Tabaco

El tabaquismo es un tema común entre los adolescentes de nuestro país. Cada día son más los jóvenes adictos a las sustancias que componen el cigarrillo, esto es algo que no se puede negar y mucho menos impedir.

Las complicaciones que produce el cigarro son innumerables, pero pese a esto, muchas personas siguen optando por una cajetilla de cigarros en vez de una visita al doctor, pues como dice el dicho “no hay peor ciego que el que no quiere ver” y creo que a la sociedad chilena le hacen falta unos buenos lentes; todos conocemos los riesgos que se corren al fumar, pero ningún fumador es capaz de votar medio cigarro a la basura.

Las campañas para prevenir el consumo de tabaco entre jóvenes y la gente en general han sido múltiples, partiendo por publicidad en la televisión hasta llegar a poner la cara de un enfermo terminal en la portada de las cajetillas (pobre enfermo, no sabía que ser haría famoso por dar pena), sin embargo, esto ¿ha cambiado la mentalidad de las personas? Lo dudo. ¿Ha logrado que chile deje de ser el país con mayor índice de tabaquismo en toda américa? Por el contrario.

Me atrevería a decir que la misma sociedad es culpable de incentivar el consumo de tabaco, pues alimenta nutritivamente el cansancio y estrés en las personas, motivo por el cual muchos caen rendidos frente a la sensación de relajo que produce el cigarro, tal como lo haría un hombre sediento al que se le da un vaso de agua.

Estamos frente a una sociedad amiga de las drogas legales, el cigarro es una droga le gar, al igual que el café, el té, el mate, las bebidas, el alcohol, etc. Todos saben muy bien esto, por lo que nadie se siente culpable al fumar un pucho y menos los jóvenes que están en la etapa en que nada les importa, si siquiera su salud.

Antes de finalizar este ensayo, cito a un importante cantante español, Joaquín Sabina “conocí a un amigo que dejó de fumar por 20 años y pasados estos, volvió al habitual vicio. Cuando le pregunté que se sentía haber dejado el vicio por tanto tiempo y finalmente recurrir de nuevo a él, me contestó: ¡Fueron los peores años de mi vida coño!

En conclusión, estamos frente a una realidad imperturbable, somos un país vulnerable al tabaco y esto no cambiara señores, solo tenemos que aceptarlo. A veces hay enfermedades que no tienen cura y este es el caso. Lo único que considero conveniente respecto a este tema, es apelar a la conciencia humana y respetar la decisión de cada persona. Creo que la frase que resumiría esto último sería: “yo fumo, yo me quito años de vida” o algo así como “sé que el cigarro hace mal, pero ¿hay algo que no termine haciendo mal?”.

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