Tecnología Médica VIII
luzma105Trabajo10 de Diciembre de 2012
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"Año de la Integración Nacional y el Reconocimiento de Nuestra Diversidad"
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UNIVERSIDAD SAN PEDRO
VACUNAS
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Aparicio Curay Eduardo
Barrientos Yarleque José
Columbus Diaz Luz Maria
Chumacero Román Jhon Victor
Chiroque ruiz brity
Huiman vidal estany
Palomino dominguez jose
Ramos vilela miguel
Saavedra Santiago rosmery
Tecnología Médica VIII
INTRODUCCION
La vacunación contra diversas enfermedades infecciosas ha sido uno de los mayores logros en el campo de la inmunología desde 1798 cuando Edward Jenner demostró que la inoculación de virus vivos provenientes del ganado (poxavirus del género vaccinia) proporcionaba inmunidad contra la viruela en la especie humana. Este importante hallazgo se basó en la observación, durante una epidemia de viruela, de la ausencia de la enfermedad en ordeñadoras que habían permanecido en contacto con el ganado bovino. Hoy día estos virus están siendo genéticamente manipulados in vitro y utilizados como vectores para la introducción de diversos determinantes antigénicos de manera que su expresión, en las células infectadas con el virus recombinante, conduzca al desarrollo de una respuesta inmune protectora contra el agente infeccioso del cual derivan esos antígenos.
La vacunación para prevenir diversas enfermedades infecciosas ha sido practicada por casi 200 años y el proceso ha sido bastante conservador desde los tiempos de Jenner, manteniendo el objetivo de inducir una respuesta inmune humoral y/o celular que proporcione protección frente a la infección natural con el patógeno. El inmunógeno de elección ha sido siempre el agente infeccioso muerto o atenuado y sólo en los últimos 15 años se han hecho esfuerzos para reemplazar las vacunas que utilizan el patógeno completo por vacunas basadas en subunidades o porciones no viables o no infecciosas que contengan fracciones antigénicas altamente purificadas y todavía capaces de inducir una respuesta inmune protectora. El uso de vacunas de subunidades del agente infeccioso ha resultado atractivo porque evita los problemas asociados a la inactivación o atenuación incompleta del patógeno y la posibilidad de contaminación biológica durante el cultivo del agente infeccioso a gran escala.
Inmunógenos específicos pueden ahora producirse a través de la purificación de proteínas individuales, el uso de anticuerpos anti-idiotípicos que representan imágenes internas de ciertos determinantes antígenos del agente infeccioso o mediante la utilización de la tecnología del DNA recombinante y la síntesis química de péptidos.
Una vez aislado e identificado un agente infeccioso, cualquier intento de generación de una vacuna contra la enfermedad debe considerar una serie de factores que pueden favorecer o complicar el desarrollo de la misma. Estos factores pueden estar relacionados con el agente infeccioso, con la enfermedad y con sus posibilidades de control o erradicación. Además, la inducción de una respuesta inmune protectora humoral y/o celular en los individuos vacunados, dependerá en último término de la naturaleza y forma fisicoquímica de los antígenos utilizados, de su forma de administración, del destino metabólico de los mismos y del repertorio genético del individuo y los diversos mecanismos de regulación de la respuesta inmune. La edad del individuo es también un factor a considerar en la inducción de respuesta inmune a una vacuna, puesto que existen diferencias en la capacidad de respuesta en los primeros meses de vida y durante la senescencia. La presencia de altos niveles de anticuerpos maternos adquiridos en forma pasiva en los primeros meses de vida, dificultan o alteran la respuesta inicial a algunas vacunas. En los ancianos existe una disminución en la capacidad de respuesta a la estimulación antigénica y se requiere, muchas veces, una mayor cantidad de antígeno para lograr la respuesta inmune deseada.
Luego de identificados los inmunógenos que pueden servir de base para la generación de una vacuna contra un agente infeccioso, el desarrollo de la misma debe cumplir 3 rigurosas etapas o fases, que ponen a prueba su eficacia, seguridad y estabilidad, antes de su uso masivo para el control de la enfermedad.
HISTORIA DE LAS VACUNAS
Antes del descubrimiento de las vacunas, las personas morían por enfermedades que ahora pueden ser controladas.
Antes de las vacunas…
En la antigüedad se creía que las enfermedades eran castigos con los que dioses caprichosos castigaba a la humanidad; sin embargo, en el lejano oriente surgió una práctica en la que se ponía en evidencia que algunos conceptos heréticos resultaban bastante saludables, y de hecho revelaban que las soluciones para algunas enfermedades pertenecían a un plano más mundano que divino.
La primera evidencia escrita relacionada con los procesos de vacunación data del siglo XI y se encuentran en la literatura china. A una monja budista se le atribuye un texto llamado “El tratamiento adecuado de la viruela”, otro libro chino “El espejo dorado de la Medicina” describe diferentes formas de inoculación antivariólica en la que se explica como se puede prevenir el contagio de viruela inoculándose con pus proveniente de pacientes que habían contraído la enfermedad. Esta práctica era relativamente común y constituía una práctica surgida de la necesidad de evitar esta enfermedad que causaba terribles epidemias; sin embargo esta medida no estaba exenta de riesgos pues aproximadamente el 3% de las personas inoculadas contraían la enfermedad.
Esta práctica fue conocida en Gran Bretaña hasta 1721 pues Lady Mary Wortley Montagu, esposa de un embajador, la introdujo a este país tras su regreso de Constantinopla. Desde la corte británica, la práctica de la variolización se extendió a todo el país y, a partir del siglo XVIII al resto del continente europeo. Pero a pesar de constituir una práctica sencilla, en aquellos tiempos no se tenían medidas higiénicas como las que tenemos en la actualidad, por lo que las condiciones en las que se comenzó a practicar esta “variolización” tuvo desastrosas consecuencias en algunos lugares pues la incorrecta inoculación ocasionó que algunas personas fueran contagiadas de viruela o bien, al tomar pus de enfermos que también tenían sífilis se dispersó esta otra enfermedad.
Esta “variolización” constituye el primer intento de la humanidad por evitar las enfermedades infecciosas.
LA PRIMERA VACUNA
El médico rural Edward Jenner inventó en Inglaterra la primera vacuna contra la viruela. De hecho la palabra vacuna surge precisamente de sus trabajos.
La palabra “vacuna” proviene del latín vacca que significa vaca, este hecho en todo caso nos indica que las vacas estuvieron involucradas en el proceso de invención de la primera vacuna. La cuestión nos va quedando un poco más clara cuando investigamos el significado de la palabra vacunación que significaba inoculación con fluido de vaca y vacunado que era la persona a quien se le hacía la inoculación de la vacuna. Esto ya comienza a acercarnos al origen de las vacunas.
En las comunidades donde Jenner ejercía su labor como médico existía una enfermedad de las vacas llamada Vaccina o viruela de las vacas, esta enfermedad produce erupción en las ubres de estos animales semejantes a las que produce la viruela humana. Las lecheras de estos lugares raramente enfermaban de viruela pues “cogían la viruela de las vacas” y eso las protegía de la viruela humana. Jenner decidió probar este conocimiento empírico para ver si realmente era cierto.
En 1976 Jenner realizó el siguiente experimento, una lechera se había contagiado con la “viruela buena”, la viruela de las vacas, con pus proveniente de una lesión de esta mujer Jenner inoculó a un niño pequeño sano y estudió como se desarrollaba el niño durante los días siguientes a la inoculación. Tras mostrar leves síntomas de molestias el niño se repuso rápidamente. Posteriormente el médico inglés inoculó al niño con pus de un enfermo de viruela humana, el resultado fue que el niño no enfermó aunque en el lugar de la inoculación si se desarrolló una lesión típica de la viruela.
Las ventajas del método de las ordeñadoras experimentado por Jenner tenía ventajas sobre la variolización como la practicaban los chinos pues esta viruela vacuna no ocasionaba riesgo de muerte ni era foco de contagio a través de las personas vacunadas. Por ello en algunos textos y cartas Jenner recomendaba esta práctica para que los padres inocularan a sus hijos pequeños.
Casi dos siglos después, en 1979 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró erradicada la viruela en todo el mundo.
Los estudios de Jenner además de su importancia, dejaron en claro que la pre-inoculación con un agente potencialmente infeccioso podía prevenir de posteriores infecciones y en el siglo XIX este método era ya comúnmente realizado en Europa y Norte América.
Otro aspecto importante es que a partir de estos descubrimientos surgieron muchas teorías que trataban de explicar lo que estaba sucediendo, esto es muy importante pues debe recordarse que estos conocimientos se desarrollaron antes de saber la existencia de microorganismos o la existencia del sistema inmune y los procesos de infección y contagio.
LA GENERALIZACIÓN DE LA VACUNA CONTRA LA VIRUELA EN EL MUNDO
La invención de Jenner fue bien acogida en el mundo, su introducción en España estuvo a cargo
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