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¿TE RINDES?, ¡¡JAMÁS!!


Enviado por   •  8 de Febrero de 2017  •  Síntesis  •  1.184 Palabras (5 Páginas)  •  189 Visitas

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¿TE RINDES?, ¡¡JAMÁS!!

 “Lucha de la mano de Dios y te prometo que nunca perderás.”

En mi vida, han pasado demasiadas cosas que han y siguen marcandola; desde muy pequeña, el cuidado y atención que le colocaba a la forma de solución de problemas. Crecí en una familia unida, llena de mil sueños por cumplir, teniendo la esperanza de lograr un mejor futuro. Mi padre Mario Ballén Rocha joyero de profesión, siempre trabajo por el bien de su familia, siendo  un hombre trabajador, luchador, quien siempre demostró fuerza y entereza ante las circunstancias que le presentaba la vida. Mi madre Dexy Isabel Bohórquez Bohórquez una mujer muy tierna, amable y comprensiva, siempre estuvo en el hogar cuidando a sus hijos. Tengo 2 hermanos uno mayor y otro menor. Desde muy pequeña mi hermano mayor Mario Yesid Ballén Bohórquez fue mi héroe, mi ejemplo a seguir la persona que más admiraba después de mis padres, quería ser como el… siempre soñé ser como él…. Después de mis 11 años llego mi hermanito menor Yojhan David Ballén Bohórquez, quien más que mi hermano se convirtió en mi bebe, lo ayude a criar y siempre quería protegerlo de todo mal, como una mamá.

Desde muy pequeña crecí con la ilusión de los cuentos de hadas, que algún día iba a llegar mi príncipe azul e iba a ser feliz para siempre.

Siempre fui muy enamorada, en mi primaria tuve un novio, se llamaba Jaime y me regalaba cartas, credenciales, me llevaba la maleta y la lonchera… hay conocí mi primer amor, un amor muy inocente, en las coca colas bailables, él de la pena ni siquiera me sacaba a bailar; me encanta bailar desde muy niña.

Tuve muchos amigos, decían mis papás que era muy compichera, me gustaba ayudar a las personas y sufría con los problemas de los demás, mi sueño desde niña era ser Doctora, aparte de ser reina o cantante.

Mi adolescencia fue muy difícil, para mis papas, era demasiado rebelde, es aquí donde una entiende que los errores de los papas de una forma u otra trascienden en los hijos, mi padre siempre fue muy enamorado y yo veía sufrir mucho a mi mamita, ella lloraba mucho y yo al ser la única mujer siempre la consolaba y no entendía porque lloraba tanto si mi padre era el mejor, al crecer entendí eso y mi rabia se centró en ella, en ver que nunca tomo la decisión e ser feliz, por el gran amor que nos tenía a nosotros sus hijos y me daba rabia que aguantara tantas cosas. Tal vez mi rebeldía y grosería debía haber sido contra mi papa que en si era el culpable de estos sentimientos. Seguía siendo demasiado enamorada, seguía soñando con mi príncipe azul y ser la mejor doctora del país.

A mis 15 años conocí al hombre de mi vida, un muchacho que había crecido conmigo en el mismo barrio y a quien veía de vez en cuando pero con quien nunca hablaba, un 25 de Diciembre para ser exacta en el año 1999 hable con él por primera vez, estaba amanecido y me dijo que yo iba a ser la mamá de sus hijos, cosa que me causo demasiada risa, porque en mis planes ser mamá era la última opción, veía esa posibilidad lejana después de terminar mi carrera y poder brindarles lo mejor a mis hijos, lógicamente le dije que no, porque estaba borracho, le dije que si todo lo que me decía era cierto al otro día en sano juicio me lo dijera, cosa que no paso, porque al otro día a penas me vio salió corriendo, razón por la cual desconfié de sus palabras; mis abuelos maternos vivían en un pueblito de Cundinamarca llamado Nimaima, allí siempre pasábamos año nuevo ya que mi abuelita cumplía años el 1 de Enero, la idea no me gustaba por que debía pasar mis cumpleaños allí, cuando volví, aquel chico se arriesgó y en sano juicio me dijo si quería ser su novia, a lo que respondí: “no, debemos conocernos más”. Paso poco tiempo y nos cuadramos, éramos el uno para el otro, pero la desinformación y el miedo a preguntar a mis padres, me llevo a tener relaciones sin protección, lo que resulto en un lindo y hermoso negrito. Dios me premio con la mejor bendición de mi vida… ser madre, afrontar esto no fue fácil, mis padres se decepcionaron mucho, pero gracias a Dios conté con el apoyo de ellos, no me fui a vivir con Diego, así se llama el padre de mis hijos, tuvimos una relación muy bonita cada uno viviendo en su casa, cuando mi hermoso hijo mi mayor bendición, Diego Sebastián Rubiano Ballén tenía 5 años nos preguntó porque no éramos una familia, porque no vivíamos juntos… esas palabras nos dejaron pensando y decidimos tomar esta decisión.

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