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Sociedad de Ciencias Geográficas del Ecuador


Enviado por   •  28 de Noviembre de 2013  •  Tesis  •  2.142 Palabras (9 Páginas)  •  285 Visitas

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EL PAPEL DE HUMBOLDT EN EL ORIGEN Y DESARROLLO DE LA GEOGRAFIA MODERNA*

HÉCTQR F. RUCINQUE1

Universidad de Córdoba

Asociación Colombiana de Geógrafos (ACOGE).

WELLINGTON JIMÉNEZ2

Sociedad de Ciencias Geográficas del Ecuador

No obstante los matices paradigmáticos, no pocas veces antagónicos, a los que suscriben diversas corrientes de la comunidad disciplinaria, o quizás por eso mismo, la geografía es una ciencia que ha alcanzado notable grado de madurez metodológica y filosófica. Su escenario de trabajo, la superficie terrestre, y su objeto de estudio, los fenómenos socio-culturales y físico- bióticos asociados en interacción espacial, al igual que la manera como se enfoca ese estudio y las herramientas utilizadas para realizarlo, dan entidad a esta muy conspicua parcela especializada de la ciencia contemporánea. La definición y construcción teórica de la geografía se inició en el siglo XIX, gracias a un proceso intelectual innovador emprendido por unos cuantos estudiosos alemanes. Entre ellos, Alexander von Humboldt descuella con importancia singular, tanto por las precisiones metodológicas básicas que enunció, y por las técnicas de trabajo cuyo diseño y prueba le son acreditados, cuanto por su inmensa producción sustantiva y por el ascendiente de prestigio y autoridad erudita, que ayudaron a ganar para la geografía un espacio respetable en el mundo académico mundial. El propósito central del presente escrito busca hacer conciencia sobre los aportes de este científico al desarrollo moderno de la geografía, mediante la presentación de un sucinto bosquejo biográfico y, más particularmente, examinando la evidencia que puede hallarse en la exploración de sus obras. Los autores concordamos con la apreciación que la historia de la ciencia consigna sobre la multifacética personalidad científica de Humboldt, pero destacando el valor particular que tuvo como geógrafo, lo cual, en gran medida, sobrevive a su universalismo cosmográfico. Para nuestro entender, en estos años de bicentenario la revisión de los créditos que apoyan la putativa paternidad de Humboldt sobre la geografía científica no solo ayudan a justificarla y reafirmarla, sino que a los geógrafos debería enorgullecernos aun más porque tales créditos se basan en hechos que en perspectiva, lejos de apocarse con el paso del tiempo, se

* Algunas de las ideas desarrolladas en este trabajo fueron presentadas por el autor principal durante un seminario del Departamento de Geografía de la Universidad del Atlántico, Barranquiila, en noviembre de 1999. Otras, se incluirán para reflexión por el mismo autor en el texto de la conferencia inaugural del VII Coloquio de Geografía de la Unversidad del Cauca, Popayán (noviembre 7-9 de 2001), dedicado a conmemorar este nuevo Bicentenario de Humboldt. En la elaboración definitiva del artículo cuentan los aportes directos del profesor W. Jiménez, y las discusiones con él sostenidas a mediados del 2001, en Quito. Con nuestra interlocución, además, empezó a tomar forma un proyecto que, de hacerse realidad, sería el mejor tributo que geógrafo latinoamericano alguno pudiese hacer a la memoria humboldtiana.

1 DR. h.F. Rucinque es asesor científico de la Universidad de Córdoba, Montería, Colombia - GeoLatinAm.com, en materias geográficas. Es el Editor de GeoTrópico, una nueva revista electrónica identificada con la URL www.geotropico.org/. Correspondencia: GeoLatinAm, Apartado 84.977, Bogotá DC, Colombia, e-mail:hrucin @cable.net.com.

2 Prof. Wellignton Jiménez es el Presidente de la Sociedad de Ciencias Geográficas del Ecuador, Quito. Correspondencia: Calle

Cacha 243, La Magdalena, Quito, Ecuador, e-mail: wjimenezl0@hotmail.com.

refinan con un hálito de predicción, que enaltece de incuestionable perpetuidad la figura del sabio.

En julio de 1999, en efecto, se cumplieron dos siglos desde el momento en que Alexander von Humboldt pisó por primera vez tierras del Nuevo Mundo en la localidad de Cumaná, Venezuela, como comienzo de un periplo científico por la América tropical que se prolongaría hasta 1804. el Barón prusiano contaba entonces con escasos 30 años de edad, pero, no obstante su juventud, venía precedido de una fama de científico consumado, la cual, por fuerza de sus reales méritos, proyectaba en el entorno intelectual una imagen de gran personaje. Poco tiempo después de explorar Venezuela y hacer su primera visita a Cuba, siguiendo la ruta obligada de aquel tiempo, o sea desembarcar en Cartagena, navegar Magdalena arriba y remontar los Andes, Humboldt llegaría a la capital del virreinato de la Nueva Granada, con la pompa que en adelante habría de acompañar todas sus llegadas y partidas. él mismo, en carta a su hermano Wilhelm, fechada el 21 de septiembre de 1801, calificaba su llegada a Santa Fe como parecida a “una marcha triunfal”, pues se le había destacado una comisión de notables para recibirlo a la entrada de la Sabana, el arzobispo le había puesto a disposición su propio carruaje, y su arribo al centro de la ciudad fue escoltado por un séquito de más de 60 jinetes (Humboldt 1989: 74).

Que ello hubiese ocurrido en un medio tan provinciano y colonial como el de la Nueva Granada, al despuntar el siglo XIX, es suficientemente explicable. Pero que el paso inexorable de doscientos años no le haya hecho mella a la aureola del sabio naturalista sino que, al contrario, la acreciente, es algo que mueve a reflexión. Los rusos zaristas también distinguieron a Humboldt casi con veneración y le abrieron todos los caminos para estudiar Siberia y las montañas del Asia Central. Ello puede explicarse porque para la época de sus viajes a Rusia su fama y madurez científica carecían de rivales y, sin duda, porque el ascendiente aristocrático de la familia Humboldt y la cercana vinculación de Alejandro con la corte prusiana, lo hacían bienvenido entre los monarcas reinantes. pero algo más debe haber sido tenido en cuenta por quienes, muchos años después y en un trasfondo no precisamente afecto a ninguna parafernalia cortesana, resolvieron dar el nombre de Mare Humboldtianum a una de las yermas planicies descubiertas por el Lunik III soviético, en la primera exploración de la cara oculta de la Luna, en 1959. Y eso que ya un cráter importante del satélite, anteriormente había sido distinguido con el nombre de Humboldt. De hecho, es pertinente anotar que el nombre de Humboldt ha sido utilizado para distinguir

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