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Tecnicas De Aprendizaje


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2012  •  1.779 Palabras (8 Páginas)  •  269 Visitas

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1. MÉTODO DE RESÚMEN: CITA TEXTUAL

Del texto extraído del libro: Cartas a un Joven Maestro de Luis Martín Trujillo Flórez; pag. 1

“El pensamiento y la forma de pensar delimitan la forma de aprender y lo qué se debe aprender. En los países subdesarrollados la educación no es prioritaria porque educar un pueblo desarrollado es costoso y educar un pueblo subdesarrollado es peligroso. Quienes se benefician del subdesarrollo promueven la filosofía del hambre, el resto la promovemos nosotros con la indiferencia. Y los profesores lo hacemos con la no exigencia en las aulas, y aunque no lo creas, la educación mediocre es el mayor nicho de la filosofía del hambre”.

• Si la educación estuviera bien enfocada la sociedad tendría menos problemas.

Los profesionales no están listos para soluciones reales porque la academia los llenó de situaciones ideales. En la mayoría de los casos los estudiantes sienten que su tenacidad y esfuerzo para salir adelante y mejorarse como persona y como profesional es una gran pérdida de tiempo. Como somos un país pobre no hay inversión, no hay mejoramiento, no hay calidad, y nos creímos esa mentira para que la pobreza aumente y llenos de hambre aceptemos cualquier trato que nos ofrezcan.

La filosofía del hambre se refleja en la forma como nuestros muchachos no creen en sí mismos

• La falta de amor por lo nuestro genera una des-valoración de nuestra academia, y de la industria ni hablar. Tal des-valoración le quita cualquier credibilidad al país.

Nuestros profesionales dan la vida por acceder a algún postgrado en el extranjero porque esa academia si tiene peso. No afirmo que no sea necesario para nuestros profesionales prepararse en otras academias, lo que afirmo es que si las nuestras no se fortalecen y adquieren credibilidad por medio de la acreditación, de procesos de investigación, y lo más importante, se genera un campo laboral con mejores disposiciones para el Profesional, estaremos remando a contracorriente.

Por qué dudamos tanto de nosotros mismos. Uno es parte de nuestro pensamiento del hambre que genera un vicio demasiado dañino, el de resaltar todo lo malo, lo bueno lo callamos como si a nadie le importara. El éxito de un maestro hoy en día es crear ambientes cautivadores, motivacionales, y formativos, además de prácticos.

La falta de identidad nacional es una de las más grandes fallas de la educación, somos un país muy rico en recursos pero pobre en pensamiento. En un territorio repleto de impuestos, corruptos, harto de vivarachos y necesitado de soluciones donde primen el interés social y no el individual.

Es hora de gestar la transformación desde los mismos docentes, Piensa cómo una educación orientada al servicio del país debe estar enfocada a la transformación del mismo, a su crecimiento, algo que para nosotros suena imposible.

Hay desempleo de profesionales en un país donde todo está por hacer, es tan grande la desvaluación del profesional. De nada sirve cambiar la mentalidad del hambre en la academia si la empresa y los entes gubernamentales no cambian su forma de tratar al profesional. Un empresario con el pensamiento del hambre dirá, pero si empleados es lo que hay. Lo que pasa es que una empresa no la hacen las maquinarias, ni el mercadeo, ni la publicidad, una empresa la hace cada uno de sus miembros, si todos en la pirámide están pujando hacía el progreso, habrá progreso. El pensamiento debe encaminarse al bienestar de todos, si las empresas tienen personas preparadas a nivel profesional, técnico y especializado, y le dan a su trabajador impulsos motivacionales, además de una remuneración fría y patética, para que quiera su empresa, para que crezca dentro de ella; simplemente, este empelado será un motor de cambio, de mejor producción. Así empezaríamos la revolución positiva, no es aquella que sólo crítica y se queda cruzada de brazos, es la que encuentra soluciones y las lleva a cabo, pasa del pensamiento a la acción, tal revolución no se centra en doctrinas desgastadas, se centra en el escucha del otro, en la honestidad que rebase ese manto de hipocresía tan propio en nuestro medio. Además la revolución positiva no necesita de masas, con un individuo que la aplique se la contagiará al otro. El pensamiento del hambre nos lleva al empobrecimiento social, intelectual y cultural. En muchas instituciones la parte cultural da risa, sino vergüenza, entonces que formación integral vamos a promulgar sin la sensibilización estética que da la cultura. Hasta cuándo nos vamos a dar cuenta que lo que no hagamos por nosotros mismos nadie vendrá hacerlo, que un país mejor es nuestra misión para las generaciones futuras, las mismas que estamos procreando.

En la filosofía del hambre no hay espacio para la oportunidad, menos, para la educación, pues el hambre no permite invertir, y la enseñanza es vista como un gasto, no como una transformación.

• Para promover un verdadero cambio en la educación tenemos que dejar la indiferencia social.

Los estudiantes colombianos no propiciamos la “Filosofía del Hambre” por la indiferencia, ya que en nuestro país la indiferencia es por falta de recursos económicos, es por la falta de oportunidades, hay buenas instituciones pero nuestros ingresos no nos permiten acceder a ellos, no tenemos el tiempo necesario ya que muchos estudiantes cuyos padres no son pudientes tienen que trabajar y estudiar a la vez y las empresas no quieren o no pueden darles el tiempo que necesiten para su conocimiento.

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