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SÉPTIMA PARTE: OPCIONES FUNDAMENTALES


Enviado por   •  22 de Abril de 2015  •  Tesis  •  3.069 Palabras (13 Páginas)  •  166 Visitas

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Las convicciones de Erich Fromm

SÉPTIMA PARTE: OPCIONES FUNDAMENTALES

Capítulo 30 - Ser o tener

El hombre sólo puede ser él mismo cuando es capaz de expresar sus potencialidades innatas, pero esto difícilmente llegue a ocurrir cuando su objetivo es poseer la mayor cantidad de cosas, si sólo se empeña en obtener posesiones concluirá convirtiéndose en un objeto más. En cambio para lograr “ser” debe dedicarse a una actividad auténtica que no es otra que aquella que le permite un pleno desarrollo de sus capacidades.

Prestemos atención a la definición sobre la que denominó la orientación de ser: “El modo de ser tiene como requisitos previos la independencia, la libertad y la presencia de la razón crítica. Su característica fundamental es estar activo, y no en el sentido de una actividad exterior, de estar ocupado, sino de una actividad interior, el uso productivo de nuestras facultades, el talento, y la riqueza de los dones que tienen (aunque en varios grados) todos los seres humanos. Esto significa renovarse, crecer, fluir, amar, trascender la prisión del ego aislado, estar activamente interesado, dar”.

Nos decía Fromm que sólo abandonando el modo de tener, donde nos aferramos a las pertenencias y a nuestro ego, puede surgir el modo de ser. Para ser es necesario evitar el egoísmo y el egocentrismo, pero para muchos esto es dificultoso, renunciar a la orientación de tener les provoca angustia, sin llegar a percibir que al dejar de apoyarse en las propiedades pueden empezar a utilizar plenamente sus fuerzas y caminar por sí mismos. (1)

En la vorágine de la sociedad moderna los individuos tienden a sentirse más aislados y solitarios, esto los obliga a buscar paliativos que les permitan superar ese sentimiento de inseguridad, una de las formas generalmente utilizadas es la de acumular un número creciente de posesiones, de tal manera que esos objetos se convierten en una extensión de su propio ser. Cuando esas adquisiciones se pierden es como que la persona extraviaba parte de su yo y se sentía como un individuo incompleto.

Otros factores que complementan a las posesiones son el prestigio y el poder, casi tan imprescindibles como las primeras en su función de paliativos. Incluso para aquellos con escaso poder adquisitivo la familia puede ser una fuente de prestigio, en su seno los hombres pueden fantasear con la ilusión de sentirse poderosos, otras veces el orgullo nacional puede jugar un papel de importancia en el momento de considerarse una persona con prestigio.(2)

Por cierto que el hombre para existir necesita poseer ciertas cosas, pero puede vivir muy bien con el tener puramente funcional así fue en los primeros 40.000 años de existencia del Homo Sapiens. Esta es la diferencia que planteaba Fromm: “La propiedad funcional es una necesidad real y existencial del hombre; mientras que la propiedad institucional satisface una necesidad patológica, condicionada por ciertas circunstancias socioeconómicas”.

El hombre necesita un hogar, alimentos, herramientas, ropas, etc. Son cuestiones imprescindibles para su existencia biológica, pero hay otras cosas que hacen más a su mundo espiritual que también les resultan necesarias, tal como ornamentos, decoración, objetos artísticos; estos suelen ser de propiedad exclusiva pero también pueden considerarse funcionales.

En la medida que se desarrolló la civilización disminuyó la propiedad funcional de las cosas, así es como se pueden tener varios trajes, máquinas que evitan el trabajo, televisores, radios, libros, raquetas de tenis, etc. Todas estas posesiones no deberían ser distintas a aquellas funcionales de las culturas primitivas y sin embargo lo son, el cambio se produce cuando dejan de ser un medio para la vida y se convierten en un medio para el consumo pasivo o en un elemento de estatus.(3)

Fromm consideraba que la clasificación tradicional de la propiedad en pública y privada era insuficiente y se prestaba para equivocaciones. Según su criterio debía prestarse mayor atención a si la propiedad era funcional y por lo tanto no explotadora o si por el contrario se constituía en una fuente para la explotación de los seres humanos.

La propiedad así pertenezca al Estado o incluso a los trabajadores de una fábrica podía prestarse para el surgimiento de una burocracia que limite seriamente las posibilidades del resto de los trabajadores. La propiedad puramente funcional no fue considerada por Marx ni por otros socialistas como propiedad privada que debiera ser socializada.

Y adentrándonos en la explicación de lo que denominaba propiedad funcional señalaba que estaba claro que nadie debería poseer más que aquello que pueda usar racionalmente. Este correlato entre posesión y uso tiene varias consecuencias que detallaba.

En principio tener sólo aquello que se puede usar nos determina para mantenernos activos. Difícilmente pueda surgir la avaricia cuando la cantidad de cosas que poseo está limitada al uso que puedo hacer de ellas. También resultará raro que aparezca la envidia porque mientras me mantenga ocupado utilizando aquello que tengo difícilmente me dedique a controlar cuales son las posesiones de mis semejantes. Y por último, no estaré temeroso de perder lo que tengo pues la propiedad funcional puede reemplazarse rápidamente. (4)

Fromm de ninguna manera sostenía la eliminación de la propiedad privada pero sí veía con preocupación el papel nefasto que podía cumplir en aquellas sociedades donde los bienes materiales adquirían mayor importancia que el bienestar de los seres humanos.

En tanto en nuestra cultura la meta suprema es tener, hasta parece sugerirse que la esencia misma de los seres humanos está en tener y que el individuo que nada posee no es nadie. Lo que Marx se esforzó por mostrar es que el lujo es un defecto, algo casi tan negativo como la pobreza misma, por eso la meta debería establecerse en ser mucho en vez de encarar esa búsqueda insaciable por tener mucho.(5)

La diferencia entre ser y tener es la que corresponde a una sociedad interesada principalmente por las personas y otra que da preeminencia a las cosas. La orientación de tener es característica de la sociedad industrial occidental en la que el afán de lucro, la fama y el poder se han convertido en los problemas predominantes de la vida.

Incluso el lenguaje se ha convertido en una muestra de la alienación existente donde tener es la preocupación central, por eso “tenemos un problema”, “tenemos insomnio”, “tenemos un matrimonio feliz”, todo puede ser convertido

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