SABER REFLEXIONAR SOBRE LA PROPIA PRÁCTICA: ¿ES ÉSTE EL OBJETIVO FUNDAMENTAL DE LA FORMACIÓN DE LOS ENSEÑANTES?
A13j4ndr412 de Julio de 2014
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SABER REFLEXIONAR SOBRE LA PROPIA PRÁCTICA: ¿ES ÉSTE EL OBJETIVO FUNDAMENTAL DE LA FORMACIÓN DE LOS ENSEÑANTES?
Se trata de una postura y de una práctica reflexiva que son la base de un análisis metódico, regular, instrumentado, sereno y efectivo, disposición y competencia que normalmente se adquiere a base de un entrenamiento intensivo y voluntario.
Los estudios de Schön develan la cuestión: el enseñante ¿es o debe convertirse en un practicante reflexivo? Lo cual a su vez plantea dos preguntas concretas:
• ¿Por qué formar a los enseñantes a reflexionar sobre su práctica?
• ¿Cómo actuar de forma eficaz en este sentido durante la formación inicial?
¿POR QUÉ FORMAR A LOS ENSEÑANTES A REFLEXIONAR SOBRE SU PRÁCTICA?
Se consideran a continuación diez razones por las cuales es importante que los enseñantes reflexionen sobre su práctica y que a su vez se traducen en una visión definida del oficio de enseñante y de la escuela:
1. Compensar la superficialidad de la formación profesional. Se podría apuntar que los profesores de universidad, igual que todo el mundo, aprenden de la experiencia, mejoran con el transcurso de los años y terminan por crear un sistema didáctico para desarrollar el saber hacer. La formación intelectual especializada los prepara para observar y analizar son realismo lo que pasa y adaptar sus acciones en consecuencia. Para saber reflexionar sobre la propia práctica, basta con dominar los instrumentos generales de objetivación, el debate, el control de la subjetividad, el enunciado de la hipótesis y la observación metódica. Una formación para la investigación puede, en cierta medida, preparar para una práctica reflexiva, y a la inversa (Perrenoud, 1994a)
2. Favorecer la acumulación de saberes de experiencia. Toda experiencia no siempre genera el aprendizaje de forma automática. La reflexión no desemboca necesariamente en conocimientos que se puedan volver a utilizar en otras situaciones. Una parte de la reflexión sobre la acción produce un ajuste pragmático. Desarrollar una práctica reflexiva significa aprender a aprovecharse de la reflexión gracias a:
• Un ajuste de los esquemas de acción, que permita una intervención más rápida, más concreta o más segura.
• Un refuerzo de la imagen de uno mismo como profesional reflexivo en proceso de evolución.
• Un saber integrado, que permitirá comprender y dominar otros problemas profesionales.
Lo necesario para ir más allá del beneficio inmediato, probablemente son la curiosidad y la voluntad de saber más. La pereza intelectual inhibe la práctica reflexiva.
La voluntad no es suficiente. Se necesita también de un método (rituales, formas de escritura, conversaciones regulares con los compañeros) de memoria organizada y marcos conceptuales que sirven de estructura de acogida.
El conocimiento se desarrolla en red, construimos campos conceptuales más que conceptos aislados. El aprendizaje es un valor añadido que depende del capital que se haya almacenado. Un estudiante reflexivo tiene la capacidad de sorprenderse, de urdir la trama, puesto que lo que observa está en consonancia con sus marcos conceptuales.
3. Acreditar una evolución hacia la profesionalización. Afirmar la profesionalización del oficio de enseñante puede ser un eslogan vacío si los practicantes rechazan la autonomía y las responsabilidades que van ligadas a ello. A veces no poseen la identidad ni la relación con la existencia que les permitiría considerarse como actores responsables y autónomos, tanto en el trabajo como en la vida privada. La formación para la práctica reflexiva no es el único objetivo, sino que se trata de una condición necesaria para asumir autonomía. Ningún profesional está libre de la
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