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Teorias Sociales


Enviado por   •  16 de Mayo de 2013  •  1.219 Palabras (5 Páginas)  •  272 Visitas

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Lección 5 Teorías sociales

Dos eruditos, Max Weber, sociólogo, y R. H. Tawney, historiador, realizaron

una notable contribución para la compresión del proceso de desarrollo

capitalista. La Tesis Weber-Tawney, como se denomina con frecuencia,

sugiere que la causa real del rápido desarrollo del mundo occidental fue el

cambio de actitud hacia el trabajo y la capacidad empresarial que se

produjeron después de la Reforma, en Europa Occidental.

Weber y Tawney sostienen que fue el sistema social de la época, controlado

en gran parte por la Iglesia Católica, el que impidió el desarrollo de un

sistema comercial dinámico y viable durante la Edad Media. Antes de la

Reforma, la iglesia impidió la recaudación de tasas elevadas de interés y altos

beneficios y fomento el mantenimiento de sueldos y precios "justos¨. La

acumulación de dinero y riquezas, como fin en sí mismo, se consideraba

pecaminoso y sacrílego.

La Reforma y el calvinismo cambiaron ese estado de cosas. Calvino predicó

que las mayores virtudes son el trabajo duro y la frugalidad. El pecado capital

era la ociosidad. Para los calvinistas, los beneficios eran tan sagrados como los

sueldos; pero puesto que se condenaba la vida lujosa y dispendiosa, los

beneficios se utilizaban para la acumulación de capital, base del capitalismo.

En esa forma nació el “espíritu del capitalismo”, llamada a veces ética

protestante.

Las generalizaciones histéricas y las alusiones a causas y efectos, a partir

de ellas, han conducido con frecuencia a conclusiones erróneas. Sin

embargo, parece bastante evidente que la llamada ética protestante y las

actitudes hacia el trabajo y la vida en general que se derivan de ella, explican

en parte por qué los países desarrollados, sobre todo Europa Occidental y

Norteamérica, se encuentran en el estado en que están. Casi todos los países

muy avanzados son protestantes y, en cierto sentido, sociedades muy

seculares, en las que las ganancias pecuniarias y las posesiones materiales

son las principales fuerzas de motivación en las vidas de una parte muy

importante de la población. Por otra parte, los países católicos que, con

ciertas excepciones (sobre todo Francia), tienen bajos ingresos, pueden

caracterizarse también como sociedades más espirituales y menos

materialistas.

5.1 Escuela estructuralista

Un método similar, en algunos aspectos al de la escuela histórica y la

antropología -el de la escuela estructuralista-, representa una tendencia

significativa e importante del pensamiento sobre los problemas de desarrollo,

especialmente con respecto a América Latina. En la elaboración de esta

línea de pensamiento desempeñaron un papel primordial Raúl Prebish y

sus asociados, junto con la Comisión Económica para América Latina y el

Caribe CEPAL- (de las Naciones Unidas), en Santiago de Chile.

En general, esos autores han sostenido que el escaso desarrollo de

América Latina se debe a deficiencias estructurales del sistema económico

capitalista, tanto a nivel global como a nivel de América Latina. Por ejemplo, en

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su opinión, el sector agrícola se caracteriza por sistemas ineficientes de

tenencia de tierras (el minifundio y el latifundio) y la dependencia

excesiva de la economía de ¨monocultivo¨. Asimismo, según los

estructuralistas, las economías latinoamericanas, en general, tienen una

gran rigidez estructural, debida a la concentración de poder económico en

manos de las elites, y la consecuente distribución desigual de los ingresos.

Sostienen que todas esas características son reminiscencias de las estructuras

feudales introducidas después de la conquista. Aseguran que hay problemas

estructurales es incluso en la economía internacional. América Latina, como

productor de materias primas, está a merced de los países industrializados,

que durante los últimos decenios establecen las condiciones de comercio a su

favor. Sin embargo, lo más importante de todo es la critica que hacen a la

teoría económica clásica y a su aplicación en América Latina. Esas críticas

se enmarcan en tres categorías generales:

1. El proceso estático de crecimiento. La teoría del comercio internacional

ortodoxa supone que, por medio de la especialización y el intercambio,

todas las naciones –industrializadas o no- pueden obtener ventajas

comparativas al comerciar entre sí. En esas condiciones, sostiene que

cualquier país que pretenda obstaculizar el libre comercio, solo lograra

perder esas ganancias potenciales. El resultado de la adhesión estrecha

a las consecuencias teóricas de esta línea de pensamiento resulta, según

la mayor parte de los estructuralistas, sobretodo Prebish, una condena a

los países latinoamericanos a permanecer en una posición de semi

servilismo ante los caprichos de los países industrializados, al

proporcionarles materias primas a precios bajos, a cambio de bienes de

capital, aprecios elevados. Para sostener su argumento, Prebish y otros

reúnen una cantidad considerable de datos que demuestran el deterioro

de la situación comercial entre América Latina y Estados Unidos sobre

todo.

2. El mecanismo de mercado. Una característica común de los economistas

más ortodoxos (sobre todo los que proceden de Estados Unidos o los que

se formaron en ese país) en una fe inconmovible en el sistema de

mercados, como mecanismo automático de planeación económica. No

obstante, la mayoría de los estructuralistas sostienen que los patrones de

distribución desigual de los ingresos, la capacidad de mantener la oferta

al mismo ritmo que la demanda, y los patrones irracionales de ésta,

causados por las importaciones excesivas de bienes suntuarios de los

países industrializados, hacen que la dependencia del mecanismo de

libre mercado poco lógica, por no decir otra cosa, para los países en

desarrollo. Aunque hay cierto desacuerdo respecto a la forma en que

debería realizarse, la mayoría de los estructuralistas están de acuerdo en

que un requisito previo y necesario para el desarrollo es algún tipo de

intervención en la economía.

3. El problema de la inflación. Uno de los problemas cruciales que

separaron a los estructuralistas de sus colegas más convencionales en el

pasado –sobre todo los llamados ¨monetaristas¨ fue la inflación. Los

economistas ortodoxos, sobre todo los del Fondo Monetario Internacional

en numerosos estudios para los gobiernos latinoamericanos establecieron

directivas para el control de la inflación que, en muchos aspectos, fueron

similares a las normas anti cíclicas y antiinflacionarios de Estados Unidos

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y otros países industrializados. O sea, que recomendaron aumentos de

las contribuciones, reducción del nivel de gastos del gobierno, contracción

de la oferta de dinero y elevación de las tasas de interés. En todo caso,

en varios países en los que esas recomendaciones se transformaron en

normas económicas, persistieron los altos índices de inflación.

Prebish, Sunkel y otros sostuvieron que el problema no se debió a las normas

de estabilización a corto plazo, como pensaban los economistas ortodoxos,

sino a la rigidez estructural a largo plazo, expresada por la incapacidad de la

economía para ajustarse a la demanda excesiva a largo plazo. El resultado da

la aplicación de normas para corto plazo a problemas de largo plazo, según

sostuvo Sunkel en un estudio clásico de la inflación, fue el de incrementar la

concentración de propiedades e ingresos, aumentar los excedentes de mano

de obra desempleada, disminuir las inversiones de infraestructura y profundizar

las deficiencias de la vivienda, la sanidad y la educación. Además, según él, se

ha hecho muy poco para incrementar la productividad agrícola y efectuar las

reformas necesarias de la estructura fiscal. Estos problemas, según Sunkel y la

mayor parte de los estructuralistas, sólo pueden vencerse mediante cambios

estructurales básicos a largo plazo de la economía, como si se tratara del

motor de un automóvil.

Así pues, en un plano muy general, vemos que en el contexto del pensamiento

capitalista, el paradigma histórico, al antropológico y el estructural nos

proporcionan muy buenas perspectivas para observar la naturaleza del

proceso de desarrollo. Para que un país se industrialice, la “ética

protestante” del trabajo y la capacidad empresarial es un factor muy

importante. Evidentemente, la compresión de la importancia del dinamismo de

la tecnología y las restricciones ceremoniales para su utilización eficiente, es

una parte necesaria de cualquier teoría de desarrollo. No obstante, el

reconocimiento de que las teorías desarrolladas para las economías

industrializadas no son adecuadas para las zonas menos desarrolladas, puede

ser el factor más importante de todos para comprender el problema del

desarrollo. Sin embargo, ninguna de esas teorías explica completamente por

qué algunos países son ricos y otros pobres. Por consiguiente, sigamos

adelante con nuestras investigaciones.

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