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Teoria Adam Smith & Keynes


Enviado por   •  19 de Abril de 2013  •  2.170 Palabras (9 Páginas)  •  971 Visitas

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La Riqueza De Las Naciones

Una investigación sobre la naturaleza y causas de riqueza de las naciones, o sencillamente La riqueza de las naciones, considerada la obra más célebre de Adam Smith. Publicada en 1776, es considerado el primer libro moderno de economía, y algunos se refieren a este libro como "la Biblia de la Economía". Termino dado si se le juzga por su volumen, por la pluralidad de sus temas y por haber consagrado a la figura de su autor. La riqueza de las naciones una obra de referencia de la disciplina económica y, para Amartya K. Sen, «el libro más grande jamás escrito sobre la vida económica». Se trata del documento fundador de la economía clásica y, sin duda, del liberalismo económico.

Smith expone su análisis sobre el origen de la prosperidad de países como Inglaterra o los Países Bajos. Adam Smith se ocupa de indagar en la historia de Gran Bretaña y de la civilización en general para hallar cuáles son las causas de la prosperidad económica de la que goza el país en la época en que vivió. A partir de esta investigación, elabora una sólida teoría económica que tiene como base una afirmación: la riqueza (económica) de una nación no está sino en “el producto anual del trabajo y la tierra del país”. Si los miembros de la corriente mercantilista decían que era el excedente de la balanza comercial, el motivo de la riqueza de un país y los fisiócratas, con los cuales Smith se relacionó, hallaban esta riqueza en el excedente agrícola, el Adam Smith afirma que es el trabajo la fuente de dicha riqueza. Y ésta aumenta conforme el trabajo se divide. Pero lo que realmente hace crecer exponencialmente la prosperidad de un país es la no injerencia del Estado en las actividades económicas, es decir, el libre mercado. He aquí la tesis fundamental del liberalismo económico.

Desarrolla teorías económicas sobre la división del trabajo, el mercado, la moneda, la naturaleza de la riqueza, el precio de las mercancías en trabajo, los salarios, los beneficios y la acumulación del capital. Su tesis económica es simple y puede resumirse en tres principios: a) Que, como ser económico, el hombre tiene el impulso natural del lucro; b) Que el universo esta ordenado de tal manera que los empeños individuales de los hombres se conjugan para componer el bien social; c) Que, conforme los dos incisos anteriores, el mejor programa consiste en dejar que el proceso económico siga su propio curso (laissez faire). Este «sistema de libertad natural», como lo llama Smith, es el resultado del libre ejercicio del interés individual que beneficia exitosamente —sin proponérselo— al bien común en la solución de problemas y satisfacción de necesidades por medio de la libre empresa, de la libre competencia y del libre comercio.

La riqueza de las naciones está compuesta por cinco libros, cuyos temas son:

1.-Causas que han perfeccionado las facultades productivas del trabajo y del orden, según las cuales los productos se distribuyen naturalmente entre las diferentes clases sociales (sobre la naturaleza humana, el trabajo y «la habilidad, la destreza y la inteligencia que ha aportado»);

2.-De la naturaleza de los fondos o capitales, de su acumulación y su uso (descripción de los negociantes y del capital);

3.-De la diferente marcha y del progreso de la opulencia en diferentes naciones (historia del desarrollo económico y política económica);

4.-Sistemas de economía política (en particular, el sistema del comercio internacional);

5.-De los ingresos del soberano o de la comunidad (ingresos, gastos y objetivos de gobierno).

Smith no hace del trabajo el único factor de producción, pero remarca su importancia desde el inicio de la obra, algo que le distingue de entrada de fisiócratas y mercantilistas. La mejora de la productividad del trabajo depende en gran parte de su división, ilustrada en su célebre ejemplo de la manufactura de alfileres: allá dónde un solo herrero no podría producir más de diez alfileres por día, la fábrica utiliza los obreros en varias tareas diferentes (estirar el alambre, cortarlo, afilarlo, etc.), y llega así a producir cerca de 5 000 alfileres por obrero empleado. Junto a ese gran incremento en las cantidades producidas, se ve una disminución, igualmente extraordinaria, en el precio de los alfileres. (Smith nota que, adicionalmente, los trabajadores ganan más en las fábricas que como trabajadores independientes).

Para Adam Smith, la mejor política económica no precede del Gobierno sino de la acción espontánea de los individuos. El libro III y el IV abren el temario a cuestiones históricas de evolución y comercio, pero, por el recurso constante de ilustrar sus ideas con ejemplos cercanos en el comercio europeo, del propósito central de La riqueza de las naciones resulto también un mosaico de la época. Y es, en última instancia, un manual de lógica que se valió del método deductivo para arribar "mas naturalmente" a las conclusiones que Smith quiso imponer y que son el eje axiomático de este volumen.

En la historia del pensamiento económico, La riqueza de las naciones es una obra revolucionaria, y vale a su autor el título (raramente discutido) de «padre de la economía política». Se encuentran los gérmenes de muchas diversas teorías ulteriores, como la ley de Say, la teoría ricardiana de la renta agrícola, o la ley de la población de Thomas Malthus; los economistas rivales del siglo XIX lo citan para apoyar a sus respectivas posiciones. Más de un siglo después, uno de los grandes de la escuela neoclásica, Alfred Marshall, declara al respecto de su propia obra: «todo está ya en Smith».

Determinadas nociones de Smith como el valor trabajo, desarrollado por la escuela clásica, se mantienen dominantes durante el siglo siguiente, hasta la «revolución marginalista» de los años 1870. La idea de un valor, trabajo objetivo es por otra parte un punto de desacuerdo fundamental entre neoclásicos y marxistas, estos últimos siguiendo a Smith y David Ricardo y negándose a reconocer el valor que puede ser construido en la elección subjetiva individual. Entre los promotores más ardientes de la obra de Smith figuran aquellos hacia los que él mismo tenía una mayor desconfianza: los comerciantes y los capitalistas. Según Thomas Sowell, nadie ha formulado al respecto denuncias más mordaces que Smith, ni el mismo Karl Marx. Smith no favorece a ninguna clase en La riqueza de las naciones, pero muestra una gran simpatía por los pobres y los consumidores.

Para el fundador de la ciencia económica Adam Smith, era evidente que la economía no podía ser analizada

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