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SOMOS RESPONSABLES DE QUE NUESTROS HIJOS ACTÚEN


Enviado por   •  19 de Septiembre de 2017  •  Ensayos  •  482 Palabras (2 Páginas)  •  110 Visitas

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SOMOS RESPONSABLES DE QUE NUESTROS HIJOS ACTÚEN

   Todos sabemos que en este mundo somos libres de elegir nuestra forma de actuar, ya sea con una moralidad muy estricta o de una forma normal y también de una forma con libertinaje.

   Nuestro corazón se abre a la influencia del Espíritu Santo si ejercemos debidamente el albedrío y actuamos de acuerdo con principios correctos; y por medio de ello invitamos Su enseñanza y Su poder testificativo. Los padres tienen la sagrada responsabilidad de ayudar a los hijos a actuar y a buscar conocimiento por medio de la fe; y un hijo nunca es demasiado pequeño para tomar parte en este modelo de aprendizaje.

   Si al hombre se le da un pescado, le da de comer una vez; si al hombre se le enseña a pescar, lo alimentará toda la vida. Como padres e instructores del Evangelio, ustedes y yo no estamos en el negocio de distribuir pescados; más bien, nuestra obra es ayudar a nuestros hijos a aprender a “pescar” y a llegar a ser espiritualmente firmes. Ese objetivo vital se logra mejor al animar a nuestros hijos a actuar de acuerdo con principios correctos, al ayudarlos a aprender por medio de la acción.

   ¿Estamos ustedes y yo ayudando a nuestros hijos a ser agentes que actúan y que buscan conocimiento tanto por el estudio como por la fe, o hemos capacitado a nuestros hijos a que esperen para que se les enseñe y se actúe sobre ellos? Como padres, ¿estamos dando de comer principalmente a nuestros hijos el equivalente de pescado espiritual, o estamos constantemente ayudándolos a actuar, a aprender por sí mismos y a permanecer firmes e inmutables? ¿Estamos ayudando a nuestros hijos a estar anhelosamente consagrados en pedir, buscar y llamar?

   El entendimiento espiritual con el que todos tenemos la bendición de tener, y que sabemos desde el fondo de nuestro corazón que es cierto, no se puede simplemente dar a nuestros hijos. El precio de la diligencia y del aprendizaje tanto por el estudio como por la fe se debe dar a cambio para obtener y personalmente “poseer” tal conocimiento. Sólo de esa manera lo que se sabe en la mente también se podrá sentir en el corazón. Sólo de esa manera un hijo dejará de depender del conocimiento y de las experiencias espirituales de los padres y adultos y reclamar esas bendiciones para sí mismo. Sólo de esa manera nuestros hijos podrán estar espiritualmente preparados para los desafíos de la vida mortal.

   Pero lo más importante es el ejemplo que ellos vean en su hogar, que vean que los padres se esfuerzan por poner en práctica las obras buenas que hacen basándose en el conocimiento espiritual que tienen para que nuestros hijos lo hagan de la misma manera y puedan ser unas personas íntegras a la sociedad.

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