpo sin vida de Babeuf es decapitado en la guillotina. De este modo se cierra un siglo emblemático que anunció la luz de la razón pero terminó reprimiendo a aquellos que se tomaron en serio ese mensaje de emancipación: los igualitaristas de Babeuf, en Europa, y los negros haitianos insurrectos, en América.

La nueva etapa histórica que se abre con el siglo XIX encuentra al pensamiento utópico en su máxima encrucijada, es el siglo de la modernidad y de la expansión, violenta y sin límites, del capitalismo, el cual rompe todos los prejuicios y sentimentalismos de la sociedad medieval y los reduce a una sola fórmula: la del Deber y el Haber.

En ese difícil contexto social, no cabe un lugar para los sueños de un futuro justo e igualitario ni para las fantasías de liberación radical. El único sueño permitido, la única ilusión, es la del éxito personal y la del ascenso social logrado a expensas de los demás. La competencia feroz y despiadada se convierte en el hada madrina de este nuevo tipo de sociedad que todo lo fagocita y lo incorpora. El hombre se convierte, en palabras del filósofo inglés Thomas Hobbes, en un lobo para el hombre.

A pesar de todo este contexto el socialismo utópico no se apaga sino que comienza a consolidarse; cuanto más se expande el capitalismo, más cobra fuerza la protesta y el reclamo por vivir de otra manera. Las añejas ensoñaciones utópicas renacen, con los pensadores más destacados de esta corriente:

• Robert Owen (1771-1858), rico industrial de gran influencia en su país y en su época.

• Charles Fourier (1772-1837), cuya reputación era cuestionada por sus actos, aunque sus ideas trascendieron a un reducido grupo.

• Louis Blanc, quien pensaba que el camino hacia una mejor sociedad sería posible cuando todos tuvieran

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