Tanatologia

La enfermedad grave y la hospitalización de un padre de familia, pueden provocar cambios relevantes en la casa, a los que se ha de acostumbrar la mujer. Puede haber una inversión de papeles, más difícil de aceptar para un hombre que para una mujer. Es importante para el paciente y su familia ver que la enfermedad no rompe totalmente un hogar, ni priva completamente a todos los miembros de cualquier actividad placentera. Los miembros de la familia deberán administrar sus energías y no esforzarse hasta el punto que se derrumben cuando más se los necesita. Una persona comprensiva puede ayudarles mucho a mantener un sensato equilibrio entre el cuidado al paciente y el respeto a su propias necesidades. La persona moribunda puede ser de gran ayuda para sus parientes a la hora de hacerles afrontar su muerte. El sentimiento de culpa es quizás el compañero más doloroso de la muerte. La conversación sobre la muerte sólo es difícil la primera vez y se hace más sencilla con el aumento de la experiencia. Nunca hay que ignorar a nadie diciendo que se encuentra en estado meramente vegetativo, aunque parezca que no reacciona a los estímulos. Los miembros de la familia pasan por diferentes fases de adaptación similares a las que hemos descrito para los pacientes. Muchos no pueden creer que sea verdad. Tal vez nieguen el hecho de que exista esta enfermedad en la familia. Tal vez busquen ayuda y seguridad en adivinos y curanderos. La familia depende mucho de la actitud, la conciencia y la capacidad de comunicarse del paciente. Si son capaces de compartir sus preocupaciones comunes, pueden ocuparse de los asuntos importantes pronto. La familia pasará por una fase de dolor preparatorio, cuanto más puede expresarse este dolor antes de la muerte, menos insoportable resulta después. El período más doloroso para la familia es la fase final, cuando el paciente se desliga lentamente de su mundo, incluida su familia. Solo los pacientes que han superado el miedo a la muerte pueden alejarse lenta y pacíficamente. Ayudar al paciente y a su familia a afrontar la crisis conjuntamente, para que lleguen a aceptar la realidad última simultaneamente. Si los deseos del paciente son contrarios a nuestros principios o convicciones, deberiamos expresar este conflicto abiertamente y dejar que el paciente decida en lo referente a intervenciones o tratamientos. La muerte para el niño de tres a cinco años, es algo temporal, después de los cinco años suele presentarse como un hombre, un ogro que viene llevarse a la gente, entre los nueve y los doce empieza a manifestarse como un proceso biologico permanente. Dejemos que el pariente hable, llore o grite si es necesario. La ayuda más importante que podemos prestar, es compartir sus sentimientos antes de que se produzca la muerte y permitirle superarlos, tanto si son racionales como irracionales

...