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Enviado por   •  24 de Marzo de 2015  •  Informes  •  864 Palabras (4 Páginas)  •  115 Visitas

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MARCO TEORICO

La libertad está en función del proyecto vital que cada persona desea, es el medio para alcanzarlo; pero la libertad no es absoluta porque el hombre tampoco lo es. La limitación de éste es triple: física, psicológica y moral. Está físicamente limitado porque, entre otras cosas, necesita nutrirse y respirar para conservar la vida. Su limitación psicológica es múltiple y evidente: no puede conocer todo, no puede quererlo todo, los sentimientos le zarandean y condicionan constantemente. La limitación moral aparece desde el momento en que descubre que hay acciones que puede, pero no debe realizar. Esta triple limitación no debe considerarse como algo negativo. Parece lógico que a un ser limitado le corresponda una libertad limitada: que el límite de su querer sea el límite de su ser.

Vivimos en un mundo que impone condiciones. Por ello nuestra libertad no es absoluta, está siempre condicionada por lo que existe en torno a ella. Estos condicionamientos evidentes e inevitables son parte de la condición humana, y definen nuestra personalidad. Sin ellos, seríamos personas amorfas, sin contornos ni contrastes. Una libertad sin condiciones no es real: nadie la posee. Los condicionantes son, en cierto modo, los que hacen que la vida humana sea tal.

Jean Paul Sartre decía que el hombre nace libre, responsable y sin excusas. Lo que no dijo, es que el hombre nace , pero es transformado por su entorno, primero por su familia, luego por sus amigos y experiencias, luego por el mercado, y la mayoría de los hombres y mujeres nos olvidamos de nuestra libertad esencial y dejamos de ser responsables de nuestros actos y se los endosamos a otros.

Asimismo la limitación humana supone que cada elección libre lleva consigo una renuncia. El problema que se plantea ante una elección debe resolverlo la inteligencia sopesando el valor de lo que escoge y de lo que rechaza. A simple vista podría pensarse que las leyes humanas son el principal enemigo de la libertad, y así lo piensan los ácratas (partidarios de la supresión de toda autoridad). Sin embargo, tal oposición sólo es aparente, porque la alternativa a la ley humana es la ley de la selva. Tampoco es correcto identificar lo libre con lo espontáneo. La libertad, desde cierto ángulo, es justamente la negación de la espontaneidad: es el dominio de la razón y de la voluntad. Espontáneamente mentiríamos, rechazaríamos el esfuerzo y el sacrificio; pero sólo somos libres cuando entre el estímulo y nuestra respuesta interponemos un juicio de valor y decidimos en consecuencia.

En este sentido es innegable que la voluntad rechaza en ocasiones lo que la inteligencia presenta como bueno. Incluso el que aconseja bien puede no ser capaz de poner en práctica su buen consejo. En esos casos, para evitar la vergüenza de la propia incoherencia, el hombre suele buscar una justificación con apariencia

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