Selección Escolar

Selección escolar: ¿Un sistema justo?

El siguiente ensayo ha surgido desde las interrogantes y reflexiones que ha provocado el documento “Para un camino a una educación de calidad con equidad para Chile”, específicamente el tema respecto a la prohibición (no cumplida) impartida a las escuelas particulares subvencionadas de seleccionar alumnos según su rendimiento académico.

La principal interrogante que mueve esta reflexión e investigación es ¿qué efectos negativos tiene la selección académica de los alumnos? O en su forma inversa, ¿Qué beneficios presenta la no selección del alumnado? De estas preguntas se desprenden otras como ¿Qué motiva esta selección? y ¿Se cumple realmente la normativa que prohíbe esta práctica?

En el año 2009 se aprobó la Ley General de Educación (LGE), la cual especifica en su artículo n° 12 lo siguiente:

“En los procesos de admisión de los establecimientos subvencionados o que reciban aportes regulares del Estado, que posean oferta educativa entre el primer nivel de transición y sexto año de la educación general básica, en ningún caso se podrá considerar en cada uno de estos cursos el rendimiento escolar pasado o potencial del postulante...” (MINEDUC, 2009)

Con esta ley, se prohíbe la selección de los alumnos tomando en cuenta su nivel académico, indicando en el siguiente artículo (n°13) que sí se permite realizar selección cuando no hay suficientes vacantes, siempre y cuando esta selección sea de carácter objetivo y no produzca en el alumno o sus familias algún menoscabo a su dignidad.

No obstante lo anterior, en nuestro país sigue ocurriendo este tipo de selección a pesar de lo indicado por la Ley, ya sea por una insuficiencia en la fiscalización o por la no sanción adecuada. Eso es un tema que no tocaremos en esta oportunidad.

La selección escolar, tomando en cuenta las aptitudes académicas de los alumnos, es una práctica realizada por algunos establecimientos con la idea de “…mostrarse como una escuela de buen rendimiento en Simce o PSU” (Sanhuesa, 2014), es decir, como una instancia de asegurar buenos resultados en las evaluaciones nacionales para obtener prestigio y así aumentar el número de postulantes a la institución.

Esta práctica produce no sólo una fama indebida a los colegios, que se atribuyen las capacidades y el esfuerzo innato del alumno a su labor educacional, sino que provoca un aumento de la desigualdad y segregación entre la población, ya que el rendimiento académico de un alumno puede verse seriamente afectado por las oportunidades sociales que ha tenido. Por ejemplo, un estudiante de sector vulnerable que no ha tenido contacto con libros o la lectura en general, no se enfrentará de igual forma ante una prueba de comprensión lectora como lo haría otro estudiante que ha tenido el constante acercamiento a la lectura motivado por su entorno social, probablemente el primero fracasará y el segundo superará fácilmente la evaluación. Este resultado en ningún caso determina las capacidades de comprensión que tendrá cada uno con la debida formación.

Sin embargo, si creemos que las habilidades y el rendimiento de las personas están determinadas es algo realmente sombrío y antinatural. Tal como lo postula Kelly: “La capacidad de aprender es el don innato más significativo que posee el hombre, ya que constituye la característica primaria de su naturaleza racional” (Kelly, 1982, pág. 243)

Con lo anterior, se puede concluir que la selección realizada es más que nada un método de filtración de los alumnos, el cual promueve que los estudiantes con mayores facilidades de aprendizaje o que han tenido mayores oportunidades queden en el mismo establecimiento, facilitando la tarea de los educadores, pero no garantizando calidad en la educación.

Existen países que se encuentran en la vanguardia de la

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