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Tabaco


Enviado por   •  22 de Octubre de 2013  •  Tesis  •  2.899 Palabras (12 Páginas)  •  300 Visitas

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Introducción

El tabaquismo es un grave problema que afecta a gran parte de la sociedad. Basándonos en esto, mencionaremos y realizaremos una concisa explicación de sus componentes, efectos y enfermedades que éstos causan.

Guiándonos en estadísticas médicas podremos dar a conocer el resultado de la consumición de tabaco.

1) Los componentes del cigarrillo son:

Alquitrán

El alquitrán, residuo de la combustión del tabaco es una sustancia cancerígena.

En esa sustancia negra, viscosa y repugnante donde las haya, existen nada menos que más de 1.000 sustancias químicas peligrosas, incluida una gran variedad de irritantes y, por lo menos, 60 agentes carcinógenos conocidos. El alquitrán en realidad mata más que la nicotina, pues es el desencadenante de la mayor parte de las enfermedades que produce el tabaco, entre ellas los diversos cánceres.

Los alquitranes del cigarrillo son los productos químicos que componen la fracción sólida del humo. Cada vez que se absorbe el cigarrillo, se deposita una película de sustancia alquitranada en todas las zonas en que el humo entra en contacto con los tejidos que revisten la boca, garganta y pulmones. Entre los muchos compuestos orgánicos tóxicos que se encuentran en el alquitrán se cuentan las N-nitrosaminas y las aminas aromáticas no volátiles, que son cancerígenos humanos conocidos. El humo del extremo encendido del cigarrillo, contiene cantidades considerablemente más elevadas de aminas aromáticas cancerígenas que el humo de la corriente principal, y se ha demostrado que afecta la salud de los individuos que no fuman, pero que se encuentran en el medio del fumador.

Nicotina

Es una sustancia blanca y amarga. Es un estimulante que acelera el ritmo cardíaco, eleva la frecuencia cardíaca, aumenta el riesgo de insuficiencia coronaria y dilata las pupilas. Asimismo incrementa los niveles sanguíneos de determinadas hormonas, incrementa el metabolismo, causa vasoconstricción, aumenta la presión arterial y la relajación muscular.

La nicotina provoca la liberación de adrenalina y noradrenalina, que actúan sobre los centros nerviosos que controlan la presión arterial, causan aumento de la frecuencia cardiaca y de la presión sanguínea. La nicotina actúa en diferentes puntos del organismo.

Se piensa que la nicotina contribuye a la enfermedad cardiaca mediante la sobreexcitación aguda que tiene lugar en el sistema cardiovascular al fumar y, con el tiempo, como un irritante de los vasos sanguíneos, aumentando la acumulación progresiva de placas ateromatosas y promoviendo la aterosclerosis.

Cada cigarrillo contiene hasta 3.5 mg de nicotina Esta cantidad depositada en estado puro y directamente en la garganta produciría la muerte casi instantánea del afectado. Puede enganchar más rápidamente que la heroína.

El cigarrillo se fabrica con la hoja de tabaco (Nicotiana tabacum), que antes de su cosecha se ha expuesto a una serie de sustancias saborizantes y humectantes. Luego se cura mediante el secado y se mezcla con una variedad de aditivos, y por último se tritura y se enrolla en un tubo de papel al cual con frecuencia se le coloca un filtro de celulosa en uno de sus extremos para formar el cigarrillo.

La nicotina de los cigarrillos es lo que provoca dependencia.

Monóxido de Carbono

Es un gas incoloro y muy tóxico que se desprende de la combustión del tabaco y del papel del cigarrillo. Impide que la sangre capte el oxígeno necesario En formas masivas se produce la muerte por anoxia cerebral y tisular, pero en el fumador clásico aparece una asfixia anoxidativa de los tejidos.

El no fumador tiene un 2% de carboxihemoglobina en sangre, y el fumador tasas que superan el 8%, llegando comúnmente al 12% y 14%. Estas tasas producen disminución de la entrada de oxígeno y menor fijación de éste a la hemoglobina.

La radioactividad

Según la revista Vivir con salud, nº 245, son muy pocas las personas que saben que el tabaco también posee una intensa radiactividad producida por las radiaciones alfa emitidas por los isótopos Polonio-210 y Plomo-210, encontrándose ambos en gran concentración en las hojas del tabaco y asimismo en el humo del cigarrillo.

La mayor parte del Polonio-210 deriva de los fertilizantes fosfatados que se utilizan en las plantaciones de tabaco. La planta absorbe con sus raíces el Polonio-210 del suelo y lo almacena en sus hojas, donde este isótopo radiactivo permanece a través de todo el proceso de secado e industrialización. Al fumar, el Polonio-210 queda atrapado en la mucosa bronquial.

Para tener una idea de la radiactividad que se recibe al fumar, basta el siguiente ejemplo: el fumador de paquete y medio de cigarrillos por día recibe en las bifurcaciones bronquiales 400 rads de radiaciones alfa por año, lo que equivale a 300 radiografías de tórax, o sea, a casi una por día; todo un equipo de rayos X funcionando a todo pulmón, o lo que es lo mismo, una minicentral Chernóbil en cada paquete de cigarrillos.

El papel

El inocente papel no se escapa a la maldición del fumador, pues además de las distintas sustancias que entran en su composición y acabado, como el cloro, cuyos derivados son sumamente tóxicos (como, por ejemplo, la lejía o hipoclorito de sulfito o los plásticos de policloruro de vinilo, o el percloretileno de las tintorerías, etc.), y que se utiliza para blanquearlo, se le añaden otras, como el sulfonato de amonio que sirve para facilitar su combustión. Y todo eso para el cuerpo.

El humo

El humo del tabaco añade, a su vez, por si no teníamos bastantes, nuevas sustancias tóxicas que no se hallan originalmente en el mismo ni en el papel que lo envuelve, debidas a la reacción química producida por la combustión del mismo.

El cigarrillo desprende dos clases de humo, sólo hay que mirar el color del humo que sale de la punta encendida del mismo y el que sale por la parte delantera y que es el que se traga directamente y primero el fumador. Ambos son sumamente tóxicos, pero lo es más, si cabe, el que va destinado a los demás, a los vecinos; pues éste no pasa por el pequeño filtro que supone el recorrido desde un extremo al otro del cigarrillo, ni el de la boca ni los pulmones del que lo fuma, sino que va directamente, sin más, al vecino (también al propio fumador, claro es).

El humo sale de la punta del cigarro a unos 800 grados centígrados de temperatura aproximadamente. Esta temperatura al ir disipada

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